Capítulo 70

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[N/A: Pendientes en este cap, ¿sí? que hay cosas importantes y pistas 6u6

Los loveo, Feliz Navidad <3 Pasen lindo día]


El rubio había ido a avisarle a su madre que la luciérnaga había ido ese día a casa apenas escuchó que entró. Le dijo a esta que se quedara ahí unos segundos, que regresaría de inmediato, y se acercó a la puerta de la entrada y saludó a su madre con una sonrisa nerviosa.

—¡Hola, mamá!

Esta suspiró, cansada, y se secó el sudor de la frente. En realidad, el clima estaba frío, porque aún era invierno, pero ella había estado haciendo tanto esfuerzo al cargar esas bolsas que había empezado a transpirar.

—Hola, hijo —Sonrió—. ¿Cómo estás? ¿Emocionado por la comida?

—Eh, sí —Se rascó la cabeza—. De hecho, estoy TAN emocionado por ello que invité a Zayn a que también la comiera. ¿Está bien? Igual será sólo un rato y ya.

La madre abrió los ojos con impresión y asintió con la cabeza; eso no se lo había esperado. Es decir, sí, claro que estaba feliz de que AL FIN conocería al amigo con el que su retoño pasaba tanto tiempo y al que llamaba tanto y tan seguido, pero honestamente se esperaba que la primera vez que lo fuera a ver ella no estuviera tan sudada y destrozada y, más que eso, que se lo dijeran en el momento —habría preferido tener tiempo para arreglarse o limpiar mejor la casa.

No obstante, empujó todos esos pensamientos al fondo de su cabeza y sonrió, alegre a más no poder de que pudiera conocerlo después de estar queriendo hacerlo durante tantos meses.

—Claro que puede comer aquí, amor. ¿Por qué no podría? Es tu mejor amigo y yo de por sí te había dicho que quería que lo invitaras algún día a comer con nosotros.

El rubio sonrió aún más, feliz, auténticamente feliz, y asintió con la cabeza.

—Bien. Iré a decirle que dijiste que sí.

—¿Ya está aquí?

—Sí. Está en el jardín viendo las flores; le gustan tanto como a mí.

Maura rio.

—Oh, apuesto que sí.

—Dijo que le gustaban mucho y que hiciste un buen trabajo con el jardín.

Ahora se sentía orgullosa de su trabajo.

—Oh, bueno —Sonrió—. Muchas gracias. ¿Sabes qué? Compré unas galletas de tus favoritas. Quizá prepare té y...

—SÍ, SÍ, SÍ —El menor estaba tan feliz que no podía creerlo—. VAMOS A TOMAR TÉ CON GALLETAS.

La mujer rio de nuevo, alegre de verlo tan feliz.

—Bien. ¿Quieres que vaya a encender la estufa y tú te quedas aquí cuidando las bolsas un momento? —Él asintió—. Perfecto. Regreso en unos segundos, ¿sí?

—Claro.

La mujer fue hasta la cocina y, dejando su cartera en la mesa que había allí, tomó la tetera, la re lavó, la llenó de suficiente agua como para 3 y, colocándola en la estufa y subiéndola al máximo para que el agua hirviera rápido, se fue con premura de nuevo hasta la puerta de la entrada.

—Listo —exclamó la mujer, llegando un poco agitada y dando grandes bocanadas—. Anda a decirle a Zayn que ya estoy aquí y eso.

—Bien. ¿Te traigo agua? Te ves cansadísima.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora