Capitulo 67

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El gran día ha llegado...
Madre mía qué nerviosa estoy...
Mi madre llora. No entiende porque tan rapida la boda, y aunque yo le prometo que no estoy embarazada, ella me mira y desconfía. ¡Ay mamá, qué graciosa eres! Entiendo las caras de sorpresa de todo el mundo. De la abuela de Freen, de mi padre, pero nada, ni nadie, me va a quitar esta sonrisa tonta que llevo dibujada en mi boca desde que la mujer de mi vida se me declaró.
En cuanto a la boda, lo creás o no en unas pocas semanas freen lo ha organizado todo. Iglesia. Banquete. Invitados. Y cuando digo todo es ¡todo! Eso sí, ha sido una locura.  Mi amiga Nam tiene una prima que vende vestidos de novia y sin dudarlo me compro allí un precioso vestido que nada tiene que envidiar a esos otros que cuestan diez veces más y el mismo día se viene conmigo para casa. Y aquí estoy, mirándome en el espejo, vestida de novia, con Nam y Orm revolucionadas a mi alrededor y mi madre llorando a moco tendido a medio camino entre la emoción y la incredulidad. Todos, absolutamente todos al enterarse de la boda me han dicho eso de: ¡Están locas!. Y si estoy total y completamente loca por una mujer llamada Freen Sarocha Chankimha, que sin darme cuenta se ha metido en mi corazón y siento que yo me he metido en el de ella.

Cuando salgo de casa, me sorprendo al ver a Faye esperandome, muy caballerosa me ayuda meterme al coche que nos llevará directas a la iglesia, me tiembla todo, pero eso no es nada para el nerviosismo que siento cuando llego a la iglesia y veo a mi chica esperándome con su bonito traje. ¡Por Dios… por Dios… Freen es pura tentación!

Cuando llego Faye con galantería, abre la puerta del coche, tiende su mano hacia mí, y al salir del vehículo. Mi padre se acerca a mí todo trajeado y me ofrece su brazo.

—Estás preciosa Rebecca.
—Gracias…papá tú estás muy guapo. Digo con gusto. El sonríe y yo con cariño me agarro a él y caminamos hasta el altar.
Al llegar al lado de Freen, me mira y sonrie.

—Es imposible que estés más bonita….
Escuchar aquello me hace sonreír y encantada murmuro:
—Tú estás para comerte.... Divertida Freen murmura:

—Puedes empezar cuando quieras.

Entiendo lo que dice su mirada y me acaloro. ¡Uf… Uf….

Una vez que recupero la cordura, la ceremonia comienza y yo me sumerjo en una burbuja, hasta que pasado un buen rato oigo que el cura dice:

—Puedes besar a la novia. Según dice aquello, miro a Freen con la sonrisa más bonita de su vida y olvidándome de las miradas que nos rodea, me acerco a su boca y la beso. ¡Hummm… qué rico! La beso con pasión, necesidad y delicadeza.

Diez minutos después cuando salimos de la iglesia, nos sepultan en arroz y pétalos de rosas blancas. Todo el mundo nos besa, nos felicita mientras nosotros agradecemos las muestras de cariño y nos miramos, todavía sorprendidas por lo que acabamos de hacer. ¡Nos hemos casado!

Durante el banquete que organizamos, disfruto viendo a la gente disfrutar. Somos unas cien personas y aunque al principio me parecían muchas, reconozco que ahora que están allí, son las justas y necesarias. El catering de la comida es exquisito. A todos les gusta. Freen y yo sonreímos. Hoy es nuestro día y lo estamos disfrutando a nuestra manera. Cuando la orquesta contratada para el evento comienza a tocar, mi esposa me coge de la mano y mirándome a los ojos dice.

—¿Bailas conmigo nuestra canción? Boquiabierta pregunto.
—¿Tenemos canción? Freen asiente.

Encantada le doy mi mano y ella me lleva a la pista y comenzamos a bailar PERFECT de Ed Sheeran.
Cuando la canción acaba y comienza otra, todo el mundo se lanza a la pista a bailar. Lo quieren pasar bien, tan bien como nosotras.

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