La luz que entra por la ventana ya no tiene la misma potencia. Ahora es anaranjada. Me muevo en la cama y me estiro hasta que noto que me duele la cabeza. Me siento como puedo. Todo me da vueltas y, tocándome el chichon,
murmuro:
—Joder… ¿Qué tengo aquí?
—Te has dado un buen golpe contra la pared, cariño, y tienes un estupendo chichón.Oigo que responde Freen, sentándose a mi lado. La miro y ella me retira de nuevo el pelo de la cara y yo me siento como si me hubiera pasado un camión por encima. Me encuentro algo mejor que antes y pregunto:
—¿Faye está bien? Freen sonríe y afirma:
—Ella está acostumbrada. Tú no. No quiero verte llorar nunca más, ¿entendido? Dice Freen.
—Ven. Te daré la sopa. Arrugo la nariz. No puedo tomar nada.—No… no… no….
—Tienes que tomarlo.
—Y cuando voy a protestar de nuevo, insiste!:
—Cariño, hazme caso. Esta sopa mágica de P'Susie te ayudará a reponerte. Tomo la servilleta de la bandeja y me la pongo de mala gana alrededor del cuello. Freen me mete una cucharada de sopa en la boca.
Cuando voy a protestar, me indica con dulzura:—Otra cucharada más, cielo. Abro la boca y mete otra cucharada más. Me quiero morir de lo mal que me siento pero ella insiste:
—Otra más. Y así sigue. Cuando ya no puedo más, amenazo:
—Si me obligas a tomarme una más, te juro que te mato.Freen sonríe y dejando la cuchara y el tazón sobre la bandeja, y afirma:
—Tu cuerpo te lo agradecerá en un rato. Ya lo verás. Acostándome de nuevo, murmuro:
—Lo dudo. La sopa da vueltas como una lavadora en mi estómago y no sé cuánto tiempo va a quedarse ahí.
Cierro los ojos e incluso con ellos cerrados siento que Freen me observa. No tengo fuerzas ni para mirarla. Me quedo dormida y cuando me despierto es Faye la que está frente a mí.
—Hola, bailona.
—¡Azucaaaar!. Me burlo sin fuerzas.
Faye sonríe. Yo, levantando los brazos, pido que me abrace. Ella lo hace con cariño.—Gracias por soportarme ayer. Gracias… gracias…
—No me des las gracias, cuñada. Me tendrás siempre que quieras.
—Pero qué mona eres.Ambas nos reímos y de pronto me doy cuenta de que estoy muchísimo mejor. Ya controlo mis movimientos. El mareo ha desaparecido. Miro hacia la ventana y veo que es totalmente de noche. Alucinada, le pregunto a Faye:
—¿He estado durmiendo todo el día?
—Te dije que bebieras despacito. Contesta.De pronto, mil imágenes pasan por mi mente. La salsa, el baile, Freen, su abuela, ¡los insultos! Todo regresa con claridad a mi mente y, asustada, pido:
— Faye… dime que anoche no le dije a tu abuela lo que estoy recordando. Ella me mira, asiente y murmura:
—Azuuuucaaaarrr.Horrorizada cojo una almohada y me tapo la cara con ella. ¡Me quiero morir!
—Joder… No quiero ni imaginar lo que pensará ahora de mí.
—Eso es de lo último que te tienes que preocupar en este momento y menos después de cómo te ha tratado ella a ti.Al oír la voz de Freen, me quito la almohada de la cara, vuelvo la cabeza y la veo apoyado en la pared.
No contesto. No quiero pensar que se refiere a lo que yo creo y añade:
—Faye me ha contado su conversación. Nunca imaginé que mi abuela pudiera decirte cosas tan terribles. Pero, tranquila, he hablado con ella y no me lo ha negado. Ha admitido su error.
De nuevo horrorizada, vuelvo a coger la almohada y me tapo la cara. ¿Por qué es todo tan difícil? ¿Por qué? La cama se hunde y noto a Freen sentada a mi lado. Me quita la almohada y nuestros ojos se encuentran.
No sé qué decir. Con cariño, ella me aparta el pelo de los ojos.
—Me encanta tu pelo. Es precioso. Sin dejar de mirarme, me pasa la mano por el óvalo de la cara y murmura:
—No quiero volverte a ver llorar y mucho menos que te vayas de mi lado. He sido una estúpida al dejarme influir por los miedos de mi abuela, pero créeme cuando te digo que…
—No puedo estar con alguien que me observa siempre pendiente de si la decepcionaré o no. La corto
—No sé si llegaré a triunfar en el mundo de la música, sólo sé que quiero intentar perseguir mi sueño, como quizá tú has luchado por el tuyo de ser cirujana.Me mira emocionada. Entiende lo que digo. Lo sé. Lo veo en sus ojos. Me acaricia la mejilla y murmura:
—Te cambio un beso por una sonrisa. Me derrito. ¡Puede conmigo!
—Te necesito, Rebecca. Conseguirás tu sueño, pero, por favor, quiéreme.
—Te quiero, cariño, eso nunca lo dudes.Sé que mis palabras le llegan al corazón. No siempre digo algo tan cariñoso y la emociona. Su boca busca la mía, pero retirándome digo a media voz:
—Debo de saber mal. Guarda ese beso para cuando me duche.
Freen por fin sonríe y eso me relaja.
—Ha llamado Richie. Estaba preocupado por ti. Al parecer, tenías que haberle llamado para decirle si venía a recogerte.
—Decir eso veo que le duele
—He hablado con él y le he dicho que no se preocupe, pero no me ha creído. Deberías llamarlo.
Se saca mi teléfono del bolsillo y me lo da. Entiendo que si no lo llamo, Richie aparecerá como una fiera. Tras dos timbrazos, oigo su voz:—¡Rebecca! Por el amor de Dios. Estaba preocupado. ¿Estás bien? Sonrío y miro a Freen, que está a mi lado, y respondo:
—Sí. Pero déjame decirte que nunca bebas Ron en Tailandia. Oigo reír a mi hermano y mi amor hace lo mismo.
—¿Se ha solucionado todo? ¿Quieres que vaya a buscarte? Miro a mi chica, que me mira con amor, y contesto:
—Estoy bien, Richie. Tranquilo. Todo se ha solucionado.
Tras hablar con él un rato, corto el telefono y lo dejo sobre la mesilla.
—He hablado con mi abuela y creo que todo le ha quedado claro por fin. Dice Freen.
—Lo siento…
—No sientas nada, cariño. Si alguien tiene que sentir aquí algo soy yo. No he sabido protegerte de ella como te merecías, pero a partir de ahora lo haré y, si tú quieres, nos iremos ahora mismo de esta casa. Anularemos la fiesta que ha organizado y…
—No. Asistiremos a esa fiesta. Freen sonríe, me besa la frente y murmura:
—Donde a ti no te quieran, a mí tampoco. Nunca lo dudes.Oír eso hace que se me llenen los ojos de lágrimas y nos volvemos a abrazar. Me encantaría irme de allí. No volver a ver a la vieja, pero no sería justo para Freen. Es su abuela y sé que la quiere. Con mimo, hundo los dedos en su pelo y, mirándome, ella murmura:
—Pero el lunes, tal como dijimos, ¡nos vamos a Los Ángeles!.
Dicho esto se tumba a mi lado y, durante horas, hacemos planes sobre lo que haremos.
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JUEGOS DE SEDUCCION
RomanceRebecca trabaja de cantante en los hoteles de inglaterra. Está soltera y vive rodeada de su familia. Su vida es plácida y, en cierto modo, acomodada. Pero a Rebecca le gusta experimentar cosas nuevas, y decide adentrarse en el mundo de los intercamb...