Clarke Griffin despertó terriblemente febril en la enfermería de Bradford Creek conectada a varios monitores y con algunas vías puestas. Tiritaba y temblaba queriendo cubrirse con la sabana verde que la cubría por debajo del pecho pero con un dolor y un escalofrío tal que fue incapaz de cubrirse con ella.
Se encontraba verdaderamente fatal.
Veía al doctor Stevens de pie charlando con el director de la prisión y dos de los guardias a lo lejos mientras gesticulaba y le mostraba algunos gráficos, señalándola a ella y después señalando algunos otros papeles.
El director tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre el pecho con una de sus manos apoyada bajo su barbilla mientras miraba de tanto en tanto el lugar donde se encontraba ella.
Finn Collins, uno de los guardias más jovenes encargados del modulo donde Clarke estaba internada, estaba sentado junto a ella en una silla observándoles también a lo lejos.
—¿Qué... qué ha pasado? —quiso saber Clarke en cuanto pudo volver la cabeza a mirarle confusa.
Finn que volvió la cabeza hacia ella al oírla, se dio cuenta de que estaba despierta y tan solo le hizo un gesto con la mano.
—Te has desmayado, y has tenido varias convulsiones después debido a la fiebre. El doctor Stevens y el director Reinols están esperando que den el visto bueno desde Instituciones Penitenciarias para tu traslado al hospital —le explicó él en voz baja para no llamar la atención de los otros a lo lejos—. Es posible que debas quedarte allí durante un tiempo. Las cosas se han complicado más de lo esperado.
Clarke que trató de volver la cabeza hacia donde se encontraban, sintió como esta se le iba y toda la habitación le daba vueltas verdaderamente mal.
—¿Por qué?
Finn que sabía que no le correspondía precisamente a él decírselo miro a Stevens, al director y a los otros guardias a lo lejos y tan solo alargó la mano haciéndole un gesto tranquilizador.
—Tranquila, seguro que no es tan grave como parece. Las condiciones higiénicas aquí han hecho que la infección se extienda mucho más rápido de lo que debería y tu hígado ha comenzado a fallar es por eso que quieren trasladarte al hospital —quiso explicarle él con un quedo gesto—. El doctor Stevens ha dicho que si no detienen toda esta infección a tiempo es posible que pierda sus funciones y entonces tengan que recurrir a un trasplante.
Clarke que intentaba mantener los ojos abiertos escuchó aquello y se estremeció aunque no por los profundos escalofríos que sentía por la fiebre. No podía creer que por algo tan insignificante como podía ser una pelea, una riña se encontrase así, al borde de perder un órgano vital.
—Quiero... ne... necestito... mi... mi madre...
—Tranquila, no te esfuerces seguro que llaman pronto —intentó consolarla él para que siguiese durmiendo mientras volvía a mirar impacientemente a lo lejos al director y al médico que se mantenían a la espera con preocupación. Si recibían la aprobación, aquellos serían los guardias que la trasladarían al hospital y custodiarían su ingreso.
Solo era cuestión de esperar.
Continuara...
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La Fugitiva. Nuevos Comienzos.
FanfictionII Parte de La Fugitiva. Cuando la vida te golpea tanto y tan fuerte ya solo queda una cosa por hacer, una única cosa. Levantarse. Y a veces por muy difícil que te parezca no te queda otra que poder. Sufrimos, reímos, lloramos y sentimos con ellos...