Capítulo 16

1.7K 215 30
                                    

[N/A: Los extrañé c:

Gracias por sus comentarios de intriga o de amor-odio hacia mí. Siempre me alegran el día /u\

Este cap es un poco distinto pero espero que igual les guste :v Y si no les gusta, igual nos vemos mañana, así que no se quejen :v (?)

Los loveo, jsjsjsj]


Bobby salió del trabajo con una sonrisa. Estaba feliz porque le había ido bien en el día, iba a ver a su amada esposa y, lo mejor de todo, iba ver a la luz de sus días: Niall. Su pequeño y hermoso Niall, que era su tesoro y el motivo de su esfuerzo en el trabajo y su motor para no rendirse nunca —aunque a veces fuera demasiado tosco como para hacérselo entender de forma tan simple.

En el camino a casa, pensó en cuánto extrañaba pasar tiempo con él. Había sido más fácil cuando era un niño; se le acercaba, jugaba con sus carritos, con sus muñecos, construían cosas juntos, y ya; Niall feliz, Bobby feliz, Maura feliz, todos felices. Todo era tan sencillo y ahora, con la adolescencia...

La adolescencia era una mierda. A los adolescentes los confundía, a los padres los desesperaba —y, la peor parte: terminaba alejándolos entre sí. ¡Era una completa injusticia! Él se quería acercar a su hijo, sentarse con él, preguntarle sobre su día a día, sobre lo que pensaba, sobre lo que vivía y, en cambio... se sentía tan atrasado con respecto a él, tan idiota, que nunca le preguntaba nada.

Era como sentir que no hablaba su mismo idioma. Pasaba todo el santo día trabajando, nunca salía a clubes ni bares ni nada parecido, tampoco iba a centros comerciales más que cuando Maura le pedía ir con ella... se sentía desactualizado. No sabía nada de la moda del momento —como música, películas, series, bandas, artistas. No sabía nada de nada; sólo conocía de su trabajo y ya.

Y de pescar.

Pero eso era otra historia.

Los jóvenes eran complicados. Solían decir que eran sus padres quienes no los comprendían, pero a veces se sentía más bien como si fuera al revés. Los movimientos socioculturales iban pasando, al igual que las modas, y ellos sólo sentían que, de la noche a la mañana, su mundo entero había cambiado; no comprendían nada.

O quizá sí, pero sentían que no lo suficiente.

Y... a veces era estresante. Porque se suponían que eran ellos los adultos, los que debían enseñarles a sus hijos y, bueno, debido a los avances tecnológicos, los cuales los más jóvenes aprendían con más facilidad y prontitud, tenían que verse en un cambio de papeles que, si bien no odiaban del todo, los desconcertaban. Un poco. O quizá más que un poco. Y los hacían sentir raros. Y que, sin darse cuenta, tal vez también contribuían en hacer que se alejaran de ellos.

¡Y ni se diga de las palabras que usaban! ¡Era como si hubieran cambiado el idioma entero! Modismos extraños por aquí, modismos extraños por allá. ¡Parecía otro lenguaje! De hecho, así era como se sentía: como si no hablaran su mismo lenguaje. Como si se hubieran quedado tan atrás que ya no lo comprendía cuando hablaba.

Aunque, bueno, en realidad eso era normal; sucedía con todas las generaciones. Las cosas iban cambiando, nuevos valores iban surgiendo, igual que nuevas ideologías, modas y demás, y ellos sólo tendrían que aceptarlo y aprender a vivir con ello. Aunque no lo comprendieran del todo. Ni estuvieran tan de acuerdo con ello —no porque no les gustara en sí sino porque era algo a lo que no estaban acostumbrados según su propia generación.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora