Cuando Octavia Blake despertó lo hizo en la misma posición en la que se había quedado dormida en el sofá junto a un bol de palomitas medio vacío y con Monty completamente dormido en el sillón de enfrente con las piernas colgando y algunos envoltorios de chocolatinas sobre su regazo y en el suelo.
La televisión seguía encendida desde la noche anterior y la película que habían visto parecía haber estado repitiéndose mientras dormían.
La creciente luz del día ya llevaba tiempo colándose a través de las cortinas semiabiertas y Octavia se frotó los ojos aún con sueño. No la había despertado nada especialmente, pero supuso que habían sido tantos años de misma rutina que la inercia se había encargado de despertarla casi por defecto.
Por unos segundos se quedo mirando a Monty que permanecía con la cabeza apoyada sobre el respaldo del sillón y las piernas colgando a través de uno de los brazos. No se había fijado bien hasta ahora pero parecía agotado. Realmente cansado. Y la forma en la que le escuchaba respirar mientras dormía era una buena prueba de ello.
Había estado trabajando muy duro estos últimos meses por lo que sabía y al salir del trabajo tampoco había podido parar demasiado. Su madre no se había estado encontrando demasiado bien últimamente y sabía que él la había estado acompañando a hacerse toda clase de pruebas médicas. Después había estado ayudando a entrenarse a su hermano pequeño y a ella con todo el tema del centro y la mudanza a parte de encontrar tiempo para ocuparse de sacar a pasear a su perro.
No entendía como Monty había sido capaz de aguantar aquel ritmo pero tampoco le sorprendía todo ese cansancio acumulado que él podía tener.
Sabía que su turno no comenzaría hasta por la tarde así que decidió dejarle dormir un par de horas más y no hacer ruido para no despertarle.
Pensó en salir a correr y en comprar algo de desayuno para cuando Monty despertase pero estaba tan emocionada ante la idea de comenzar aquel nuevo proyecto que tan solo cogió su móvil y se puso a releer en silencio los mensajes que ella y Sonya Hassler, la madre de Dakiva una de sus compañeras del centro y su nueva jefa habían intercambiado.
Esa noche sería sin duda la gran noche.
Y se sentía feliz y contenta de poder comenzar a trabajar como la nueva jefa de seguridad del Nightbloods.
Que Sonya le hubiese brindado aquella oportunidad aún conociendo su más reciente pasado no solo venía a decir de ella que se encontraba mucho mejor si no que estaba lista para seguir afrontando nuevos retos.
Sonya le había enseñado el club hacía dos noches y le pareció fantástico, inmenso y verdaderamente diferente a lo que esperaba que fuese. Le había presentado también a mucho del personal y se habían mostrado realmente simpáticos y acogedores con ella, cosa por lo que hasta ahora no tenía queja alguna. Sonya le había dicho que estuviese tranquila que ya conocería al resto y le había confiado las llaves del enorme lugar.
El aceptar una oferta así a Octavia le había supuesto al principio un dilema. No sabía si iba a poder afrontar el reto que supondría para ella el estar tan cerca de un ambiente como ese, especialmente ahora que se estaba desintoxicando de todo pero en algún momento iba a tener que hacerlo porque su trabajo anterior y cualquier otro nuevo podía conllevar ese mismo riesgo. Ni las drogas, ni el alcohol, ni el sexo iban a desaparecer del resto del mundo porque ella se esforzase en rechazarles así que la mejor forma en la que Second Dawn había planteado ese problema era no resistiéndose a ello.
Si, si en un primer momento a Octavia le había parecido una locura el que no se lo prohibiesen del todo pero los terapeutas del centro la habían hecho entender que se trataba solamente de una elección suya y solo suya y de los progresos que ella quisiese obtener con aquel tratamiento.
Tenía medianamente sentido.
Cuando algo era prohibido resultaba doblemente tentador y mucho más atrayente para cualquiera. Si eras tú quien decidía que ya era suficiente, que no querías seguir por ese camino, el reto se hacía mucho más fácil con el tiempo y Octavia había decidido al ponerse en manos de aquellos profesionales que ya había tenido suficiente.
Suficiente dolor, suficiente de todo, suficiente sufrimiento.
Quería comenzar una nueva vida y quería hacerlo lo más limpiamente posible. No había bebido ni consumido nada durante todo aquel tiempo salvo aquella primera noche fuera en la que se había reunido con Monty para una cena de celebración. En ese entonces, ella había tomado una copa de vino con la comida y le había sorprendido bastante descubrir lo fácil que le había resultado no pedir otra después de aquello.
A Monty le había preocupado un poco al principio pero había descubierto los métodos que habían empleado con ella en el centro por boca de Octavia, y de alguna extraña forma había entendido aquello como un nuevo progreso.
Después de aquello, no la había visto tomar una sola gota de alcohol frente a él y estaba soberanamente seguro de que su vida seguía libre de drogas. Por tomar, no la había visto tomar ni una aspirina salvo aquellas medicinas que le habían recetado junto a la terapia en el centro. Estaba orgulloso de ella y convencido de que dejar todo eso atrás le vendría de perlas a su nuevo comienzo.
Confiaba en que poco a poco, Octavia mejorase y regresase al trabajo en comisaría de nuevo porque la echaba mucho de menos allí, y muchos de sus compañeros que ignoraban el porque había renunciado a su puesto también extrañaban su presencia.
Niylah que se había convertido en su nueva compañera, le estaba volviendo loco y Octavia sabía el porque. Niylah era de esas personas sin dobleces, de las que se mostraban tal y como eran sin medias tintas pero de esas legales con las que podía contar por completo. Aunque debía reconocer que su boca la perdía algunas veces y que su impulsividad la hacía pecar de imprudente.
Monty era la calma total y Niylah una tempestad constante, Kane quizás habría pensado que ambos se complementarían bien y por eso les había asignado juntos pero a decir verdad lo había hecho porque andaba corto de personal y no podía seguir permitiéndose errores.
Pike y Kyle habían muertos, Clarke y Octavia ya no seguían en sus puestos y algunos de sus superiores también habían sido revocados de sus cargos tras descubrirse implicados en la corrupción de Pike así que había mucho trabajo pendiente por hacer y mucho del que iban a tener que comenzar a ocuparse de nuevo.
Kane le había prometido a Octavia que conservaría su puesto en el momento en que ella quisiese regresar pero ella se había rehusado a contarle donde había estado recluida ni tampoco que se había sometido a aquel intenso tratamiento. No era asunto suyo, ni de sus superiores, ni de nadie que no fuese ella. Aquella había sido su decisión, su vida y ella decidía a quien le confiaba sus asuntos más privados y por mucho que en algún momento hubiese admirado al teniente Kane, Monty era el único en el que había confiado y por las circunstancias que les habían envuelto.
Octavia era realmente introvertida cuando se trataba de hablar de sus cosas. No permitía que nadie irrumpiese en su vida de una forma excesivamente privada porque tampoco confiaba en nadie como para hacerlo. Monty había sido la excepción a la regla porque confiaba en él y porque había estado junto a ella en el momento de su caída y la había ayudado a levantarse, nada más que por eso. Pero se había vuelto mucho más precavida a la hora de compartir ciertas cosas, como si temiese ser del todo traicionada de alguna otra manera.
Había aprendido de la peor forma a no confiar en los demás y mucho menos en si misma a la hora de enfrentar sus emociones y ahora que estaba en progreso de curación necesitaba ser cuidadosa y selectiva a la hora de permitir adentrarse a nadie en su vida.
Sin embargo prefería no detenerse a pensar en nada de eso, no en aquellos momentos. No cuando se sentía tan ilusionada con ese nuevo comienzo.
Quizás debería irse de compras y escoger alguna cosa nueva que ponerse. La mayoría de su ropa aún seguía en cajas pero ese sería un gran comienzo. Si, puede que lo hiciese después de salir a correr y desayunar junto a Monty. Tal vez cuando él se marchase a comisaría fuese en busca de algo totalmente nuevo para estrenar esa noche.
Esa tonta emoción en ella que hacía revolotear mariposas en su estomago despertando toda clase de sensaciones en ella, tan solo la hizo sonreír contemplando aquel último mensaje de Sonya en la pantalla.
"Bienvenida a tu nueva vida".
Continuara...
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La Fugitiva. Nuevos Comienzos.
FanfictionII Parte de La Fugitiva. Cuando la vida te golpea tanto y tan fuerte ya solo queda una cosa por hacer, una única cosa. Levantarse. Y a veces por muy difícil que te parezca no te queda otra que poder. Sufrimos, reímos, lloramos y sentimos con ellos...