Lloro y lloro y lloro mientras me regodeo en mi propia tristeza. ¿Cómo voy a vivir yo sin Freen? De pronto, suenan unos golpecitos en la puerta y por la manera de llamar sé que es Irin. Corro a abrir y, cuando me ve, su sonrisa se apaga y pregunta:-¿No habrás estado llorando desde que me he ido, verdad?
Tengo la nariz como un tomate, pero hago un gesto de negación y ella me enseña una bolsa y dice:
-Vamos, deja de llorar, que te vas a deshidratar. Tienes que comer. Al abrir la bolsa, sonrío Irin me la acerca y explica:
-Sopa, ternera en salsa y tarta de queso con arándanos. En el bar tenemos un excelente cocinero, aunque la gente que va allí no sepa apreciarlo. Vamos, dame el gusto de verte comer.
El teléfono sigue sonando y yo le quito el sonido y lo dejo en la mesilla junto a la cama.
Sin muchas ganas de hablar, cojo la sopa y, tras dos cucharadas, sonrío. Está exquisita. Después de eso me como la ternera en salsa y cuando llego a la tarta de queso no puedo más.Irin va por un pijama, y cuando vuelve hace que me lo ponga. Cuando salgo del baño con él puesto, me mira y, con una sonrisa maternal, dice:
-Ahora a la cama, a dormir. Mañana tengo turno de día en el bar, por lo que sobre las cuatro de la tarde ya estaré por aquí, ¿vale? Asiento y sonrío.
Cuando Irin se marcha, tomo el telefono y no me sorprende ver vibrar el teléfono. Lo miro y de pronto paran las llamadas. Extrañada, lo miro. No suena. No vibra. Freen por fin ha entendido que necesito tiempo y espacio, y me permite descansar. Sólo espero que ella descanse también. Cuando me despierto, la luz del sol me da directamente en la cara. Miro el reloj. Las once y cuarto. Vaya... estaré disgustada, pero duermo como un auténtico koala. Miro el móvil. Hay varios mensajes de Freen, llamadas de Lingling, de Song, de Faye y de Orm. Todas las Chankimha han llamado.
El teléfono vuelve a sonar. Esta vez veo que se trata de Orm. Pienso qué hacer y al final lo tomo y ella dice:-En diez minutos te llamo desde otro teléfono. Cógelo. Dicho esto, cuelga, sorprendiéndome.
Pasados diez minutos, el teléfono vuelve a sonar. Es un número que no conozco, pero decido contestarlo por si es ella. Y lo es.-Qué angustiada estoy, Becky... ¿Estás bien? Se oye ruido de coches y digo:
-Sí, estoy bien. ¿Desde dónde llamas?
-Desde una cabina. Desde aquí puedo charlar contigo con tranquilidad. Bueno, Becky, cuéntame, ¿qué ha ocurrido?
-Ya lo sabes, Orm, ¿por qué lo preguntas?
-Lo único que sé es que has desaparecido. Eso es lo único que sé. Según Lingling, Freen y tú discutistes y...
-Exacto. Discutimos y decidí marcharme.
-Dime dónde estás, cielo, y me tendrás ahí en cinco minutos.
-No.La oigo resoplar y en un tono de voz que nunca le había oído antes, dice:
-Mira, Rebecca, no me enfades más de lo que ya lo estoy. Estás sola. No conoces a nadie en esta ciudad y sin duda necesitas un abrazo, ¿me equivoco?
No, no se equivoca, aunque tengo una nueva amiga, Irirn. Insisto:
-Orm, no quiero ver a Freen, ni a ningúna Chankimha y decirte a ti...
-Decírmelo a mí es decírmelo a mí. ¿Acaso crees que te la voy a jugar y voy a llevar hasta ti a alguien de la familia? Por el amor de Dios, Becky, ¿todavía no confías en mí?
No lo sé. Creo que no, pero consciente de que necesito verla, contesto:-Quedamos en una hora en la noria de Pacific Park y te juro por Dios, Orm, que si apareces con alguna de ellas, será la última vez que te dirija la palabra en toda la vida, ¿entendido?
-Alto y claro, Becbec. Cuando cuelgo el teléfono, resoplo. Voy a confiar en ella.
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JUEGOS DE SEDUCCION
RomansRebecca trabaja de cantante en los hoteles de inglaterra. Está soltera y vive rodeada de su familia. Su vida es plácida y, en cierto modo, acomodada. Pero a Rebecca le gusta experimentar cosas nuevas, y decide adentrarse en el mundo de los intercamb...