Sonrie. Y tras quitarme la copa de las manos y dejarla sobre una mesa, me coge entre sus brazos y nuestro apasionado beso nos calienta cada vez más. Me toma en brazos y yo le rodeo la cintura con mis piernas. Cuando el deseo parece que va a devorarme por dentro, murmuro, mirando el jacuzzi:—¿Qué tal si lo probamos?
Freen me deja en el suelo y se encamina hacia su mochila, de la que saca su ipod. Me lo enseña, me guiña un ojo y yo sonrío. Sé que va a poner la canción que hemos escuchado mil veces. PERFECT, del cantante Ed Sheeran que tanto le gusta. Aún recuerdo la última noche que bailamos en la cubierta del barco, con un auricular cada una, mientras sonaba esa canción. Y recuerdo la voz de Freen diciéndome: Algún día te haré el amor tranquilamente con esta canción. Suenan los primeros compases de la melodía mientras ella me mira con lujuria. Coge la copa de vino, se sienta en la cama y murmura, sorprendiéndome:
—Sedúceme.
—¿Que te seduzca? repito, de pie ante ella. Freen asiente y, con voz ronca, señalando un diván blanco que hay a la derecha del jacuzzi, dice:—Desnúdate. Siéntate ahí y sedúceme, caliéntame.
Sus palabras me ponen a cien. Con la mirada más lujuriosa que tengo, cojo de nuevo la copa de vino y me encamino hacia el diván. Una vez llego allí, me doy la vuelta, la miro a los ojos y sonrío. Freen bebe y sonríe también. Dejo la copa en el suelo y me quito los zapatos, vuelvo a mirarla y me quito la camiseta que tanto le ha gustado, quedándome sólo con la minifalda negra y la ropa interior. Sin saber bien qué hacer, decido dejarme llevar por la música y me acerco a ella Le pido:
—Desabróchame el botón de la falda.
Freen lo hace y cuando la falda cae al suelo y ella me va a tocar, se lo impido con un manotazo. Al ver su gesto ceñudo, le digo:
—No… tú me has pedido que te seduzca y te caliente. Veo que sonríe y, dándome la vuelta, regreso al diván moviendo las caderas. Sé que me mira el trasero, de modo que me agacho y cojo la copa de vino del suelo lentamente, para darle una mejor visión de esa parte de mí. Bebo un nuevo sorbo de mi copa y, sin mirarla, vuelvo a agacharme para dejarla en el suelo, exponiendo otra vez mis nalgas a su vista. Me doy la vuelta, vestida sólo con el sujetador y las bragas y, sin demora, me quito ambas prendas mientras muevo las caderas. Eso no lo esperaba. Una vez estoy desnuda ante ella, cojo la copa de vino del suelo y me siento.
—Ya he hecho dos de las cuatro cosas que me has pedido. De momento, me he desnudado y me he sentado. Ahora voy a seducirte y calentarte.
Freen bebe y me doy cuenta de que le suda la frente. La estoy poniendo nerviosa y, dispuesta a ponerla cardíaca, abro las piernas con descaro y me acaricio entre ellas, mientras sonrío ante su mirada.
Durante un rato, mis manos se deslizan por mi cuerpo. Me estrujo los pechos, jugueteo con mis pezones, me abro la vagina, me chupo el dedo índice y me doy placer. Freen no quita ojo a lo que hago hasta que pregunto:
—¿Te excita que me acaricie delante de ti?
—Sí. Me excita tu descaro. Prosigo encantada y murmuro:—¿Qué te parece si te acercas y lo haces tú por mí? Por un instante, creo que se va a levantar y venir a mi lado, pero tras beber de nuevo de su copa, niega con la cabeza y murmura con intensidad:
—Caliéntame más.
Eso me pone nerviosa. Nunca había hecho algo así para alguien sin tocarle. Lo normal es entrar con alguien en un sitio y rápidamente meterse mano y ponerse a tono, pero lo que me pide Freen es muy excitante e intento seguirle el juego. Dejándome llevar de nuevo por la música, cierro los ojos e intento seducirla mientras me toco y lo disfruto. De pronto, me acuerdo de mi copa de vino y la agarro. Bebo un sorbo. Sonrío. Me levanto, me siento al borde del jacuzzi y meto el dedo anular en la copa. Miro a Freen y, sin apartar la vista de esos ojazos que me vuelven loca, me llevo el dedo húmedo de vino hasta el clítoris y me acaricio.
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JUEGOS DE SEDUCCION
RomanceRebecca trabaja de cantante en los hoteles de inglaterra. Está soltera y vive rodeada de su familia. Su vida es plácida y, en cierto modo, acomodada. Pero a Rebecca le gusta experimentar cosas nuevas, y decide adentrarse en el mundo de los intercamb...