Capítulo 85

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[N/A: Dedicación a Zi4allSunshine y EmelyVB6 c: 

Gracias por leer y espero que disfruten :v]


Decir que estaba simplemente triste era mentir y lo sabía. Vi el ícono del contacto de Niall en la pantalla del teléfono y sentí cómo las lágrimas me invadieron los ojos. Cayeron por mis mejillas unas cuantas, pero las quité con prontitud de mi rostro con mis manos y, aunque no sirvió demasiado, porque luego volvieron a brotar como una cascada, me consolé diciéndome que al menos estaba haciendo lo que podía.

Me desplomé en mi cama, mirando el techo. Dejé el celular en la mesita de noche que estaba cerca y, suspirando, repasé mentalmente la conversación que acabábamos de tener.

Sí, sabía que le gustaba Samuel. Lo sabía más que bien. Pero escucharlo de su boca, escuchar que lo confirmaba y que, de paso, ni siquiera estaba seguro sobre si le seguía gustando o no a tales alturas, al ya haber pasado más de 6 meses desde la última vez que le había hablado, me destrozaba tanto por dentro que se me hacía imposible retener tantas emociones —o, más que eso, el llanto.

Así que sólo... dejé que saliera. Al fin y al cabo, hacerlo era mejor, ¿no? Drenarse, liberarse, vaciar todas esas inquietudes aunque fuera a través de lágrimas, porque no podías hacer nada más por la situación...

¿O sí podía? Y, en caso de ser así, ¿cómo? ¿Dejándolo? ¿Apartándome? ¿Alejándome antes de que terminara de partirme el corazón? Porque sí, sabía que tampoco era como si hubiera un contrato tácito que aseguraba que cuando te gustara alguien esa persona iba a corresponderte —o, más que eso, que la obligara a ello—, pero al menos había esperado que... que...

—¿Que también me quisiera? —susurré y sentí cómo al hacerlo más lágrimas me inundaron la vista. Sacudí la cabeza y volví a limpiarme la cara con la mano—. Es que soy tan estúpido...

Y pensé de nuevo en mi cuerpo. En mis inseguridades. En mi abuelo. En lo perdido que me había sentido en esa época, en la soledad que se había vuelto mi pan diario, en todo lo que había vivido y, por inercia, me incorporé en la cama y dirigí mi vista a la puerta.

"No me importa lo que puedas hacerme." leí, y tomé aire una vez más.

Sabía que había dicho que no me importaba si el cachorro terminaba rompiéndome el corazón, pero aún así me daba miedo. Nunca antes me había gustado nadie de esta forma; ¿qué sucedería si luego todo se acababa? ¿Me iba a sentir tan mal como cuando ocurrió lo de mi abuelo? ¿O incluso peor? ¿Y si volvía a ser un cuerpo andante y no una persona por la depresión? ¿Y si regresaba esa sensación de vacío en el pecho al ya no tener a una de las personas que más quería en mi vida?

Lloré aún más. Seguí llorando. Luego todo se volvió negro porque me dormí y, cuando desperté, ya era sábado.

Me di cuenta de que, quizá, había exagerado un poco el día anterior. En realidad era algo comprensible, teniendo en cuenta lo que había pasado antes y toda la situación con el cachorro en la que era yo quien lo ayudaba y él me decía que le gustaba alguien más, pero no podía ponerme exigente porque, después de todo, no me había dado una respuesta exacta.

Es decir, no me había dicho como tal Aún me gusta Samuel —y, si bien era cierto que tampoco me había dicho lo contrario, tenía el presentimiento de que sólo estaba siendo pesimista debido a mis mismas inseguridades.

Era como... lo de su padre diciendo que éramos novios y él no comentando nada al respecto. Si no le gustara que lo dijera, se lo habría hecho saber, ¿cierto? Y sí, no le había dicho que sí lo éramos con exactitud, pero tampoco le había dicho lo contrario y eso me parecía que era una buena señal.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora