Capítulo 61

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[N/A: Espero que les guste el cap PORQUE YO LO RE AMO, ASDFGHJKL

Lo que ven en la multimedia es una hallaca con pan de jamón y ensalada de gallina.

Y NO, NO ES UN TAMAL.

Pasen un lindo día, los loveo c:]


El cachorro y yo nos habíamos visto a diario hasta el 24 de diciembre —aunque sólo era saliendo a media acera y hablando ahí un rato; no íbamos a ningún sitio ni nada; sólo nos quedábamos de pie y hablábamos, sin más, como de costumbre—, pero después de ese día no nos vimos más hasta el 31 por una política extraña que tenía mi mamá originaria en su país —decía que esos días eran sólo para quedarse en casa y no hacer más que comer y dormir, por lo que no me dejó salir PARA NADA.

No podía ni siquiera ir a la tienda de la esquina a comprar una gaseosa. NADA. Era estar todo el día en casa, viendo televisión, hablando, comiendo juntos, eso sí, cosa que disfruté mucho porque ahí estaba mi hermana, y escuchando música típica de su país, que era lo normal escucharla en esa época.

Sin embargo, Niall y yo seguíamos llamándonos —como era obvio. Hablábamos a diario, al medio día, después de cenar y antes de dormir y, si bien al menos era algo, yo sentía que necesitaba algo más.

Necesitaba verlo, ¿sí? Eso era todo.

Así que el 31, cuando mi madre finalmente me mandó ir a la tienda a comprar azúcar, aproveché y lo llamé rápidamente, diciéndole que saliera para verlo. Él me comentó que me llevaría un regalo, además de que me mostraría algo, por lo que fui a comprar el azúcar muy rápido y, cuando me encaminé al sitio en el que habíamos acordado encontrarnos, lo hice con muchísima alegría.

—¡Hola, Niall! —saludé con emoción—. ¿Cómo estás?

—Bien —Asintió con la cabeza—. Quiero entregarte tu regalo, ¿sí? Pero es un poco extraño, así que... sólo espero que puedas ver que es importante para mí.

Fruncí el ceño y sonreí.

—Perfecto.

—No te vayas a burlar, eh, que te lo estoy regalando porque es especial.

Fruncí aún más el ceño.

—Bien. ¿Cuál es mi regalo?

Buscó en su bolsillo trasero y de él sacó... una roca. Y sí: ese fue su regalo, por lo que pasó a colocármela en la mano cuando la extendí en su dirección.

—Feliz Noche vieja —exclamó y me quedé mirando fijamente lo que tenía encima de la palma.

Era una roca no muy grande, lisa y pesada. La verdad, de haberse tratado de otra persona, probablemente la habría arrojado al suelo y gritado, preguntando por qué demonios me hacían esa clase de broma y no me daban el verdadero regalo de una vez —o, más bien, por qué me regalaban eso en lugar de nada, porque para qué querría yo una roca o para qué me iría a servir alguna vez en la vida; para que me regalaran una, la verdad, prefería nada—, pero, como se trataba del cachorro: (1) sabía que no era una broma, (2) sabía que eso en serio era su regalo, y (3) lo guardé en mi bolsillo con una enorme sonrisa en el rostro.

Y luego algunas dudas me atacaron la mente. ¿Qué significaba eso para Niall? Siquiera, ¿significaba algo? ¿O sólo era él siendo él mismo, como de costumbre?

—Está muy lindo —opiné y lo vi alzar las comisuras de los labios.

—Gracias.

—Al contrario, gracias a ti. No hay muchos amigos por ahí que regalen rocas, así que, bueno, ya te podrás imaginar todo lo afortunado que me siento.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora