Maura y Bobby entraron al consultorio de Marianne cuando Niall subió a la habitación que tanto amaba al terminar la sesión de ese día. La especialista sonrió, sabiendo que le darían una noticia importante porque ellos mismos se lo habían dicho —que le darían la noticia, no la noticia— y los miró con expectación.
La madre, por su parte, suspiró. Había decidido no decirle nada por teléfono porque quería hacerlo en persona —quería que fuera más personal. Además, sentía que esa era una noticia demasiado buena e importante como para darla a través de un aparato. Luego, la semana anterior se le había olvidado porque estaba en shock y para la actual, bueno, ya estaba más lista.
—Niall salió —anunció—. No sabemos con quién o a dónde, pero salió y regresó a casa bastante animado.
Marianne sonrió aún más, sintiéndose orgullosa.
—¡Eso es excelente! —Asintió con la cabeza la mujer—. ¡Es una de las mejores noticias que podrían haberme dado!
—Nosotros también estamos muy felices al respecto —admitió el padre, sonriendo—. Sólo... tengo una pequeña duda.
—Adelante.
—¿No debo preocuparme por no saber con quién salió? Es decir, confío en él, ¿sí? muchísimo. Pero aún así me preocupo por él y esa preocupación no disminuye en lo más mínimo si ni siquiera conozco a la persona con quien fue.
Marianne suspiró.
—Escucha, Bobby, es normal que reacciones así. Completamente normal.
—¿Es normal si yo también reacciono lo hago? —preguntó Maura y la especialista asintió con la cabeza.
—Sí, linda. Es igual de normal —Suspiró—. La cosa es, queridos, que tienen que confiar en él. Y sé que es difícil, ¿de acuerdo? Lo sé. Pero si no nos ha dicho aún es porque no se siente listo y tenemos que respetar su privacidad.
Bobby se sintió flaquear.
—¿Nos dirá cuando esté listo? —preguntó con inseguridad—. ¿Cómo sabremos cuándo estará listo? O, mejor dicho, ¿cuándo lo sabrá él? —Suspiró con temor y súbita melancolía—. ¿Qué sucede si nunca está listo? —Su voz reflejaba desdicha y quebranto, una auténtica preocupación de padre que ni en mil años podrían quitarle—. ¿Qué sucede si nunca nos cuenta porque se da cuenta de que no confía en nosotros o algo por el estilo?
Marianne asintió con la cabeza y habló con calma.
—Él sabrá cuando esté listo. Simplemente lo sabrá, ¿sí? —Los padres asintieron con la cabeza, no muy convencidos, y la especialista bufó—. Y, para que lo sepan, sí estará listo. Estoy segura de ello, así que, por favor, intenten tranquilizarse y no ahogarse en un vaso de agua.
—No es que no confiemos en él, Marianne —explicó la madre—, porque sí lo hacemos. Lo que ocurre es que, en primer lugar, Niall sólo será adolescente una vez y nosotros no queremos perdernos esta etapa de su vida.
—Entiendo, linda, entiendo.
—Y en segundo lugar... —Se mordió el labio—. Sabemos que los padres normales les preguntan a sus hijos con quienes están saliendo. Con quiénes se reúnen. Los conocen. Les preguntan sobre sus vidas. Los invitan a casa para saber cómo son, para saber si son buenas personas, si son buena influencia, para...
—Sí, lo sé —la interrumpió la especialista—. Pero el detalle está en que no todos esos hijos de los que hablas tienen Síndrome de Estrés Postraumático y Niall, en cambio, sí —Maura se mordió el labio de nuevo y bajó la vista. Marianne entendió que había sido demasiado dura, que había tocado algo que era demasiado sensible, y suspiró—. Lo que quiero decir es que Niall quiere sentirse como un adolescente normal y, aunque suene alocado, esa es su forma de hacerlo.
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El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AU
أدب الهواةNiall sólo resuelve sopas de letras en clases. Y Zayn decide que Niall será su nuevo amigo. Historia LGBTQA+. Romance homosexual.