Especial 7K: Capítulo 42

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Niall estaba listo para ir al médico ese día; estaba esperando a su madre en la sala. Ya había llamado a Samuel a la hora de siempre y sólo... ya quería que todo terminara para poder volver a su habitación y seguir coloreando o viendo televisión o simplemente hacer otra cosa que no fuera ir a las a veces fastidiosas terapias con Marianne.

Y no era que Marianne fuera fastidiosa o algo así, porque no lo era; el meollo del asunto radicaba en que él sólo siempre odiaba los jueves porque los jueves significaban ir a las consultas —pero, por otro lado, lo bueno era que después venían los viernes y eso significaba que Zayn le daría un brownie y...

Bueno, estaba bien. El brownie lo valía. Soportaría el fastidio que representaba que fuera jueves y que tuviera que ir a consulta sólo por el brownie del siguiente día.

Y por Samuel. Obviamente.

Pero eso era otra cosa.

Aburrido, fue a la cocina, bebió agua, se detuvo a admirar un rato el dibujo que seguía pegado en la nevera con un imán, el de la luciérnaga y el pájaro con el ala rota, y pensó que pronto quería terminarlo, como decía Zayn que estaban los dibujos que él había coloreado, y luego recordó lo que tenía intención de decirle ese día a Marianne en la consulta.

Bueno, más bien era pedirle, porque él lo veía más bien como un favor, pero, honestamente esperaba que todo saliera bien y que ella accediera sin problemas porque, al fin y al cabo, lo que iba a sugerirle era para ayudarlo, lo que se suponía que era el propósito en sí de las consultas, y...

Sonó el teléfono.

Frunció el ceño, un poco extrañado y esperando que fuera Samuel, porque él siempre esperaba que fuera Samuel, y dejó el vaso en la mesa y se acercó a la sala a tomar el auricular.

—Buenas tardes. ¿Familia Horan? —Era la voz de Zayn. No supo si estar feliz o no por eso, porque no era Samuel pero aún así era Zayn, y al final, indeciso, sacudió la cabeza—. ¿Niall? ¿Eres tú?

—Eh, sí —Carraspeó, apenado. Se sentó en el sofá y suspiró—. ¿Cómo estás?

—¡De maravilla! —Rio, como siempre, porque Zayn siempre reía, y Niall asintió, respirando—. ¿Y tú?

—Pues... —Suspiró, levantando la vista hasta la puerta de la habitación de su madre y volvió a sacudir la cabeza—. ¿Por qué llamabas?

—Quería saber si querías salir a colorear —Sonrió y, aunque su interlocutor no podía verlo, este de alguna forma había presentido que lo había hecho—. Como el sábado no salimos, pues, yo, ya sabes, algo así como que... —Aunque no lo pareciera, a Zayn también le costaba hablar a veces—. Extrañé pasar tiempo contigo en un lugar que no fuera el colegio —Niall se mordió el labio y el moreno siguió hablando con tono normal, un poco más aliviado de ya haberle confesado eso al rubio—. Así que, ¿qué dices? ¿Te gusta la idea?

—En realidad, Zayn, me encantaría, pero... —Suspiró, sintiéndose vencido y con miedo—. Los jueves voy al médico.

—Oh —El moreno comprendió y asintió, como si nada, como si no fuera la gran cosa, como si fuera lo más normal del mundo, cosa que, en realidad, lo alegró y alivió muchísimo aunque no resultara demasiado notorio—. Bueno, eh, está bien, entonces —Bufó, apenado—. Lo siento.

—No—El rubio negó con la cabeza de inmediato, sintiéndose de cierta forma culpable por toda la situación—. Yo... debí decirte. Al fin y al cabo, pasamos bastante tiempo juntos y...

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora