39. Sumidero

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Octavia Blake estaba tendida sobre su cama con la mirada puesta en el techo y sin ninguna intención de moverse desde que se había despertado hacía ya un par de horas atrás.

No solo le había costado horrores dormirse si no que la sensación al despertar había sido incluso peor.

Sonya Hassler le había dejado un mensaje en el contestador para preguntarle que tal le había ido ese primer día y para felicitarla por aquellos primeros pasos de su nueva gestión ya que había preguntado en el club y se habían mostrado encantados con ella.

Octavia le había enviado un escueto mensaje tras escuchar eso y tras hacer pis había regresado nuevamente a la cama cabizbajamente.

Toda aquella energía e ilusión que había sentido aquellos días atrás había desaparecido repentinamente no solo con la irrupción de Bellamy, su hermano, en su vida si no con la inesperada presencia de Raven Reyes en el club como un mero recordatorio de lo que más le dolía.

Era una putada.

Una autentica y jodida putada saber que a partir de ahora no solo se tendría que encontrar a menudo con ella si no que ella iba a tener que estar bajo sus ordenes. No le apetecía en nada mantener esa clase de relación con ella o ninguna siquiera de ningún tipo.

La última vez que ella estuvo en su vida aquello casi la lleva a la muerte y no por culpa de ella pero si a consecuencia suya y de su caso. Para Octavia era complicado tener que enfrentarse a aquel recuerdo constantemente, recuerdo que no hacía más que acentuarse cuando Raven estaba cerca pero iba a tener que aprender a controlarlo y a controlarse porque no iba a irse a ninguna parte y no iba a permitir que nadie le arruinase aquello.

Bastante le había estado costando ya levantar cabeza como para tener que abandonar la primera y última oportunidad que había recibido para dejar atrás todo eso y empezar de cero.

Sería injusto para ella y también sería injusto para Sonya, la cual había confiado en ella a pesar de todo.

Se suponía que no debía defraudarla y mucho menos defraudarse a si misma en el proceso como lo que hubiese pasado anoche de no estar Monty allí presente. Había estado tan cerca de volver a joderlo todo por culpa de aquel desagradable encuentro que ella misma se había decepcionado en el proceso.

De nada le servían una nueva casa, un nuevo trabajo y una nueva vida si no la enfrentaba con una nueva actitud y repetía las conductas que la habían llevado al más absoluto autodesprecio.

Octavia necesitaba sanar viejas heridas y no precisamente reabrir nuevas.

Iba a tener que tomar la presencia de Raven en el club como un nuevo tipo de reto o no duraría allí ni un asalto y vería su vida yéndose por el sumidero.

Continuara...

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora