Capítulo 105

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[N/A: La situación en mi país está muy difícil y lo único que me provoca es llorar. Hoy metieron preso a uno de mis compañeros de clases, y ayer a otro lo detuvieron. Todo porque quieren libertad. Hace poco murió un estudiante de medicina, le faltaba muy poco para graduarse, y pensar que yo podría haber estado en su lugar, que podría estarlo mañana mismo... no tienen idea de lo horrible que me siento. Los policías matan gente porque sí, no hay insumos médicos, cada día más y más gente muere... Las cosas que estamos viviendo no son fáciles, así que discúlpenme cuando tenga que ausentarme.

Como sea, espero que disfruten el cap. Gracias a todos por su paciencia, por preocuparse y por sus buenos deseos. Los amo]


Quería besarlo. Me estaba viendo a los ojos, su mirada era suave y a la vez llena de muchas emociones, y me dije a mí mismo que esa era respuesta suficiente por los momentos.

Pero si sus labios eran tan acogedores como los recordaba...

Sin embargo, no lo hice. Tenía miedo de que todo se arruinara súbitamente. Otra vez.

—¿Entonces...? —salió de mi boca y apretó su agarre en mis dedos. ¿Me estaba diciendo que estaba ahí conmigo y que estaba consciente de ello? ¿O era otra cosa? Suspiré y no pude detener que otras palabras se me escaparan—. ¿Sí te gusto?

Su mirada no se apartaba de la mía. Era ligera, como si estar así de expuestos no le incomodara en lo absoluto.

—Como lo dije aquel día, Zayn, eres el jardín entero.

Ahora quería llorar. Sentía demasiadas cosas como para siquiera expresar alguna con palabras.

—¿Me amas? —pregunté sin poder evitarlo y continuó sin despegar su vista de la mía. Asintió con lentitud y habló en voz baja, como si intentara asegurarse de que nadie más que yo pudiera oírlo.

—Aunque no pueda decírtelo...

Rompí en llanto. Despegué mi mano de la suya y la llevé hasta mi cara, comenzando a quitar las lágrimas, y cuando volví a verlo noté su mirada triste.

—No llores, por favor...

—Es de felicidad, Niall. Estoy muy feliz y... —Sorbí y me pasé la mano por el rostro de nuevo—. Tú me haces feliz.

Se subió incluso más en mí y me besó la frente, despertando miles de mariposas que ahora volaban libres a lo largo de mi estómago. Luego volvió a bajar y permaneció allí, cerca, y posó su mano en una de mis mejillas, quitando los restos de lágrimas que quedaban y acariciándola después.

—Vamos a dormir —afirmé y, teniendo los ojos cerrados lo escuché llamarme, por lo que los abrí—. ¿Sí?

Movió su dedo hasta mi nariz, como hacía meses anteriores. Una sonrisa se hizo presente en mis labios, y hasta solté una risa.

—¿Eso significa que me quieres?

Pasaron segundos hasta que finalmente respondió. Su mirada era seria.

—Significa lo que quieras.

—¿Y si quiero que signifique eso?

—Entonces significa eso, sin más.

Permití que la felicidad me invadiera y asentí. Lo acomodé hasta que quedó a mi lado y no encima de mí, y se me acercó tanto como las veces anteriores, hundiendo su cara entre mi pecho y cuello. Lo rodeé con el brazo y lo oí suspirar.

—Descansa, cielo.

—Tú también, prometido.


El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora