Capitulo 98

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Al llegar allí, nos encontramos con Song, Faye y Lingling y, cuando nos ven aparecer, Freen, que no puede más, las mira a punto de estallar de felicidad y dice:

—¡Vamos a tener un bebé! La cara de los tres es un poema, hasta que Song sonríe y corre hacia su nieta. La abraza y después me abraza a mí. Faye hace lo mismo y nos felicita, pero Lingling, sin moverse del sitio, pregunta:

—Estas bromeando, ¿no?

Y cuando ve que la miramos desconcertadas, dice:

—Este no es momento para embarazarse ni para bebés. Rebecca no puedes estar embarazada. Estamos en plena promoción del disco y…

—¡Lingling! Grita Freen, haciéndola callar.
—Como no cierres la boca, te juro que lo vas a lamentar. Estás hablando de mi mujer y mi hijo. Me importa una mierda si a ti o a la discográfica les parece bien o mal. No tenemos que pedirles permiso para ser madres cuando nos dé la gana.

La tensión se palpa en el ambiente. Está claro que todas nos alegramos excepto Lingling y, aunque me molesta, la entiendo e intento ponerme en su lugar.

En ese instante, el telefono me vibra en el bolsillo del pantalón. Al ver que se trata de mi cuñada, lo contesto.
—Dime, Orm.
—¡Rebecca! Grita alterada P'susie.
—Estoy llamando a Lingling y a Song, pero no me contestan. Intento calmarla y respondo:

—Tranquila, estoy con ellas. ¿Qué ocu…?
—Estamos en el hospital. Tienen que venir enseguida. Miro a las mujeres, que siguen discutiendo, y pregunto alterada:
—¿Qué ocurre? ¿Qué ha pasado? Con voz angustiada y a punto del llorar, P'susie contesta:
—Es Orm. Ella no está bien. Por favor, vengan cuanto antes al Grey's Sloan, ¿de acuerdo?

Cuando cuelgo el teléfono, Freen, acercándose a mí, pregunta:
—¿Qué ocurre?
—Era P'Susie. Orm no se encuentra bien y están en el hospital.

Al oírme, todas las Chankimha se callan y Song pregunta:

—¿Qué ha ocurrido?
—No lo sé. Las ha llamado a ti y a Lingling. Pero no le haz contestado. Vamos, tenemos que ir al hospital.

Cuando llegamos al hospital donde trabaja Freen, dejamos el coche en su plaza de parking y subimos con el ascensor interior. Al llegar, vemos a P'Susie que, angustiada, viene hacia nosotros diciendo:

—Ay, bendito, qué susto. ¡Qué susto me he  dado!
—¿Qué ha ocurrido? Pregunta Lingling nerviosa.
—Orm tenía mucha fiebre y se  ha desmayado. Explica.

—Freen, ve a donde tienen a Orm y que te explique el médico lo que pasa. P'Susie y yo estamos tan nerviosas que somos incapaces de entender nada. Mi chica cruza una tranquilizadora mirada y se encamina hacia la puerta del fondo.

—¿Dónde está Orm? Pregunta Lingling.
—Con el medico, cielo mío. Responde.
—Por cierto, tu secretaria ha llamado para decir que ya venían.  ¿La secretaria ha llamado a Orm? Sin duda se va a armar. Miro a mi cuñada, que, con mala cara, me dice:

—Volviendo a lo de su bebé, no es momento. Te vas a cagar tu carrera. ¿No ves que va a ser un estorbo para todo? Hemos invertido mucho dinero para que tú ahora…
—¡Omar, cállate!... Da gracias de que sea yo y no Freen quien te ha oído decir eso, porque si es ella te arranca la cabeza. Dice Faye.
—Vete a la mierda, Lingling. Digo yo, furiosa.

En ese instante, la puerta del fondo se abre y aparece Freen. P'Susie y yo vamos hacia ella cogidas de la mano y cuando llegamos a su altura, pregunto:

—¿Qué le ocurre a Orm? Todas se acercan para escuchar las noticias y Freen contesta:

—De momento se va a quedar internada. Pero pueden pasar a verla.

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