Capítulo 48

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Niall volvió a casa con una enorme duda en la cabeza; no sabía qué regalarle a Zayn en su cumpleaños. Quería darle algo que fuera asombroso, algo fenomenal, algo impresionante, porque el moreno siempre era muy bueno con él, porque era buena gente y, más que eso, porque se lo merecía.

Sin embargo, no se le venía nada a la cabeza —nada era lo suficientemente bueno para él.

Porque la cosa era que, cuando pensaba en Zayn, sólo pensaba en gomitas.

Y en dibujar.

Así que decidió que eso sería lo que haría —le regalaría gomitas y un dibujo. Anotó en su lista mental dibujarle algo que pensara que podría gustarle y, después de saludar a su madre, esperó un poco hasta las 4, llamó a Samuel y fue a dormir a su habitación un rato; estaba cansado por la conversación de madrugada y quería recuperar aunque fuera un poco del tiempo de sueño.

Se despertó transcurrida una hora con el cuerpo sudado, angustiado, y por lo horrible que había sido una pesadilla. Se secó la cara, las manos, el cuello y se fue a duchar. Casi había olvidado lo maravilloso que era no tener pesadillas o no usar más esas estúpidas pastillas, pero sabía que todo valdría la pena al final —y, de hecho, cada vez que estaba a punto de rendirse lo recordaba y por eso seguía intentándolo.

Se secó el cabello y, bajando a la sala, llamó a Zayn.

—Hola —dijo de inmediato, sin esperar el usual momento que dejaba en blanco en el que el moreno detectaba que era él. No era que en realidad estuviera tan feliz o emocionado; sólo estaba angustiado por las pesadillas y eso lo ponía más ansioso de lo normal—. ¿Quieres salir?

Y Zayn, por su parte, estaba sorprendido.

—Hola, Niall —Sonrió—. Claro, me encantaría.

El rubio soltó un suspiro de alivio.

—¿Dormiste un poco ahorita? ¿Sigues cansado? Ni siquiera te pregunté eso; lo siento.

Y el moreno soltó una carcajada, enternecido por la actitud del ojiazul.

—Estoy bien, ¿sí? Lo juro.

Su interlocutor se mordió el labio.

—Perfecto.

—¿Y tú? ¿Descansaste un poco? —No respondió y entendió—. ¿Dormiste ahorita y tuviste pesadillas? —Silencio—. Pues, te agradezco enormemente por llamarme, ¿sabes? Significa mucho para mí.

El rubio suspiró.

—Gracias a ti por responder.

Y el ojimiel volvió a sonreír.

—Creo que me quedó una porción de brownie por aquí. ¿Quieres que te la lleve?

—Eso no se pregunta, Zayn.

Este se echó a reír y asintió con la cabeza.

—Bien, bien, ya voy a guardarla.

—Gracias.

—Si vuelves a tener pesadillas me llamas hoy, ¿sí?

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora