Una semana después, estoy en un restaurante cenando con mis amigas y, cuando voy al servicio, me quedo a cuadros al verla sentada en una mesa del fondo. ¿Desde cuándo está allí? Boquiabierta, veo que está sola. Se levanta y camina hacia mí. Acelero el paso, pero ella me intercepta en el pasillo.
—Hola, Rebecca. Intimidada por lo que mi cuerpo siente cuando la ve, trago el nudo de emociones que tengo en la garganta y respondo a su saludo:
—Hola.
Durante varios segundos nos miramos en silencio, hasta que decido acabar con aquello. Me doy la vuelta, entro en el servicio y cierro la puerta. El corazón me palpita, me llevo la mano a él y murmuro:
—Tranquilízate… tranquilízate. No sé cuánto tiempo estoy ahí. Pienso en mis amigas. ¿Acaso no se dan cuenta de que tardo en volver? Y cuando creo que ella se habrá ido, me atrevo a salir y la encuentro apoyada en la pared.
—Vi tu entrevista. Me dice. Poniéndome a la defensiva por el ataque que seguramente me va a lanzar, pregunto:
—¿Y?
Levantando un dedo, se acerca a mí, me lo pasa por el óvalo de la cara y susurra:
—Yo también volvería a repetir. Bueno… bueno…
Mi corazón se acelera. Mi cuerpo se rebela. Dios mío, ¿esto está ocurriendo de verdad? Qué razón tenía Song en cuanto a que su nieta era como ella. Pero ¿de verdad quiere volver a sumergirse en otra locura conmigo? Y cuando va a posar la boca sobre la mía, la paro.
—¿Qué estás haciendo, Freen?Sus ojos van de mi boca a mis ojos y viceversa, pero no se mueve. No se retira. Nuestras respiraciones agitadas se entremezclan y murmura:
—Esperaba que me contestaras a los mensajes.
—Vamos a ver, Freen... tú y yo no vam…
—Tenías razón. Nunca te engañé con nadie, caprichosa.¡¿Caprichosa?! Oh, Dios… ¡me acaba de llamar caprichosa! Creo que me voy a desmayar en un momento a otro, pero con la fuerza que ella me ha enseñado a tener con su dureza, repito:
—¿Qué estás haciendo? Lleva una mano a mi espalda y recorriéndomela entera con un dedo, contesta:
—Recuperar lo que nunca debí perder.
Ay, Dios… Mi cuerpo se revoluciona y mi corazón me grita que me lance a sus brazos, que la bese, que le haga el amor, pero dispuesta a no hacerle daño de nuevo, respondo mientras tiemblo:
—Aléjate de mí y recuerda que no soy buena para ti.Sus ojos, esos que tanto conozco, se endurecen. De un empujón, la aparto de mí y, sin mirar atrás, me marcho y la dejo allí. Cuando llego a la mesa, mis amigas siguen hablando y riendo. Ninguna parece haberme echado de menos y yo no les cuento lo ocurrido.
Debo prepararme para el ataque de Freen y no ceder. No puedo destrozarle la vida otra vez.Al día siguiente, a partir de las nueve de la mañana, cada hora llega un ramo de rosas rojas sin tarjeta. Sé de quién son y, aunque me halaga, me destroza.
Dos días después, mi casa parece una floreria. Cada vez que suena el timbre, me acuerdo de todos los antepasados de mi ex.
¿A qué estás jugando Sarocha?Orm me ha contado que iba a Tailandia por el fin de semana y me voy con ella. Lo siento por el pobre florista.
P'Susie y Song se alegran de verme. Me quieren tanto como yo a ellas y se lo agradezco.De madrugada, como no consigo conciliar el sueño, bajo a la cocina y me encuentro con Song al parecer no soy la única que no puede dormir.
—Hoy ha llamado Freen. Sabe que estás aquí y…
—Si viene ella, me voy yo. Puntualizó. La vieja sonríe y contesta:
—Tranquila, Rebecca, no vendrá. Quiero tener un fin de semana en paz con mis dos exnietas favoritas. Alucinada veo que sonríe. ¿Está disfrutando con esto? Y como no me fío de ella un pelo, digo:—Como me estés engañando y mañana aparezca tu nieta por esa puerta, te prometo que me voy a enfadar mucho contigo y…
—Recuerda. Te dije que Freen era como yo y ya se ha dado cuenta de su error, ¿verdad? No respondo.—Se muere por volver contigo. Tú eres su mujer, su ideal y, por mucho que te niegues, no va a parar hasta conquistarte. No subestimes el poder de una Chankimha, hija.
—No subestimes tú el poder Armstrong. Resoplo.
Song se ríe. Le encanta mi contestación y cuchichea:
—Tu empecinamiento redoblará su empeño. ¿No lo conoces?Sus palabras y en especial su sonrisa me hacen sonreír. Me encanta esta ogra.
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JUEGOS DE SEDUCCION
RomanceRebecca trabaja de cantante en los hoteles de inglaterra. Está soltera y vive rodeada de su familia. Su vida es plácida y, en cierto modo, acomodada. Pero a Rebecca le gusta experimentar cosas nuevas, y decide adentrarse en el mundo de los intercamb...