Capitulo 36

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Pasan los días y mi vida poco a poco vuelve a la rutina. Me doy cuenta de que cada vez que pienso en Freen, sonrío.
No sé si eso es malo o bueno. Sólo sé que necesito hacerlo.

Tras varios días de holgazanear, escuchar románticas canciones de amor que me parten aún más el corazón, y llorar a escondidas mis penas, animada por mi padre, dejo currículums en los hoteles de la zona, mientras vuelvo a trabajar en la tienda de souvenirs. Intento olvidarme de Freen, pero su recuerdo es tan fuerte que me vuelve loca. Aun así, me he propuesto que lo tengo que conseguir. No hay noche que no piense en ella, ni canción que no me la recuerde, pero como dicen mis padres, la vida continua y yo he de continuar con o sin ella.

Dos días después, me llaman de un hotel para hacer una prueba. Estoy contenta. Vestida con unos vaqueros y una camiseta fucsia, entro con paso seguro al establecimiento y me recibe el director de la orquesta. Tras presentarme a los músicos, que son de mi edad y se muestran muy amables conmigo, me pide que cante algo. Yo hablo con el pianista y le indico una canción. El asiente encantado toca los primeros acordes. Yo comienzo a cantar Todo cambió, de Camila. Un tema que siempre me ha gustado. Miro las caras del director y de los músicos. Cuando empiezo a cantar, veo que les gusta mi voz y el pianista incluso me guiña un ojo. Yo prosigo feliz:

-  Me sorprendió todo de ti. De blanco y negro a color me convertí. Sé que no es fácil decir te amo, yo tampoco lo esperaba. Pero así es el amor, simplemente pasó y toda tuya ya soy....

Cierro los ojos mientras la letra sale de mi interior cargada de un sentimiento que me pone el bello de punta y prosigo subiendo el tono de voz en el estribillo:

Antes de que pase más tiempo contigo, amor tengo que decir que eres el amor de mi vida. Antes que te ame más, escucha por favor. Déjame decir que todo te di y no hay, cómo explicar, pero menos notar. Simplemente así lo sentí, Cuando te vi…

Cuando termino la canción se hace silencio a mi alrededor. Sonrío y veo que me observan alucinados. Creo que es la prueba con más pasión que he hecho en mi vida y lo sé por cómo se miran entre ellos. El director aplaude y, levantándose, me pregunta:

—¿Puedes empezar esta noche? Digo que sí encantada y él, dirigiéndose al guitarrista, dice:

—¿Tenemos esta canción en nuestro repertorio?
El guitarrista niega con la cabeza y el director ordena:

—Incluyela. Es una maravilla. Y ahora que tenemos cantante nueva, quiero que revises el cancionero. Creo que Rebecca lo puede actualizar.

Eso me encanta. Actualizar el repertorio de una banda. Poder cantar las canciones que me gustan y que ellos se amolden a mí me llena de alegría. Cuando el director se marcha, el guitarrista murmura:

—¡Por fin canciones nuevas!

Yo sonrío y durante toda la mañana trabajo con los músicos en la sala del hotel. Al ser de mi edad, proponen canciones que a mí también me gustan.
A las seis de la tarde, tras más de ocho horas de trabajo, tenemos nuevo repertorio. Me despido de ellos y regreso a mi casa para cambiarme de ropa antes de la actuación. Esa noche, cuando las luces se encienden en el escenario, vuelvo a ser yo. Canto, bailo,les hago bailar, aplaudir, divertirse. Yo hago lo que me gusta y disfruto, ¿se puede pedir algo más?

Sí…..

A Freen....

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