Capítulo 107

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[N/A: A los venezolanos: ya publiqué las bases del sorteo que estoy haciendo en mis redes sociales :v Si quieren participar, pueden hacerlo c: Los links están en mi perfil.

Y A LOS DEMÁS: como me emocioné por la idea del sorteo (?) digamos que haré uno parecido, como celebración porque mañana 18 de junio se publica Mariposa alas de algodón, el poemario de ECDLSDL. El ganador se lleva una copia digital del poemario gratis (les daría una en físico, pero ni siquiera yo tengo una, así que sorry), y lo único que tienen que hacer es responder 3 preguntas: (1) ¿Cuál es el apellido de Samuel?, (2) ¿Qué representan las gomitas de colores en esta historia?, y (3) ¿Cuáles idiomas habla Niall?

La primera persona que responda (acertadamente, obvio. Si las respuestas están malas, no hay trato) se lleva la copia gratis del poemario c: TODAS LAS RESPUESTAS YA LAS HE DICHO EN LA HISTORIA, ASÍ QUE NO DIGAN QUE ES IMPOSIBLE.

Y lo siento por las N/A tan largas, pero me emociono :v En fin, gracias por leer y espero que disfruten el cap <3]


Llamé al cachorro cuando me pareció, según la hora, que había regresado de la consulta. No sabía por qué, pero tenía el presentimiento de que algo le había ocurrido, y tan rápido como contestó me di cuenta de que lastimosamente había tenido razón.

—¿Cielo? —pregunté apenas me respondieron y lo escuché tragar saliva.

—Hola, Zayn. ¿Cómo estás?

Su voz se notaba triste. ¿Qué demonios había pasado en la consulta para que estuviera así?

—Bien. Acabo de preparar la bandeja de brownies de la que te voy a llevar tu porción de los viernes, y ahora estoy descansando. ¿Tú cómo estás? ¿Qué tal te fue en la consulta?

—Pues... —hablaba con lentitud, como si le costara pronunciar las palabras porque estaba pensando en algo más—. P-Pues... eh...

—¿Niall? —lo interrumpí—. ¿Estás bien?

—Yo s-solo no... —Sentía que estaba hablando con una máquina, con un robot—. Yo no, eh, y... —Guardó silencio por unos segundos. Me pregunté qué estaría pasando en su cabeza—. N-No lo sé, Zayn... N-No lo sé.

Y comenzó a llorar. En realidad creo que ya había estado llorando antes, y ahora simplemente estaba continuando, pero aún así me mataba escucharlo.

—¿Quieres hablar de ello? ¿Quieres que vaya a tu casa a verte o...?

—Me s-siento va-vacío —Su voz era monótona y, honestamente, daba miedo oírla—. S-Siento que u-una pa-parte d-de mí se ha i-ido, que n-no hay nada de-dentro de m-mí y...

Abrí los ojos con impresión. Marianne, ¿qué le habías hecho a mi novio?

—¿Qué hicieron en la consulta?

—Es co-como un hoyo que c-crece y crece en mi i-interior, c-como una na-nada que ca-cada vez se hace m-más gra-grande, y no s-sé c-cómo de-detenerlo o si-siquiera por q-qué está a-ahí.

Bien. Mi novio tenía depresión... Excelente.

—Todo va a salir bien al final —No sabía qué más decirle o cómo tranquilizarlo.

Estuvimos en silencio como por medio minuto. Ya no se escuchaba su llanto, así que creí que había colgado, pero luego volvió a hablar:

—Me siento como alguien a quien han golpeado muchísimo y ya no siente nada, ¿sabes? Ya no siento nada.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora