Dos días después, mi desazón sigue igual. No estoy de muy buen humor. En estos dos días, he indagado con otras personas sobre Freen sin revelar lo que sé. Todas hablan maravillas de ella. Que si es tan agradable, tan educada. La gran mayoría muere por ella, pero ninguna ha conseguido nada.
Esa tarde estoy en la cocina contandole mis lamentos a Nam. Cuando de pronto, con el rabillo del ojo, veo a la culpable de mi ansiedad entrar en la cocina con una caja de vinos y unos auriculares puestos. ¿Qué música escuchará? Rápidamente, me aparto la manga pastelera de la boca, pero cae sobre mi cara y mi uniforme.
—Pero ¿qué haces? ríe Nam al verme. Horrorizada.Veo a Freen de reojo para ver si me ha visto y su sonrisita me confirma que sí. ¡Mierda! Intento disimular. me sigue poniendo una barbaridad. Mientra me limpio la cara. Tengo crema hasta en las cejas y Freen se acerca a nosotras. Por Dios, ¡qué humillación! Se me pegan las pestañas y maldigo al notar que la crema me entro en un ojo. Al llegar casi a nuestra altura, sin saludarnos, abre una de las cámaras y se mete dentro.
— Cómo me ha puesto. Digo mientras la crema se me pega al pelo.
Parpadeo y parpadeo, pero la crema me ha ensuciado y me nubla la vista. Nam, divertida, murmura al ver mi apuro:
—Yo que tú, aun sin ver, me metería en la cámara y probaría la mercancía. Seguro que a ella también le gusta la crema, por probar no se pierde nada. Me río, mientras la crema me molesta en el ojo.
—Dios, la verdad es que tiene los labios más sensuales que he visto en mi vida. Tú me conoces y sabes que es la clase de mujer que me provoca y me revoluciona la sangre de lo sexy que es y porque lo intuyo... posesiva. Fuerte. Sí. Exacto. ¡Fuerte! Presiento que tiene que ser una bomba en la cama y es verla y querer besarla, arrancarle la ropa…
— Becca... susurra mi amiga.
— Es verla y toda yo me caliento a unos niveles que te juro que no lo entiendo. Me calienta… me hace sentir tonta y ridícula si me pilla mirándola y…
- ¡REBECCA!…— Mira lo que te digo, asumo que soy invisible para ella, asumo que no soy su tipo, pero por el amor de Dios… ¡si hasta su nombre me excita! ¡Freen! ¡Freen! Oh, Señor, ¡qué pedazo de nombre más morboso! Pero vale. Lo asumo. No soy su tipo y nunca lo seré. Cierro los ojos mientras me noto las manos pegajosas de crema y continuo...
- te juro que me pone, me pone mucho y creo que me voy a volver loca si no me dice algo y…—¿Estás mejor?. pregunta una voz justo detrás de mí.
Nam sonríe y entiendo su sonrisa. ¡Creo que el objeto de mi deseo me acaba de decir algo!
Me doy vuelta.... Ambas nos quedamos calladas. Creo que me entiende. Acabo de hacer el mayor ridículo del mundo y lo respeta en silencio. Pero al estar ante mí con la camisa abierta, me vuelvo a fijo en sus pechos. ¡Son increíbles!
—Deberías lavarte las manos antes de tocarte el ojo. Las tienes llenas de bacterias y de suciedad.
No la miro. No le contesto. Sé que tiene razón en cuanto a que debería lavarme las manos, pero no me da la gana de dársela.
—Aclaremos una cosa. No sólo has oído lo que he dicho sobre ti, sino que también me has visto manchada de crema y…
—¿Esa de quien hablabas era yo?
¡Mierda! Yo sola acabo de descubrirme de nuevo. No asiento. No confirmo y no me muevo. Me vuelvo a quedar sin respiración cuando me posa el pulgar justo por debajo de los labios durante unos instantes. Al retirarlo, veo crema en su dedo. Se lo chupa y con voz ronca murmura:
—Deliciosa. Y dando un paso atrás, me guiña un ojo y, sin decir nada más, se marcha por donde ha venido.
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JUEGOS DE SEDUCCION
RomanceRebecca trabaja de cantante en los hoteles de inglaterra. Está soltera y vive rodeada de su familia. Su vida es plácida y, en cierto modo, acomodada. Pero a Rebecca le gusta experimentar cosas nuevas, y decide adentrarse en el mundo de los intercamb...