Capitulo 95

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Al día siguiente, en YouTube han subido la canción que canté con la orquesta. Lingling llama para decírnoslo y, alucinadas, Freen y yo vemos que tiene nada menos que dos millones de visitas en menos de veinticuatro horas. ¡Increíble! Los días pasan y mi popularidad sube como la espuma. Me invitan a distintos programas de televisión, donde canto y promociono mi disco, y donde también me piden que cante la canción de Michael Bolton. Les encanta. A finales de mayo comienzo mi gira. Contratamos a cinco bailarines, que aparte de tener unos cuerpazos de infarto bailan que te dejan con la boca abierta. La gira por Estados Unidos es la bomba y acabamos el doce de junio. El público me adora y me reciben como a toda una estrella allá adonde voy. Y no me permiten terminar los conciertos sin cantarles la canción de Michael Bolton. Al final, la incluyo en mi repertorio, junto con otras más. Los periodistas me siguen, me acosan, me inventan romances con todo bicho viviente, pero yo estoy tranquila, porque Freen confía en mí. Cree en mí.

Unos días después de mi llegada, llamamos a Addison. Tenemos que hablar con ella de la operación y viene a casa. Durante mi ausencia, a Freen le han agendado  una visita con un colega para al cabo de dos días. La cara de la pobre es un poema e incluso se marea de la impresión. Nos asustamos y yo, lloro y lloro y le doy las gracias.

Dos días después, Nam, Orm e Irin me acompañan al hospital. Las cuatro nos hemos hecho muy amigas. Aguardamos en la sala de espera, mientras una enfermera nos mira con cara agria. Especialmente a mí y, por su actitud, ya me ha crucificado. Nam, al verla, quiere decirle cuatro cosas, pero la freno. Ella murmura:

—¡Además de antipática, fea! Lo tiene todo, la colega. Nos reímos las tres y la enfermera nos hace un gesto para que nos callemos. ¡Ni caso! Pasamos de ella. Media hora más tarde, cuando Freen sale de la consulta, nos mira y, enseñándonos un papelito, dice:
—Tengo que hacerme estas pruebas y, si todo sale bien, ¡para julio es nuestro primer resultado!

Pocos días después, me marcho a Filadelfia. Tengo una actuación en una gala benéfica. Freen viene conmigo y, una vez en la ciudad, salimos a cenar con unos amigos suyos. Al final de la noche, tiene un encontronazo con un periodista y terminamos discutiendo. El titular del día siguiente dice:

Freen Chankimha discute con su mujer. ¿Ruptura a la vista? . Pero ¿cómo pueden ser de esa manera? Cuando regresamos, decidimos mudarnos a nuestra nueva casa. Ya está terminada y ya podemos vivir en ella. Los primeros días, el caos se apodera de nuestras vidas y Freen se desespera. Odia el desorden y no encontrar sus cosas, pero cuando poco después todo está en su sitio y nos sentamos en el salón, en nuestro sofá, no puede estar más contenta. La otra casa la ponemos en venta y espero que pronto desaparezca de mi vida. Día a día, habitación tras habitación, la vamos inaugurando haciendo el amor en todas ellas. No se salva ni una sola.
A veces me animo a cocinar. En ocasiones la cosa resulta comestible, pero otras, mejor ni mencionarlas. Los días que no trabajamos, no salimos de casa.

Todo es perfecto… Todo es maravilloso y romántico… Todo es tan increíble que empiezo a temer que no pueda durar. Organizamos una fiesta de inauguración, a la que viene mucha gente. Famosos a los que conocemos, médicos del hospital de Freen, toda la familia Chankimha y, por supuesto, mis incondicionales Nam, Irin y Orm. Sin ellas nada sería igual.

JUEGOS DE SEDUCCIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora