Capitulo 61

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Mi sonrisa se va. Giro mi cabeza y la reconozco en décimas de segundo. Es Nita, su ex. La pediatra.

—Pero, bueno, ¡qué casualidad!

Exclama ella. Sin duda alguna, pienso yo, mientras maldigo por haber brindado con agua. Con la cantidad de sitios que debe de haber  y nos la hemos tenido que encontrar justo la primera noche.
Freen, al verla, se quita la servilleta que tiene sobre las piernas, se levanta y la abraza encantada. El abrazo dura algo más de lo normal e intento entenderlo. Fue su novia y compartieron muchas cosas.

Lingling la saluda también y después Orm. Cuando ha saludado a los de la mesa, Nita me mira y Freen, cogiéndome de la mano, nos presenta:
—Nita, ella es Rebecca, mi prometida.

Sin perder su sonrisa, la mujer me mira. Me escanea con el mismo descaro con que la escaneo yo y, cuando se da por satisfecha, se acerca a mí, me da dos besos y dice:
—Encantada de conocerte.
—Lo mismo digo. Respondo con amabilidad.

Una vez acaban los saludos, Freen la invita a que se siente con nosotras. Nita acepta. Orm me mira. Sin duda piensa lo mismo que yo, pero ambas callamos. Debo ser cortés. Pero cuando volvamos a casa, le voy a decir cuatro cositas sobre este acto reflejo a mi Chankimha.

Una cosa es conocer a su ex, la famosa Nita, saludarla o sonreírle y otra tener que cenar con ella.

Cuando terminamos de cenar, decidimos ir a tomar algo. Nita propone ir a un lugar.

Cada pareja se dirige al local en su coche. Freen está tan contenta que no digo nada. Ya hablaré en otro momento con ella sobre este asunto.
Al fin y al cabo, Nita me ha demostrado ser una chica encantadora y civilizada. Cuando llegamos, mi chica se encuentra con algunos colegas del hospital. Varios médicos nos saludan y se alegran al saber que Freen volverá a ejercer en breve y que pronto se va a casar. Todos brindan con nosotras

Lo pasamos muy bien y me siento totalmente integrada hablando con sus amigos y con su ex. Son encantadores. En un momento dado, las mujeres vamos al servicio y, mientras nos damos brillo de labios ante el espejo, Nita dice, mirándome en tono bajo, para que sólo yo la oiga:
—Si algo me ha gustado siempre de ella es lo apasionada que es para todo. Romántica, caballerosa y ardiente. Esa es mi Freen.

El comentario me molesta y la miro. ¿Qué es eso de su Freen? Mi gesto molesto y desafiante debe de ser muy elocuente, porque añade con una sonrisita que no me gusta nada:

—Por supuesto mujer, ahora tuya.

De repente, Nita se da la vuelta y sale del servicio. Yo respiro y me tranquilizo, mientras por mi cabeza pasan las palabras mas grotescas que se puedan decir.
Ya sé que entre ellas hubo algo, pero no me parece de buen gusto su comentario. Con una fría y enfadada sonrisa asiento a solas ante el espejo. Guardo mi brillo de labios en el bolso y decido no decir nada o, como abra la boca y salga todo lo que tengo dentro, la cago.

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