Capitulo 18

316 43 1
                                    


En cuanto entro en la cámara y cierro la puerta, sus manos me atraen hacia ella y, dejando a un lado la lechuga, me besa. Hace frío, pero su beso es sabroso, maravilloso, escandaloso, pecaminoso.

—Estás muy guapa vestida así. murmura, estrechándome contra su cuerpo. Sonrío y, deseosa de más, pregunto:

—¿Nos vemos esta noche? Freen cierra los ojos, lo piensa y responde:
—No lo sé.
—¿No lo sabes? exclamo.
—Mañana llegamos a filipinas.
—¿Y?...

¿Cómo puedo ser tan Tonta? ¿Qué hago pidiéndole vernos? ¿Acaso soy idiota? Debería haberme callado. Esta decidido, soy patética, como dice Nam.

Debería esperar a que ella me pida estar conmigo, pero no puedo. La boca y el deseo me pierden y gruño:

—Vale. Pasas de verme.

De pronto, se abre la cámara y nos separamos. ¡Es Saint! Nuestra conversación se corta al instante. Malhumorada, cojo la lechuga y la dejo con otras más de su especie, mientras Freen se agacha y coloca unas zanahorias. Con el corazón a doscientos por hora, salgo de la cámara. Nam me mira con cara de ¡Lo siento! y yo le guiño un ojo. Camino por el pasillo hacia mi recamara, cuando escucho:

— Rebecca, ¿dónde te metes? Apenas te veo fuera del escenario. Al volverme me encuentro con Faye. Va tan elegante como siempre y respondo:

—Trabajando. Yo no estoy de vacaciones, como otras. Sonríe. Es un encanto. Luego cuchichea:

—Con este vestido plateado estás impresionante.
—Gracias. Le contesto riendo.
—¿Qué haran Nam y tú mañana, cuando lleguemos a Filipinas?

Tengo que encontrar a Freen para hablar de nuestra cita en Filipinas y le digo a Faye:

—Pues si te soy sincera, todavía no lo sé. Estamos a la espera de que los jefes den la lista de los que tenemos libre. Ella asiente y vuelve a preguntar:

—Si bajan, ¿iran solas o las  acompañará alguien más? Me retiro el flequillo y estoy a punto de contestar, cuando veo aparecer a engfa por la puerta y hacerle a Faye una seña con la cabeza. Ella la mira, cruzan una mirada y, tras guiñarme un ojo, dice:

—Te dejo. Ya hablaremos luego, nos vemos.

Extrañada, la observo marcharse. ¿Por qué querrá saber qué voy a hacer mañana?

Durante una hora, busco a mi bombón por todo el barco, pero no aparece. La llamo pero no me contesta. Insisto y sigue sin contestar. Finalmente desisto. Ya verá que la he llamado y espero que me llame. Vuelvo a mi recamara, me desnudo, me desmaquillo y, me tumbo en la cama mientras pienso en ella.

JUEGOS DE SEDUCCIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora