Alucino. No me muevo. ¿Cómo va a ser eso? Digo yo que me habría dado cuenta antes que ella. ¡Es mi cuerpo! Y, sonriendo, pregunto:
—¿Ahora vas de adivina? Freen sonríe y, enseñándome un test de embarazo, responde:
—Háztelo y lo sabremos..
—Pero ¿por qué tienes tú esto? Pregunto sorprendida. Sin dejar de mirarme a través del espejo, afirma, besándome la cabeza:—Soy doctora. Lo cogí ayer del hospital para ti.
Quitándosela de las manos, miro la cajita.
—¿Y se puede saber por qué crees que estoy embarazada? Mi amor sonríe y contesta:—No te gusta la leche y llevas varias mañanas tomándola.
—Carajo… es verdad.
—El otro día, en nuestra cena, había ravioles con espinaca y no quisiste comerlos, cuando son tus favoritos. Asiento y ella sigue:
— Y, desde hace días, cuando te toco los pechos te los noto más grandes.
—¿En serio? Pregunto mirándomelos en el espejo, mientras ella se ríe de mi reacción.—Hoy has vomitado y si a eso le sumas que te emocionas hasta con los anuncios de galletas y que en el calendario donde apuntas la regla llevas varios días de retraso……
Me da risa. Pero ¿cómo puede ser tan detallista? ¿Cómo puede fijarse tanto en mí y en lo que hago?
—Sería mi mejor regalo de cumpleaños. Susurra.
—Te faltan dos tornillos. Y en cuanto al retraso, es normal en mí. Nunca he sido regular. Hay veces que se me retrasa hasta quince días. Freen asiente. Ya lo sabe. Pero sin dejar en su empeño, me pasa la nariz por el cuello y dice:—Hazte la prueba y lo sabremos.
Miro el dispositivo. Nunca en mi vida había tenido que utilizarlo y sonrío pensando en un posible bebé. Algo asustada, me siento en la taza delante de ella, lo mojo con mi orina bajo su atenta mirada y luego me levanto y se lo entrego. Deja el test sobre la encimera del baño y, dándome la vuelta de nuevo de cara al espejo, posa las manos sobre mi vientre. Su gesto es pura ternura y sonrío.
Pero, de pronto, al recordar mis próximas giras, pregunto:
—¿Crees que es el mejor momento para tener un hijo? Me entiende y responde:
—Para tener a nuestro bebé siempre es un buen momento, ¿no crees? Tiene razón. Me encanta lo que dice, pero, de repente, el agobio me puede y pregunto:
—¿Y qué voy a hacer si lo estoy?
—Cuidarte.
Vale, sin duda me cuidaré. Entonces, endureciendo el gesto, Freen añade:—Por Lingling y la discográfica no te preocupes. De ellos me ocupo yo. Como me ocuparé de cuidarte y mimarte para que todo vaya bien. Sin duda, esta es mi chica.
Cinco minutos después, cuando comprobamos el resultado del test, vemos dos rayitas de lo más llamativa.
Freen y yo nos miramos y ella, con una enorme sonrisa, me abraza mientras murmura:
—Gracias, es el mejor regalo de cumpleaños.
Emocionada por la inesperada noticia, no sé qué decir. Sólo puedo sonreír y hundirme en los brazos de mi amor, dejándome llevar por la alegría que siento al saber que vamos a ser madres.
Al día siguiente, cuando Freen llama a su familia, Orm le dice que sus dos hermanas y su abuela están en la discográfica, solucionando un problema con un músico. Encantada de darle la noticia, le pido a Freen que me pase el teléfono y cuando se lo digo se pone a llorar de felicidad. ¡Un bebé!. Le paso el teléfono a Freen y la ilusión que veo en su cara es tal que no puedo dejar de besarla. Antes de colgar, les pedimos que no digan nada a nadie. Se lo queremos decir nosotras personalmente. Sin poder esperar para darles la noticia a las Chankimha, Freen y yo nos dirigimos hacia la discográfica. Aunque yo sé que a la discográfica y a Lingling la noticia no les va a hacer mucha gracia.
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JUEGOS DE SEDUCCION
RomanceRebecca trabaja de cantante en los hoteles de inglaterra. Está soltera y vive rodeada de su familia. Su vida es plácida y, en cierto modo, acomodada. Pero a Rebecca le gusta experimentar cosas nuevas, y decide adentrarse en el mundo de los intercamb...