Capítulo 115

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[N/A: A mis lectores de México, les quiero preguntar: ¿hay alguno que sea de Ciudad de México o de Baja California? Si es así, por favor, comenten "Yo, de Ciudad de México", o "Yo, de Baja California" según sea su caso. No es para nada que tiene que ver con la historia, pero aún así es importante. Gracias <3]


Cuando desperté, tuve la sensación de que le había dicho a Niall que estaba enamorado de él. ¿Lo había hecho en mis sueños? ¿Había soñado que le había dicho eso? Era una sensación rara, pero seguía presente en mi pecho...

Abrí los ojos y lo vi allí, entre mis brazos. Sonreí al instante y bostecé, desperezándome. Caí en cuenta de que estábamos en su habitación y me separé de él, saliendo de la cama. Al parecer, notó mi ausencia en el acto, porque se puso a gruñir, buscarme con los brazos y, al no encontrarme, se despertó segundos después.

—¿Zayn? —preguntó bostezando. Su voz era mucho más grave de lo normal, y joder, que le hacía daño a mis cinco sentidos—. ¿Por qué no estás a mi lado?

Tenía el pelo alborotado, los ojos agotados y debajo de ellos se veían unas bolsas, pero eran las típicas ya propias de él. A pesar de eso, me parecía que se veía hermoso.

—Me da miedo que entre tu mamá y nos vea así, cielo.

Lanzó un gruñido de desaprobación, quitándose la sábana de encima.

—Mi mamá debe ser ciega para no notar que somos novios.

—Bueno, quizá, pero no quiero que se entere de esta forma.

Me miró con atención, como pensando.

—¿Me das un abrazo de buenos días?

—¿Qué te parece si nos lavamos la cara y los dientes, y te doy un beso de buenos días?

Sonrió. Los ojos se le veían como rendijas.

—Me haces tan feliz, Luciérnaga.

El corazón se me encogió un poco ante eso. Asentí.

—Tú también. Más de lo que crees.

Minutos después, cuando estábamos de regreso en su habitación y nos habíamos dado un par de picos, recordé algo.

—Oye... cuando me desperté en la mañana, tuve la sensación de haberte dicho algo... ¿Fue un sueño, o te lo dije de verdad?

Sus mejillas se colorearon de rojo a los segundos.

—En la noche me llamaste tu pequeño arcoíris.

Me mordí el labio.

—¿De verdad? —Él asintió—. Bueno, eso... es un poco cursi...

—No, no. Es decir, es lindo. No lo veo cursi o demasiado o... —Se rascó la cabeza—. Me gustó que me llamaras así.

Ahora era yo quien se sonrojaba aunque fuera un poco.

—¿En... serio?

Me miró con un aire de seriedad y asintió. Se acercó a una mesa de noche que estaba al lado de su cama y abrió una de sus gavetas, sacando de ella un libro delgado. Se sentó en la cama y pude ver que el título de dicho libro era algo largo. Comenzó a buscar una página con los dedos.

—¿Qué es eso? —pregunté.

—Un poemario.

—¿Desde hace cuánto lees poesía?

Sonrió de lado, todavía buscando.

—Como lo dije ayer, Zayn, soy una caja llena de sorpresas.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora