Al día siguiente, tras una fatigosa jornada en la tienda de mis padres, regreso a casa y me ducho. Estoy cansada. Sobre las seis, tras comer algo, me pongo un vestido oscuro, zapatos de tacón y me marcho a trabajar al hotel. Hoy el repertorio cambia un poco. Cuando terminamos, el director de la banda me hace llamar y, tras decirme que le gusta mi voz y mi buena disposición, me propone trabajar todos los fines de semana. Acepto encantada. Mientras me dirijo hacia mi coche, me siento una triunfadora. He conseguido que una banda quiera que cante con ellos, aunque sea en el coro. ¡Bien! Contenta, conduzco mi coche mientras tarareo la música que suena en la radio. Cuando estoy a punto de salir del centro de la ciudad, reduzco la velocidad y, sin dudarlo una sola vez, giro a la derecha, decidida a visitar uno de esos bares de intercambio. Cuando aparco son las once y media de la noche. Miro la puerta del local, que se llama Sectret. Ya sólo el nombre me motiva. Una parte de mí quiere entrar, pero otra parte me grita que no lo haga.
Finalmente, arranco el coche y me voy. ¿Qué hago yo ahí?Noche sí y noche también, cada vez que salgo de trabajar regreso al mismo sitio y observo el local pensando qué hacer. Miro con curiosidad a la gente que entra y veo que son gente tan normal como yo. Eso me motiva y finalmente me atrevo a salir del coche. Aunque una cosa es salir del coche y otra meterme en el local. Pero tras pensarlo un buen rato, la curiosidad que siento por ver ese sitio con mis propios ojos me hace encaminarme hacia allí con mis pies martirizados por los zapatos de tacón, mientras me digo en voz baja:
—Vamos, Rebecca, tú puedes.
Cuando llego a la barra y pido un vodka con Coca-Cola, una mujer se me acerca y me saluda.
- Hola, ¿cómo te llamas?.
- Rebecca. le digo.
- Hola, Rebecca, yo me llamo Charlotte y soy la encargada de Secret. Es la primera vez que vienes aquí, ¿verdad?
- Sí.
- ¿Esperas a alguien?
- No. Veo que mi respuesta la deja un poco descolocada y añado:
- Pasaba por aquí y he decidido parar a tomar algo.Ella asiente, se toca su cabello y, acercándose un poco a mí, dice:
- Rebecca, no sé si lo sabes, pero este local es…
—De intercambio de parejas. termino yo la frase.
Estoy nerviosa. Muy nerviosa. Pero si algo tengo bueno es que los nervios los llevo por dentro y la gente sólo ve en mí tranquilidad y seguridad. Sonriendo, añado:
—Tranquila, Charlotte. Sé dónde estoy. Ella vuelve a sonreír y pregunta algo extrañada:
—¿Eres de aqui? Asiento.
Es una pregunta que oigo varias veces al día y le explico:—Sí. Mi padre es ingles y mi madre Tailandesa. Y sí, soy muy rubia, y se que no parezco de aquí, pero lo soy.
—Yo soy tailandesa, pero por amor me quedé a vivir en este precioso lugar.
Ambas sonreímos y ella agrega:- Una vez roto el hielo, te diré que siempre que viene alguien nuevo me encargo de enseñarle el local y explicarle por encima las normas.
—Genial.
- ¿Me permites que te informe un poco de cuál es la finalidad de Secret?
—Por supuesto. Charlotte sonríe y dice:- La filosofía de este tipo de locales es disfrutar de nuevas experiencias, siempre de común acuerdo. Aquí nadie debe verse forzado a hacer nada que no quiera y nuestro lema es « Disfruta del sexo, pero sin molestar o incomodar a otros, y acepta que te digan que no».
Le digo que sí con la cabeza. Me he quedado sin palabras. Si me pinchan, no me sacan sangre del susto que tengo. Pero ¿qué hago yo aquí? ¿Dónde me he metido? Con la boca seca, me dirijo hacia la barra y cuando el camarero me mira, digo:
- Una agua sin gas. Él me la sirve y yo me la bebo casi de golpe. Estoy sedienta. De pronto, un hombre se sienta a mi lado y, mirándome, dice:—Ciao, bella. Mi nombre es Heng.
Pego un salto en la silla que creo que me he dado con la cabeza en el techo. Con los ojos como platos, miro al hombre que tengo delante y murmuro:
—Tengo que irme. Adiós.
El italiano no se mueve. No me toca. No me detiene. Salgo del local, me subo al coche y, con taquicardias por todo lo que he visto, conduzco hasta mi casa.
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JUEGOS DE SEDUCCION
RomantizmRebecca trabaja de cantante en los hoteles de inglaterra. Está soltera y vive rodeada de su familia. Su vida es plácida y, en cierto modo, acomodada. Pero a Rebecca le gusta experimentar cosas nuevas, y decide adentrarse en el mundo de los intercamb...