Capítulo 62

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[N/A: Este cap no es muy largo, pero es demasiado importante, jeje.

Espero que les guste, los loveo c:]


El moreno se quedó viendo al rubio con cara de shock por unos minutos, y este, asustado de que estuviera haciendo algo mal, se preocupó.

—¿Lo estoy haciendo bien? —preguntó entre dientes y su interlocutor volvió en sí, asintiendo con la cabeza.

—Sí. Lo estás haciendo de... maravilla.

Aún parecía demasiado en shock como para decir algo más sustancioso, por lo que el ojiazul procedió a hablar, aunque no era muy bueno en ello y ambos lo sabían.

—Yo, eh... —Seguía hablando entre dientes—. He estado practicando. No sabía muy bien cómo, ya sabes, hacerlo, pero le pedí ayuda a mi papá y...

—Pues... Te sale genial.

—¿En serio?

—¡Claro! Tu, eh, tu sonrisa es hermosa y NIALL, POR DIOS, ESTÁS SONRIENDO. ¿TE DAS CUENTA DE QUE ESTÁS SONRIENDO? Y TE VES TAN HERMOSO.

Dejó de hacerlo y se mordió el labio, apenado. Las mejillas le comenzaron a arder y pasó a mirar al suelo.

—Gra-gracias.

—¿Por qué no traje mi teléfono? ¡Quiero tomarte una foto! —El rubio volvió a alzar los labios levemente y el mayor negó con la cabeza—. No, Niall, ahora puedes sonreír siempre como sonreíste ahorita y, ¿sabes qué? Deberías hacerlo, para ir practicando y... DIOS, AÚN NO PUEDO CREER QUE DE VERDAD SONREÍSTE.

El menor desplegó esa sonrisa otra vez, haciendo que sus mejillas se vieran más adorables de lo normal y también que sus ojos parecieran dos rendijas, y Zayn se sintió tan feliz de poder presenciar eso que estuvo a punto de llorar.

—Me encanta tu sonrisa, Niall —comentó—. Es hermosa, de verdad.

—¿Ahora sí sonrío como alguien normal?

El corazón del ojimiel se partió un poco, entendiendo el dolor oculto en esas palabras, y vio al otro a los ojos y negó lentamente con la cabeza.

—Ya eres alguien normal.

Niall dejó de sonreír y volvió a morderse el labio.

—¿En serio lo crees?

—Sí. Lo eres, Niall. Eres alguien normal y... completamente hermoso.

El rubio miró al suelo unos segundos, pensativo.

—Ahora yo... —Tragó saliva, avergonzado—. Ahora yo también quiero abrazarte. Y no puedo. Lo siento.

En el rostro del moreno apareció una sonrisa pequeña y enternecida.

—Está bien. No importa. Ya luego nos abrazaremos tanto como nuestros brazos lo soporten.

El menor no volvió a sonreír, pero asintió con la cabeza de inmediato, pensando en ello y tomándolo al pie de la letra para el futuro. Suspiró con alivio; se sentía feliz. Ligero. Un poco menos aprisionado en su condición de post-accidente.

—Yo, eh, creo que ya debería irme. Le diré a mi papá que ponga a calentar las hallacas para comérnoslas más tarde, sí, haré eso.

El mayor sonrió.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora