Capitulo 87

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Me atraganto. ¡¿Niños?!
—¿Quieres intentarlo? Ella asiente y pregunto:
— ¿Cuántos quieres tener?

Sorprendida por mi pregunta, camina hacia la ventana y no responde. Divertida al verla así, digo:

—Supongo que dos o tres sería genial, ¿no crees? Me mira con una sonrisa, finalmente asiente y, cogiéndome por la cintura y levantándome del suelo, murmura:
—Comenzaría a fabricarlos ahora mismo, pero está todo tan sucio que… sonrió y suelto:
—¿Que esperas?
—Quítate las bragas o te las arrancaré yo. Y, agarrándome del trasero, me acerca a ella. Mete la mano por debajo de mi vestido e insiste:
—Tienes dos segundos.
—Se quita la chaqueta y la tira al suelo
—Ya sabes que no me gusta repetir las cosas.

Me quito las bragas y, mirando a nuestro alrededor, murmuro:
—Vamos, inauguremos esta habitación. Loca de deseo, mi amor me quita las bragas de la mano, las guarda en el bolsillo de la chaqueta.

—Te haré el amor en cada estancia de esta casa hasta dejarte sin aliento.
—Sí, hazlo. Exclamo, ya entregada al placer.

Oír sus jadeos mientras me penetra y sentirla tan apasionada me vuelve loca,
Enloquecida de pasión, me abro para ella. No quiero que pare. Adoro su actitud posesiva, cómo me hace el amor, las cosas tan maravillosas que me dice. Pero lo bueno se acaba, las dos temblamos y llegamos al clímax a la vez. Permanecemos un par de minutos en aquella postura, hasta que el aire que entra por la ventana me hace mirar y digo:
—Las vistas son preciosas. Freen mira también y, tras darme un beso en la nariz, me baja al suelo y pregunta:
—Así pues, ¿te gusta la casa? No cabe duda de que mi percepción de ella ha cambiado y, encantada, la miro y respondo con picardía:

—Ahora me gusta más.

El lunes, en la reunión con Lingling y los de la productora, Faye y yo los dejamos a todos boquiabiertos cuando les enseñamos las canciones en las que trabajamos el otro día. Todos están de acuerdo en que  tienen un gran potencial para ser un éxito y decidimos que la canción que escribió Freen sea mi tema de lanzamiento. Freen, sentada a mi lado, escucha la conversación y sólo interviene cuando yo le pido ayuda con la mirada. Estoy totalmente desentendida en el tema y aunque sé que Lingling no me va a engañar, me gusta que Freen intervenga en el asunto. Lo primero que firmo es que Lingling sea mi mánager. Freen revisa el sencillo contrato y todo le parece bien.

Hablan de nombres y de mi imagen. Me proponen Rebecca Chankimha, pero yo me niego. No quiero que el apellido de mi esposa se mezcle con mi carrera. Freen sólo dice que haga lo que yo quiera. Al final, decido ser simplemente BECKY. Un nombre corto y contundente.

Miro a Freen. No sonríe, pero me guiña un ojo con actitud comprensiva. Cuando se habla de la gira de promoción de cuando salga el disco, ahí sí la veo incómodoña. Se remueve inquieta en la silla y noto que arruga el entrecejo. ¡Mal asunto! Están hablando de una gira que incluya Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. La discográfica quiere apostar fuerte. Según ellos, soy un buen producto.  ¿Producto? Me siento como si fuera un bote de ketchup cuando hablan así de mí pero no digo nada. Luego discuten sobre el mercado al que puedo llegar y afirman que sin duda seré bien acogida por el público. Yo los escucho en silencio, con la mano de Freen cogida por debajo de la mesa. Seguro que muchas cosas de las que aquí se dicen, como que soy atractiva, agradable a la vista, picarona en mis movimientos y tremendamente sexy no le gustan, pero se calla. No protesta. Sólo escucha sin soltarme la mano.

JUEGOS DE SEDUCCIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora