Los fugaces láseres de color fucsia, purpura y azul destelleaban por toda la quinta planta del Nightbloods haciendo que la multitud de cuerpos que se restregaban y contoneaban en la pista de baile se desdibujasen en el intimo y sofocante ambiente que se respiraba allí.
Un viciado olor a perfume, sudor y alteradas feromonas se esparcía por cada rincón del lugar desde un extremo a otro de la planta. La parte de la barra se encontraba algo llena, los reservados casi todos ocupados, las mesas e incluso algunas de las pequeñas salas privadas estaban aquella noche atestadas de gente haciendo que el calor allí fuese casi insoportable. Tanto que Octavia tuvo que comprobar con alguien más del personal que el termostato estuviese funcionando y que el aire acondicionado no se hubiese estropeado en el momento.
La vibrante música tecno golpeaba las aterciopeladas y oscuras paredes haciéndolas vibrar bajo la tupida tela y resonaba alta por todo el local.
A estas alturas de la película Octavia ya conocía a casi toda la clientela habitual y también cada centímetro de cada una de las plantas del club por lo que nada de lo que allí ocurriese le pasaba desapercibido.
Cada una de las seis plantas tenía su ambiente particular, y sus propias peculiaridades que la hacían especial, y a medida que las plantas ascendían el club iba volviéndose más y más sórdido al igual que la gente que lo ocupaba.
Había algunos cuerpos contra las paredes besándose en la oscuridad, retorciéndose, tocándose. Cuerpos en la pista de baile tragando agua sin parar, sudando y danzando sin control, lamiendo piruletas, refregándose aquí y allá con las manos arriba mientras la música se elevaba y cambiaba en un remix insalvable de sugestiva perdición.
Octavia que se paseaba por fuera del cordón que separaba la zona VIP de las tarimas deslizó la mano por su oscura melena negra apartándosela del cuello antes de deslizar la mano por su piel sintiendo toda aquella sensación de calor pegajoso afectándola irremediablemente.
Al ver que todo se encontraba relativamente tranquilo por allí, Octavia se dirigió a la zona VIP donde las espaciadas mesas altas con taburetes se encontraban, y donde los sofás de cuero blancos y negros se mantenían tan solo iluminados por algunas hileras azules que colmaban algunos cuadrados en el techo.
Las cosas allí estaban mucho más candentes pero relativamente apacibles.
Algunas de las chicas que atendían las mesas embutidas en vestidos ridículamente minúsculos se reían escandalosamente coqueteando con descaro con algunos clientes, un par de chicos sin más vestimenta que unos pantalones rasgados y cortos y un par de tirantes de cueros sobre sus músculos bailaban en lo alto de las tarimas al son de la música mientras a lo lejos dos chicas más hacían lo mismo no muy lejos de la barra principal donde el consumo de bebidas y de otra clase de cosas era cada vez mas evidente.
Lo cual era uno de los grandes motivos por el que era tan esencial que ella se encontrase allí.
Como jefa de seguridad del club tenía la enorme responsabilidad de ocuparse de garantizar que todo fuese sobre ruedas y de organizar al personal para que nada fuera de lo habitual pudiese pasar.
A decir verdad eso no era lo más difícil, en su anterior trabajo había podido desarrollar grandes dotes de liderazgo, aprendido a delegar y a mediar entre según que clase de personas por lo que aquel trabajo era pan comido para ella. Lo difícil era gestionar su estado de animo o lo que pudiese ocurrirle entre medias.
Hasta ahora había sobrellevado bien el estrés que le suponía mentalmente el trabajar en un lugar así y aunque más de una vez se había planteado el dejarlo, y quizás el volver al cuerpo de policía tampoco tenía claro que fuese capaz del todo.
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La Fugitiva. Nuevos Comienzos.
FanfictionII Parte de La Fugitiva. Cuando la vida te golpea tanto y tan fuerte ya solo queda una cosa por hacer, una única cosa. Levantarse. Y a veces por muy difícil que te parezca no te queda otra que poder. Sufrimos, reímos, lloramos y sentimos con ellos...