Capítulo 72

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[N/A: Lentamente voy dejando pistas. Espero que las entiendan, ajsajsasaj

Dedicación a trxyesdick c: Amo tus comentarios, we, asasjasjasj

Disfruten]


Bobby estaba impresionado. Estaban todos comiendo en la mesa, incluyendo al novio de su hijo, Zayn, y no podía dejar de preguntarse cómo había llegado a enamorarse de este. No porque le cayera mal ni porque no pensara que fuera agraciado, porque sí lo era y lo sabía, pero era tan diferente de Samuel que se preguntó cómo era que se había fijado en él.

De hecho, no era por ser cruel, pero lo primero que había pensado al llegar a casa y verlo fue: ¿Mi hijo se enamoró de un gordito?

[N/A: Si no se lo pueden imaginar gordito (yo tampoco, weyes, pero no importa) simplemente ignoren el comentario y ya, ¿sí? que, como dice más abajo, Bobby no se impresionó por eso en sí sino por otra cosa, así que ni siquiera afecta a la trama]

No porque estuviera mal que estuviera rellenito o lo que fuera —era porque Samuel había sido todo lo contrario. Delgado, más blanco que un papel, ojos verdes, cabellos tan amarillos que más parecían blancos... ¡era exactamente lo opuesto a él! ¡Y aún así le gustaba! Le parecía una locura tan grande que le costaba un poco creerlo.

Y, en realidad, pensándolo mejor en ese momento, quizá eso no era lo que le sorprendía —lo que le impresionaba era que Zayn pareciera una persona tan normal, tan regular, tan el típico adolescente de 17 años, que en serio le costaba creer que ese era el chico por el que su hijo tanto se derretía como sabía que pasaba cada vez que hablaban por teléfono.

Lo pensó un poco más y sonrió sin poder evitarlo.

—Es increíble cómo puedes parecer alguien tan regular y aún así ser el mundo entero para alguien más —razonó en su cabeza y su esposa le sonrió.

—¿En qué piensas, cariño? —preguntó y los adolescentes pasaron a mirarlo.

—En lo feliz que estoy de que todos estemos reunidos aquí comiendo, linda —Le sonrió aún más y bebió un poco de su jugo—. Te quedó riquísima la comida —Ella le sonrió como si le hubieran dicho que se había ganado la lotería—. Se siente como si aún siguiéramos en Irlanda.

—Sí —comentó Niall—. Está muy buena. ¿Cierto, Zayn?

Este tosió un poco y asintió con la cabeza.

—Sí. Buenísima —Sonrió—. Muchas gracias por prepararla.

—Oh, cielo —La mujer se sentía halagada—. Cuando gustes.

—Sí, de hecho, deberías venir otro día y así probar más platos típicos de Irlanda —aseguró el padre—. Apuesto a que te encantarán.

El moreno sonrió y asintió.

—Claro. Será un gusto venir.

Pasaron el resto de la comida comentando unas cuantas cosas y riendo y, cuando acabó, Zayn se ofreció a lavar los platos.

—No es necesario —dijo la madre, pero él insistió.

—Por favor. Tampoco es la gran cosa.

La mujer suspiró.

—Está bien. Voy a ir a...

—No, linda —salió Bobby—. De hecho, creo que sería bueno que acompañáramos a Zayn en la cocina, ¿sabes? Para que de esa forma hablemos de ciertas importantes cosas con él.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora