Capitulo 86

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You’ll have to cry me out. You’ll have to cry me o-o-out. The tears that will fall, mean nothing at all. It’s time to get over yourself.

Me gusta ver su sonrisa, me encanta verla feliz y sin lugar a dudas en este momento lo es, mientras yo canto la canción para ella. Sólo para ella. Cuando minutos después acabo, me quito los cascos y entro en el otro cuarto. Allí, Faye me pone por los altavoces el resultado de lo que ha grabado. Me escucho incrédula. Siempre he cantado en orquestas y me he oído por los altavoces, pero nunca había tenido el lujo de grabar algo en un estudio profesional como este. La escuchamos encantados y, cuando acaba, Faye abre una carpeta y, tras mirar a su hermana, que asiente, me tiende una partitura y dice:
—Freen la escribió para ti y yo compuse la música. ¿Freen escribe canciones? Alucinada, cojo el papel que Faye me da como si fuera oro en paño y, tras echarle una ojeada, le pregunto a mi Esposa:

—¿En serio has escrito tú esta canción? Las dos hermanas se miran y Freen contesta:

—Lo hice cuando te perdí tras nuestra tonta discusión. Sentí la necesidad de plasmar en un papel lo que sentía en ese momento y luego Faye me ayudó y le puso una bonita música. Espero que te guste. Veo que la canción se llama Todo y la leo con manos temblorosas. Cuando acabo, murmuro, besando a Freen:

—Es preciosa, cariño. Muchas gracias. Hechizada de amor, ella me besa, devora mis labios, hasta que oímos:

—Creo que aquí sobro.

Freen y yo sonreímos y, volviéndonos hacia Faye, la abrazamos.
—Gracias, cuñada. Le digo.
—El mérito es de tu esposa, yo sólo la ayudé. Perooooo… tengo otras canciones que espero que te gusten y cuando decidas sacar tu disco, confío en que me las compres.

Sonrío encantada y dos segundos después, animadas por Freen, Faye y yo nos metemos en el estudio de grabación. Ella se sienta al piano y comienza a cantar la canción.

Mientras Faye canta y toca la melodía, no puedo dejar de mirar a Freen. Esa letra habla de nosotros, de nuestra historia de amor y sonrío… mientras mi cuñada llega al estribillo.

Sin quitarle la vista de encima a mi maravillosa esposa, que nos escucha al otro lado del cristal, siento que el corazón se me acelera y me lleno de amor. Ella, con sus besos, sus caricias, su continuo romanticismo y ahora esta canción, es lo mejor que me ha pasado en toda mi vida y no puedo dejar de sonreír, al tiempo que ella me guiña un ojo. Cuando Faye acaba la canción, la oigo preguntar:
—¿Qué te parece? Emocionada, asiento y, levantando la mano, le pido un segundo. Salgo del estudio y me encamino hacia donde está Freen me lanzo a sus brazos para besarla con auténtica pasión. Lo que acabo de oír son sus palabras, sus sentimientos, su amor, y una vez finalizo el beso, la miro y afirmo:

—Te amo Freen Chankimha. Tras besarnos sin ningún pudor cariño, dulzura y pasión, finalmente salgo y vuelvo junto a Faye, donde cantamos juntas la canción.

Tras finalizsr, las tres nos vamos del estudio. Faye se despide de nosotras, pues ha quedado con una de sus chicas, y, al llegar al coche, Freen me mira y pregunta:
—Entonces ¿estás contenta de que esté aquí?
—¿Tú qué crees? Río abrazándola. Nos besamos y, con nuestro beso, nos decimos cuánto nos hemos echado de menos. Freen se aparta de mí y dice:
—Tengo una sorpresa para ti.
—¿Me gustará?
—Creo que sí.

Nos metemos en el coche y ella conduce hasta una calle que no conozco. No está lejos de nuestra casa y, tras abrir una Porton grande, vemos una edificación de dos pisos, con tejado de pizarra negra y grandes ventanales.
—Me hablaron de esta casa y Marc me envió las fotos por email. No te dije que vinieras a verla sola porque estabas nerviosa por la grabación y no la habrías apreciado. Pero ahora, ven, tengo las llaves. Vamos a verla.

Cogida de su mano, entramos en la vivienda. El recibidor es amplio y de ahí pasamos a una inmensa cocina vieja y destartalada. Freen dice:

—Podremos construir la cocina que quieras. Tú sólo piensa en las posibilidades que tiene esta casa, ¿vale?

Asiento con la cabeza. Sin duda alguna he de imaginármela, porque tal como está es una auténtica ruina.

—Imagínate lo que te voy a explicar, ¿vale? Digo que sí con la cabeza y dice:
—En el salón pondremos suelos de madera oscura, muebles nuevos y una chimenea en aquel rincón, con una bonita y ancha repisa para tener las fotos familiares. En aquel rincón podríamos colocar unos cómodos sillones con una mesita y un televisor para nuestras noches de cine. ¿Te lo imaginas? Asiento con una sonrisa. Tal como lo dice, sí lo imagino y, al ver mi sonrisa, propone:
—Ven, continuemos. Vamos a la terrible cocina y, al entrar, pregunta:
—¿Cómo te gustaría que fuera la cocina?.
—Me gustaría que fuera de madera blanca con las puertas de arriba de cristal. La encimera de cuarzo blanco con motitas negras. La vitrocerámica en una isla central y que tuviera encima una bonita campana. Los electrodomésticos de acero inoxidable y que en esa pared hiciéramos todo un ventanal y delante pusiéramos una mesita para comer. ¿Te gusta así?

Freen me abraza y, con una cariñosa sonrisa, me murmura al oído:
—Me encanta. Subimos a la primera planta, donde el desastre es absoluto, con las ventanas rotas y los suelos totalmente levantados. Es como si por allí hubiera pasado un huracán. La habitación grande la decoramos mentalmente como la nuestra. Entre risas, hablamos de la importancia que tiene para nosotras nuestro jacuzzi y nuestra máquina de juegos. Después entramos en otra habitación y Freen dice mientras me abraza:

—Esta y la de enfrente podrían ser las de los niños; ¿qué me dices?

JUEGOS DE SEDUCCIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora