Capitulo 101

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Al día siguiente por la mañana, cuando Freen se va al hospital, llamo a Irin y a Nam. Ambas acuden a mi casa y, aunque se alegran mucho al enterarse de la noticia de mi embarazo, y me juran por lo que más quieren que no hablarán de ello con nadie, les dejo claro que ahora lo importante es Orm.
Disfrazada con mi peluca, y tras enseñarle al vigilante de seguridad el pase especial que Freen me ha conseguido, aparco en el hospital sin levantar sospechas. Me quito la peluca, la guardo y nos metemos en el ascensor. Cuando llegamos a la habitación, todas nos miran, Freen me abraza encantada. Orm está dormida y P'Susie y Faye tras besarme, preguntan como estoy.
Lingling no dice nada al verme. Ninguna de las dos se acerca a la otra. Ambas estamos molestas y enfadadas.

El Doctor, al entrar y ver a tanta gente, le pide a Freen que salga. Eso no me huele bien. Salgo tras ellos y a continuación lo hacen las tres Chankimha. P'Susie se queda con Orm. Al mirar a Freen, sé que algo no va bien. Me lo dicen sus ojos. Lingling mira a su hermana y le pregunta al doctor:
—¿Qué le pasa a mi esposa, doctor? Este, tras intercambiar una mirada con Freen, que asiente con la cabeza, explica que la fiebre se debía a un simple resfriado sin importancia, pero que tras repetirle los análisis de sangre, han descubierto que Orm tiene diabetes tipo 1.
Todas se miran desconcertadas. Ninguna de ellas, excepto Freen, entiende lo que significa, hasta que Faye pregunta:
—¿Es diabética?
—Sí. Y a partir de ahora habrá que inyectarle insulina para regular la glucosa de su sangre el resto de su vida. Dice Freen.

Todas nos quedamos calladas y el médico sigue:
—El desmayo se debió a una bajada de azúcar. Podría haber entrado en coma diabético o haber tenido daños cerebrales, pero tranquilas, todo está bien.

—Pero ¿cómo puede ser diabética? Yo nunca he oído que su madre o su padre lo fueran. El medico responde con paciencia:
—La diabetes es una enfermedad que…

De pronto, Song se derrumba, se sienta en una de las sillas y se echa a llorar. Yo la miro incrédula. ¿La ogra llorando? Sin duda las enfermedades la asustan y que Orm tenga una la ha bloqueado. Freen rápidamente se ocupa de ella, mientras el médico también la tranquiliza. Le explica en qué consiste la enfermedad y le hace ver que una diabetes controlada no tiene por qué ser un peligro para nadie.
Lingling, por su parte, está horrorizada y Faye, con cariño, le pone una mano en el hombro para mostrarle su apoyo.

—Pediremos una segunda opinión. Las enfermedades hoy en día se curan y…
—Abuela... La interrumpe Freen.
—He visto las pruebas de Orm y sabemos muy bien de lo que hablamos. ¿No te fías tampoco de mí? El médico, al ver cómo se miran abuela y nieta, dice para tranquilizar los ánimos:
—No te preocupes, Freen. Me parece bien que pida otras opiniones. Y mirando a Lingling, dice:
—Mi deber es decirle lo que yo he encontrado ahora en su esposa, y es una diabetes incurable que le durará toda la vida.

Song no lo puede asimilar. Se toca el pelo con desesperación y yo, sentándome a su lado, le cojo la mano y le explico:

— Te aseguro que estára todo bien a pesar de su enfermedad. Controlándola, puede llevar una vida relativamente normal. Ahora, lo que debemos hacer es enseñarle a Orm a vivir su vida tal como se le presenta, ¿de acuerdo? Song asiente después de cubrirse la cara con las manos mientras el medico, tras despedirse de nosotras, se va.

Las Chankimha al completo están hundidas. Se ve en sus gestos, en sus caras y en su manera de mirarse unas a otras. Así que tomo las riendas del asunto y digo, atrayendo su atención:

—Muy bien, chicas, el plan es entrar en la habitación y que Orm no nos vea así. Y siento decirles que en esta ocasión sólo hay un plan, que es el A. Son Chankimha y las Chankimha pueden con todo. Y Orm también va a poder con esto. Por lo tanto, quiero a todas con una enorme sonrisa en la cara para que Orm las vea tranquilas y bien, ¿de acuerdo?

Mis palabras las hacen reaccionar. Freen se acerca a mí y, orgullosa, me da un beso en la cabeza. Song se levanta de la silla y, acariciándome la mejilla, dice:
—Sin duda, tú eres la más Chankimha de todas.

Eso me hace sonreír. Segundos después, todas entramos en la habitación, donde Orm nos espera con P'Susie y las demás.

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