Capítulo 33

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Mi pecho se llenó de orgullo cuando, el viernes, el cachorro pudo escalar la cuerda en gimnasia. En definitiva, fue uno de los mejores días de mi vida. Niall había dudado muchas veces antes de siquiera poder acercarse a la soga, y pareció a punto de llorar más de una vez, además de que en el camino lució cerca de salir huyendo y, bueno, también estuvo el hecho de que no llegó muy lejos, pero lo importante fue que lo hizo —y que yo no podía estar más feliz por ello.

Sin embargo, cuando bajó a medio camino, porque no había podido soportarlo más, comenzó a llorar y corrió hasta el baño, como veces anteriores, y el profesor de gimnasia lo regañó porque al parecer eso "no era muy de hombres", cosa que me enojó muchísimo, porque estaba enseñándonos cosas erróneas —la fortaleza no depende del género— y, como cereza del postre, podría terminar haciendo que el cachorro se sintiera aún peor.

O, como temía, como un cobarde.

Lo bueno era que mis compañeros del salón ya no decían nada. Quizá habían comenzado a acostumbrarse a que Niall saliera corriendo y llorando al baño en medio de cualquier clase, cosa que, si bien era dolorosa, al menos ayudaba un poco porque así ya no hacían un escándalo al respecto. Algunos, como siempre, comentaban entre sí cuando ocurría, pero era una minoría demasiado insignificante como para en serio morirse por ella, por lo que no le prestaba atención y, al contrario, intentaba tranquilizarme y decirme a mí mismo que todo mejoraría y que el cachorro ya pronto se pondría del todo bien.

—¿No vas a ir a verlo? —preguntó Louis y suspiré, negando con la cabeza.

—Me dejó muy claro la última vez que fui a intentar ayudarlo que no quería que lo acompañara.

El ojiazul se rascó la cabeza.

—Eso fue hace bastante tiempo —Se encogió de hombros—. Quizá las cosas han cambiado.

Sabía que en parte tenía razón, porque no había ido a intentar ayudarlo en sus ataques —no sabía si era eso en realidad, pero por los momentos los llamaría así en mi cabeza— desde la primera vez que me había llamado por mi nombre, pero la cosa era que todo ese tema era mucho más complicado de lo que parecía.

—Es su momento de debilidad, Louis —expliqué—. Es horrible para él pasar por eso y no quiere que lo vea así.

—Zayn...

—Yo tampoco quiero verlo así —admití con voz algo quebrada. Suspiré, sintiéndome minúsculo e impotente—. No si él no quiere.

Duramos unos segundos en silencio, imaginé que en los que mi mejor amigo estaría pensando en algo para decir, y luego habló.

—Imagino que es... difícil pasar por esas cosas.

Alcé una ceja, hasta cierto punto divertido por su comentario. Si sólo fuera difícil creo que Niall ya lo habría superado. Y, bien, sabía que no era culpa de Louis y, de hecho, no lo estaba culpando de ninguna forma, pero igual ese pensamiento estaba en mi cabeza, día tras día, y esa impotencia tan frustrante y devastadora seguía en mi mente cada vez que veía, hablaba o salía con el rubio.

—Supongo que no quiere que lo vea así porque tiene miedo de que luego lo trate diferente —confesé con una sonrisa triste en el rostro—. Soy uno de los pocos que actúa con él como con cualquier otra persona, e imagino que no quiere que lo vea como menos, que le hable distinto o que ya no sea lo mismo y que es por eso que mantiene más distancia de la normal.

Pero, de igual forma, eso no va a pasar. Nunca podría verlo como menos por estar pasando por cosas difíciles ni nada parecido; ni a él ni a ninguna otra persona. Aunque eso no lo ve, claro. Y aunque quizá nunca lo note por estar demasiado concentrado en intentar no parecer el fenómeno cobarde hazme reír que cree erróneamente que es.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora