Especial 10K - Capítulo 45

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[N/A: Este capítulo se lo dedico a MonstruoTomaCafe porque me recuerda mucho a él, asdfgh

Gracias por leer y por la paciencia c:]


Fuimos a comer waffles. No se me ocurría ningún otro sitio al que ir, por lo que sugerí que nos dirigiéramos allá y al cachorro, para mi suerte, le agradó la idea. En el camino, mantuvimos una breve conversación en la que él ya hablaba un poco más y recordé cuando en la primera salida ni siquiera dijo palabra alguna hasta casi el final, cuando ya estábamos a punto de irnos del local, y me pareció gracioso; era impresionante cuánto habían cambiado las cosas y en tan —relativamente—poco tiempo.

Lo que en realidad más me gustaba de todo lo que estaba ocurriendo con él era que poco a poco iba progresando. Hacía bromas más seguido, hablaba más, ya no se limitaba sólo a asentir con la cabeza —y eso era un avance notable. O, al menos, lo era para mí. Y, no, el progreso no era súbito, no era de la noche a la mañana, no era de la nada; era paulatino, lento, con paciencia. Pero también era constante y, al comparársele con el inicio, cualquiera podía notar que era enorme —y yo no podía estar más feliz al respecto.

Sin embargo, lo único que esperaba era que él también lo notara para que se sintiera tan orgulloso de sí mismo como yo lo estaba.

Aunque sabía que lo más probable era que no lo hiciera.

—¿No me llamaste por pena por, ya sabes, la hora, o por algo más? —pregunté con suavidad cuando estábamos sentados esperando que nos trajeran nuestra orden.

Lo vi morderse el labio y bajar la mirada.

—¿Podríamos no... hablar de eso, por favor?

Me sentí culpable.

—Oh, sí, claro —Me rasqué la cabeza, apenado—. Lo siento —Suspiró y asintió y tragué saliva—. ¿Qué hiciste esta mañana?

—Ayudé un poco a mamá con el jardín.

Sonreí.

—¡Qué lindo! ¿Te gusta eso de la jardinería o sólo ayudaste porque tu mamá estaba ahí?

—Me gustan las flores.

—Eso es genial —opiné mientras mi sonrisa crecía—. ¿Cuáles te gustan más?

—Todas —Se encogió de hombros—. Porque todas son igual de hermosas, así que sólo... todas.

Me pareció tan tierna su respuesta que le revolví el pelo.

—Aquí tienen su orden —anunció una muchacha trayéndonos los waffles a la mesa y unos siropes que habíamos pedido—. Espero que la disfruten.

—Gracias —respondió Niall y sonreí. Anteriormente habría dejado que yo respondiera o sólo habría asentido con la cabeza y, en cambio, ahí estaba, hablando más y haciéndome feliz a más no poder al hacerlo.

—Entonces... —dije y el cachorro volteó a verme, dejando de prestarle atención al plato que estaba a centímetros de distancia de sí. Me concentré un poco más en su cara, admirando sus facciones con detenimiento, y me di cuenta de cuán marcadas se veían sus ojeras. Me dio un tremendo dolor siquiera notarlas y, temiendo su posible reacción pero aún así haciéndolo, levanté mis manos y pasé mis pulgares por ellas con delicadeza. Se mordió el labio de inmediato y volvió a bajar la vista, apenado, y sonreí—. Son lindas.

Tragó saliva y decidí acariciarle con suavidad la parte que estaba tocando de su cara.

—¿Qué? —cuestionó con voz casi inaudible.

El chico de las sopas de letras #JustWriteItLGBTQ+ Ziall AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora