Capítulo 110

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[N/A: Este capítulo es una mezcla de emociones algo intensas, así que recomiendo discreción. Si alguna persona que lo lee sufre de ataques de pánico o ansiedad, le recomiendo que lo lea con alguien más. 

Gracias por leer <3]


El rubio estaba feliz. Se sentía emocionado y a la vez tranquilo, como cuando te pasa algo realmente bueno y estás un poco ansioso por ello, pero al mismo tiempo relajado porque finalmente se dio y es perfecto. Ya llevaban unos minutos en el auto en silencio, con lo único sonando siendo el reproductor de música y sus propios tarareos de las canciones que más le gustaban, y su mente fue a parar a algo en concreto.

—¿Y a dónde me llevarás? —preguntó lo suficientemente alto como para que el conductor lo oyera—. A la cita, me refiero.

—Pero acabo de preguntarte si quieres ir conmigo a una. No he pensado todavía dónde será.

Y su cabeza estaba viajando por otros lados. Se imaginaba muchas cosas, todas cursis, románticas y un poco cliché, y le encantaban cada una de ellas.

—¿Me llevarás a una cena?

—Oh, no. Es demasiado común. Tiene que ser algo menos típico, ¿entiendes? Algo más... nosotros.

—¿Algo como qué?

—No sé. Ya se me ocurrirá —Estuvieron unos segundos en silencio de nuevo, y esa vez fue el moreno quien lo rompió—. ¿Y tú a dónde me llevarías para una cita? ¿A una cena?

—No. Probablemente te llevaría a algo sencillo, como... un picnick, no lo sé. O al cine. O al parque.

—¿Por qué? —no se oía enfadado por ello, sino que se notaba que tenía curiosidad. El rubio suspiró.

—Debido al TEPT, me he dado cuenta de que en las cosas más sencillas está la felicidad. Poder abrazar a alguien, mirarlo a los ojos y decirle que lo quieres, reírte a carcajadas, dormir sin pesadillas... Esa es la verdadera felicidad, aunque uno no lo vea.

El conductor del auto sonrió de lado.

—Tienes muchísima razón, cielo. Muchísima razón.

—Cuando estoy contigo, siempre me siento como un adolescente normal. Incluso antes, cuando no podía hablar mucho, cuando no podía ni abrazarte, cuando no podía ni reírme... Me tratabas como a cualquier otro amigo, como a cualquier otro adolescente. Y me ayudabas tanto al hacerlo, me hacías tan feliz que... no lo sé. No solo eras como una luz en la oscuridad, ¿sabes? Sino que también me motivabas a querer mejorar más rápido.

El moreno dejó escapar un gruñido de ternura de su boca.

—Me vas a hacer llorar.

—Pero es que es verdad —el rubio sonrió de lado, viendo por la ventana—. A veces pienso que quería mejorar más por ti que por mí. Quería mejorar para... ser un adolescente normal a tu lado.

—Ya eres un adolescente normal. Siempre lo fuiste.

—No siempre se sentía así. De hecho, nunca se sentía así, a excepción de cuando estaba contigo y... por eso siempre quería tenerte cerca. Por eso siempre quería estar cerca de ti, aunque no pudiera hablar mucho o decirte todo lo que pensaba.

—Y luego preguntas porqué es que me gustas. Por favor.

El ojiazul sonrió.

—Eso no es nada comparado con todo lo que has hecho por mí.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora