Al día siguiente, estoy colocando las servilletas para la comida, cuando veo que Lisa entra en el comedor, seguida por otra chica. Sin demora, ambas hablan con Saint. Éste pone mala cara y, tras mirarme, asiente. Lisa se dirige a mí.—¿Qué ocurre? Pregunto, al ver su gesto.
—Te necesitamos en la orquesta. El corazón me da un vuelco y ella prosigue:
— Una de las cantantes, ha recibido una llamada de su familia y ha tenido que abandonar el barco.—Pobecilla
—No hay tiempo que perder. Les he hablado de ti a los de la orquesta y los he convencido de que eres lo que necesitamos. Vamos, quieren escucharte y, si les gustas, ¡te quedas con nosotros!Me quedo bloqueada y, finalmente, al ver la expresión de Lisa, sólo puedo murmurar:
—Vale.
—Vamos, Becca. Quieren escucharte. Ya Rosé está hablando con Saint. Si superas la prueba, formarás parte de la orquesta.
Mi felicidad es extrema y estoy a punto de saltar y gritar. Entro en la cocina para comentárselo rápidamente a Nam, que aplaude y me felicita. Luego regreso junto a Lisa y Rosé. Voy a demostrarles de lo que soy capaz. Cuando llego, los de la orquesta me reciben todos encantados. Me esperan, me hacen cantar un par de canciones de su repertorio para ver mi tono de voz. Les gusta. Lo veo en sus sonrisas. Eso hace aumentar mi seguridad y mas evidente cuando me aceptan.—Bienvenida, Rebecca. Tienes una gran voz!. Al volverme, veo que es Jennie, la otra cantante y novia de Lisa.
—Vaya voz, me dice Rosé. Encantada por sus palabras, sonrío y contesto:—Gracias a las dos y espero que todo salga bien.
Con un gesto de complicidad que me encanta, Jennie me guiña un ojo y apunta:
—Saldrá más que bien.
Instantes después, me dicen las canciones que cantaremos juntos, en las que yo haré coros, y me quedo sin habla cuando me piden que elija otras dos canciones del repertorio para cantar yo sola.
A las ocho y media, ya más segura, abro la puerta de mi recámara y me sorprendo al ver a Freen apoyada en la pared. Como siempre, su presencia me pone nerviosa. Ella, al verme, se aparta de la pared y yo le pregunto:
—¿Qué haces aquí?
Me mira sin ningún tipo de vacilación. Recorre mi cuerpo con la mirada, la pasea por el tajo del vestido y finalmente contesta:
—Esperándote.
Su respuesta, me sorprende, y más cuando dice, mientras alarga una mano y me la pasa por el pelo:
—Tienes un pelo precioso.
Tras un silencio en el que no sé qué decir, Freen, explica:
—Al no verte en todo el día por la cocina ni en el comedor, he preguntado por ti y me he enterado de que ahora formas parte de la orquesta. Quería felicitarte.
Su mirada recorre de nuevo mi cuerpo. Y Dios mio, cómo se me acelera el corazón.
Estoy nerviosa... Ella me pone nerviosa, pero dispuesta a que el momento sea más a meno, giro sobre mí misma con coquetería para lucir mi vestimenta y digo:—A partir de hoy, por fin voy a hacer lo que me gusta, cantar.
—Mantén los pies en el suelo. Su comentario me hace dejar de sonreír y pregunto:—¿A qué viene eso? Freen se calla y luego dice:
—Sólo te aconsejo que, aunque hagas lo que te gusta, sigas siendo tú, y tomes tus propias decisiones.La miro a la espera de algo más, pero no dice nada. Sólo me mira y, cuando no puedo más, pregunto:
—¿Algo más?
Sus ojos me miran. Su actitud me confunde. Tan pronto siento que me mira fijamente, como si quisiera algo más de mí, desvía la vista con indiferencia.
Sonrío. ¡Soy feliz! Disfruto de lo que hago e intento transmitir todo lo que siento con esta canción. Los pasajeros bailan abrazados y me encanta ver que algunos se besan mientras yo canto. Agarro el micrófono sacándolo del pie y comienzo a moverme por el escenario, mientras me entrego al placer de la música. Disfruto canción tras canción y cuando toca Vivir mi vida bailo salsa en el escenario mientras canto. En uno de los movimientos y tras un fogonazo de luz, veo a Freen en un lateral de la sala, apoyada en una puerta mientras me escucha. Es un segundo. Un instante. Pero la he visto.
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JUEGOS DE SEDUCCION
RomanceRebecca trabaja de cantante en los hoteles de inglaterra. Está soltera y vive rodeada de su familia. Su vida es plácida y, en cierto modo, acomodada. Pero a Rebecca le gusta experimentar cosas nuevas, y decide adentrarse en el mundo de los intercamb...