Especial 3K lecturas: Capítulo 26

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[N/A: Dedicación a WalkerCivilian porque amé su comentario c: Me hizo casi llorar, jsjsjs, y como agradecimiento por leer esto <3

Miles de gracias y gracias también por la paciencia <3]


Era viernes y Maura lo sentía en el aire. En su interior. En su felicidad intrínseca; era casi como si pudiera volar. Bueno, bueno, tampoco era para tanto, lo sabía, pero es que la semana había sido buena y el día anterior Niall le había dicho que la quería por primera vez desde el accidente y ella —ella no podía sentirse más feliz. En serio. Era casi como sentirse tan feliz que ni siquiera pisaba la tierra al caminar.

Obviamente, de forma metafórica.

Porque de forma literal estaba en el jardín, limpiándolo y dándole de comer a la gata del vecino. En realidad, a Maura no le gustaba mucho la gata, pero sabía que su pequeño sí y por ello trataba de cuidarla lo más que pudiera y tratarla bien. Terminó con unas flores, podó unos arbustos y fue a ducharse.

Al salir, ya más fresca, fue a la cocina y preparó algún postre. Estaba feliz porque Niall, si bien aún no recuperaba su peso normal —el que ella consideraba normal, el de antes—, al menos no seguía perdiendo más y sabía que eso era un enorme avance. Preparó torta fría y, cuando fue a la habitación de su hijo a darle un buen trozo, se encontró con algo que no se había esperado.

El lápiz de Samuel.

¡Niall estaba usando el lápiz de Samuel!

—¿Mamá? —preguntó el adolescente viendo a su madre en la puerta con un plato en la mano y la boca abierta como si hubiera visto un fantasma—. ¿Estás bien?

La mujer volvió en sí misma, asintió con la cabeza, sonriendo, y le tendió el plato.

—Te preparé algo —El rubio lo tomó—. Espero que te guste.

Este asintió con la cabeza, dejó el plato a un lado y continuó usando su lápiz para resolver más sopas de letras. En realidad, la mujer estaba sorprendida; hacía tiempo que Niall no las resolvía en casa. ¿Eso significaba algo bueno o algo malo? Además, nunca había usado el lápiz de Samuel estando en casa y...

¡Es que ese era el punto! ¡¿De dónde había sacado ese?! ¿Había descubierto dónde lo había guardado? ¿Había sido demasiado obvia?

—¿Mamá? —volvió a llamarla el adolescente y ella sacudió la cabeza, volviendo a la realidad—. ¿Necesitas algo?

—No, cielo, sólo quería saber si todo estaba bien o si necesitabas algo más —Niall negó con la cabeza—. Bien, házmelo saber si eso cambia, ¿sí? —Ahora asintió con la cabeza y la señora saludó con la mano—. Pasa linda tarde.

Salió de la habitación, bajó hasta la sala y se encontró con su esposo. Lo saludó, hablaron un rato y, después de Bobby abrazarla diciéndole lo hermosa que se veía ese día, le preguntó qué la tenía inquieta.

—¿Inquieta yo? —se hizo la ofendida y bufó—. Por favor, no sé de qué hablas.

Bobby se cruzó de brazos.

—¿Crees que llevo dos días de casado contigo o algo por el estilo?

Maura suspiró con pesar.

—Ve a ver a tu hijo y entenderás.

—¿Es algo malo?

—Es que ni siquiera sé qué es, la verdad —Bobby suspiró, se rascó la cabeza y sacó de su maletín una bolsa típica de su panadería favorita. Su esposa sonrió, enternecida, y carraspeó—. ¿Le compraste un dulce?

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora