Capítulo 112

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El rubio entró a su casa y su madre lo recibió en el sofá. Parecía estarlo esperando y, de hecho, presentía que era exactamente lo que estaba ocurriendo. Cuando la vio, se acercó a ella y forzó una sonrisa, diciendo un hola, ¿cómo...?, pero ella lo sostuvo entre sus brazos, apegándolo a sí, y al menor no le quedó más opción que corresponderle el abrazo.

—Estaba tan preocupada por ti.

—Estoy bien —Sonrió de lado—. No te preocupes.

—La directora me llamó hace horas para decirme que mi hijo se había desmayado y que tenía un dolor de cabeza tremendo. ¿Crees que sería propio de mí no preocuparme?

—Bueno, tienes razón... Pero estaba con Zayn, así que no me iba a pasar nada malo.

—Sí, eso lo sé, pero igual. Es propio de una madre preocuparse, y más aún cuando se trata de un desmayo de su hijo.

—Estoy bien —Le besó la mejilla y la mujer sonrió como si se hubiera ganado la lotería—. Gracias por preocuparte.

—Pero espera, espera... —Se separó de él y lo llevó hasta el sofá, sentándose y a él a su lado—. ¿Qué ocurrió?

—Me desmayé.

—No, no. Eso lo sé. Lo que pregunto es qué ocurrió para que te desmayaras.

El rubio frunció el ceño y miró a la mujer con total confusión.

Y sí, esta sabía lo que había ocurrido, pero quería ver hasta dónde llegaba la memoria de su hijo. Sabía que cuando se desmayaba no recordaba los minutos anteriores a su pérdida de consciencia, y quería enterarse de hasta qué punto eso había sucedido esa vez.

—Yo... no tengo idea, mamá. No sé qué pasó.

—¿Y Zayn no te dijo?

—No le pregunté...

Y sabía que Luciérnaga no le había contado por sí mismo porque le había dicho que tenía depresión, por lo que él automáticamente asumiría que contarle sería peor. Y sí, claro que habría sido peor, pero aún así quería saber... Necesitaba saber, de hecho.

¿O no? ¿Lo mejor era no saberlo? ¿Saberlo intensificaría la depresión?

Ya no sabía ni qué creer.

—¿Y qué hicieron en todo ese rato que estuvieron allá? Porque son las 5pm, Niall. No fue que se vieron por apenas media hora.

—Dormimos. Yo estaba cansado por toda la tensión emocional, él también, así que dormimos y ya. También almorzamos como a las 2pm, no sé, pero... en realidad no hicimos mucho.

La señora suspiró.

—¿Te duele la cabeza?

—Ya no tanto, pero todavía sigue un pequeño dolor persistente en el fondo. Quizá se me quite del todo de aquí a la noche.

—Está bien. ¿Quieres hablar sobre lo del desmayo o...?

—Es que no sé ni qué hablar sobre eso. No recuerdo nada.

—¿Recuerdas cuando despertaste?

—Estaba muy cansado, pero sí. Lo recuerdo.

—Pues, ¿qué es lo último que recuerdas antes de eso? ¿Qué pasaba por tu mente?

—Eh... —Tardó segundos en responder, porque buscaba en su memoria los recuerdos. Se topó con una muralla negra al instante y sintió una puntada—. Entré al baño porque comencé a llorar, y me senté en el piso. No recuerdo nada de ahí en adelante.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora