Capítulo 46

1.3K 201 24
                                    

[N/A: Buenos días <3

Espero que disfruten el cap, asdfghj

Feliz inicio de semana, weyes, los loveo <3]


Marianne estaba feliz por el progreso de Niall. No es que fuera absoluto o por las nubes o de la noche a la mañana, porque no lo era, pero... era constante —de a poco, pero constante—, y sabía que más se alcanzaba por persistente que por rápido —como el cuento ese de la liebre y la tortuga que tanto le contaron cuando era pequeña.

Se alegraba de ver a al adolescente tan motivado al momento de las sesiones porque eso también la motivaba a ella y le daba esperanzas; sabía que uno de los factores más importantes al momento de las terapias era que el paciente en cuestión quisiera mejorar. Sabía que le costaría, tal como lo sabían todos —incluyéndolo a él mismo— pero lo estaba intentando, le estaba poniendo empeño, y eso era lo importante.

—Lo que vamos a hacer hoy es simple, Niall —le explicó—. Yo voy a colocar esta vela aquí —Señaló una esquina del consultorio— y tú vas a estar allá —Señaló la esquina opuesta; había bastante distancia entre ambos sitios—. Te vas a concentrar en resolver sopas de letras, ¿sí?

—Sí, claro —afirmó el rubio con decisión—. Como cuando estoy ansioso o cuando pienso mucho en Samuel.

—¡Exacto! —La mujer sonrió—. Exactamente así.

El menor asintió e hizo como acordaron. Se sentó en una esquina, la pequeña vela estaba en la otra y, mientras, intentó enfocarse en su libro y no en la llama gigantesca que estaba lenta pero insistentemente torturándolo y causándole conflictos internos, además de unas ganas tremendas de chillar y salir huyendo y llorar todo al mismo tiempo y para siempre.

—¡NO, NO, NO, NO! —comenzó a gritar después de media hora no pudiendo apartar su mirada de la mortal y terrorífica vela en la esquina—. ¡NO MÁS FUEGO, POR FAVOR! ¡APÁGUENLO! ¡ME ESTOY MURIENDO, AYÚDENME!

—Concéntrate en las sopas de letras, Niall —pidió la mujer con calma y a la vez determinación en su voz—. Las sopas de letras; nada más que eso existe en el salón.

—¡SÁQUENME DE AQUÍ! ¡ME ESTOY AHOGANDO! ¡NECESITO AYUDA!

—Todo va a estar bien, Niall —aseguró—. Todo va a estar bien, ¿sí?

El adolescente hizo como la doctora le indicó y, si bien era cierto que de vez en cuando volvía a gritar, porque le era imposible no hacerlo, resolvió dos sopas de letras completas y llegó al final de la sesión sin colapsar. Estaba llorando y a veces cerraba con fuerza las manos en puños, se rasguñaba el pantalón, se apretaba las piernas, parecía que iba a rasguñarse la piel de los brazos o la cara, pero Marianne en esos momentos quitaba sus brazos de donde estaban para que no se hiriera a sí mismo —y al final del día, como el muchacho valiente que era, sobrevivió.

—Lo hiciste bien, Niall —dijo la mujer sonriéndole—. Lo hiciste muy bien.

El mencionado se limpió las lágrimas de la cara y respiró profundamente varias veces, calmándose.

—¿En serio?

Porque, aunque la doctora le dijera eso, él sentía que no era así. Sentía que aún le quedaba mucho por mejorar, que no era suficiente, que tenía que esforzarse más.

—¡Por supuesto! —Le dio una paleta y él la tomó con algo de inseguridad—. Ha sido tu mejor sesión hasta ahora; has progresado mucho.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora