++ Cuatro ++

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Shang QingHua y Mobei-Jun decidieron por unanimidad que lo mejor era presentar a su hijo en la montaña Cang Qiong antes de hacerlo en el Reino Demoníaco. Con eso en mente el señor de An Ding pidió que los demás se reunieran para hacer el anuncio oficial.

— Papá— Mo Ran jaló la manga de Shang QingHua para llamar su atención—. Estoy nervioso.

Originalmente, el hermano Avión jamás había pensado en la posibilidad de tener hijos. Es decir, ¿qué había de bueno en traer a otro ser al mundo para heredarle los traumas que te herederon a ti? No tenía sentido, era un cuento de nunca acabar y un círculo vicioso del cual no quería formar parte.

Luego murió, reencarnó en Shang QingHua y en cuanto vio a Mo Ran tuvo que comerse sus palabras.

— No te preocupes, vas a estar bien.

Mo Ran jugueteó con las puntas de su túnica. Iba vestido como un pequeño discípulo de la cumbre An Ding, y su cabello estaba atado en una coleta alta. Su rostro denotaba ansiedad, y Shang QingHua se agachó para quedar a su altura acariciando una mejilla con su mano.

— Pase lo que pase, papá se quedará a tu lado, así que no temas, ¿bien?

— Bien— dijo Mo Ran esbozando una amplia sonrisa.

— Ese es mi pequeño.

Shang QingHua se levantó, tomó la mano de su hijo y entró a la sala, donde los otros señores de cumbre estaban esperando.

— Shang-shidi, bienvenido— saludó Yue QingYuan—. ¿Qué es eso importante que deseas anunciar?

El cultivador puso una mano en el puño en un gesto de saludo y dijo:

— Zhangmen shixiong. Yo, Shang QingHua, señor de la cumbre An Ding, estoy aquí para presentar a mi hijo.

Un murmullo recorrió la sala. Mo Ran se acercó situándose frente a Shang QingHua y haciendo el mismo gesto dijo:

— Mo Ran, hijo del tercer señor de la montaña, saluda al líder Yue y a los demás señores de cumbre.

Había hablado con solemnidad, pero su postura delataba su nerviosismo. Los cuchicheos cesaron y la atención de los cultivadores se centró en el niño, el pequeño tragó saliva al ver a tantos adultos observándolo fijamente y contuvo a duras penas el impulso de ocultarse detrás de su padre.

— ¿No es este el niño que encontraste en la secta RuFeng?— preguntó Shen QingQiu ocultando la mitad de su rostro detrás de su abanico.

— Así es— dijo Shang QingHua—. He decidido adoptarlo como hijo mío.

— ¿Y qué dijo tu estúpido demonio al respecto?

Qi QingQi puso los ojos en blanco con las palabras de Liu QingGe.

— Obviamente está de acuerdo. Él siempre está de acuerdo con todo lo que QingHua dice— dijo la mujer—. Además, este niño es una monada, ven aquí para que pueda abrazarte.

— Qi-shimei, espera un momento— dijo Yue QingYuan poniéndose de pie.

El líder de la secta se acercó a Mo Ran, poniendo una mano sobre su cabeza.

— Bienvenido a la secta de la montaña Cang Qiong, Mo Ran.

Tras decir esto, tomó la mano del niño para tomar su pulso, frunciendo el ceño levemente, como si hubiera notado algo incorrecto en el flujo de energía de su cuerpo.

— Es difícil saber en qué cumbre puedes cultivar— dijo—. Tal vez...

— Zhangmen shixiong, pensaba enseñarle la práctica del cultivo de mi cumbre— dijo Shang QingHua—. Es una buena base para empezar.

En otros tiempos, esas palabras habrían causado una cascada de risas y burlas, pero desde hace tiempo atrás, Shang QingHua se había propuesto fortalecer tanto su propio cultivo como el de sus discípulos con el objetivo de tener una base más fuerte y no depender de otros para defenderse cuando tenían que recorrer grandes distancias logrando un cultivo estable y fuerte por el trabajo duro que la cumbre realizaba. Claro que en comparación con otras cumbres no eran demasiado poderosos, pero An Ding había dejado de ser considerada una cumbre debilucha para ganarse el respeto de los otros.

Yue QingYuan asintió con calma.

— Está bien.

Sin embargo, pese a su buen temperamento y su disposición a acoger a Mo Ran dentro de la secta, Yue QingYuan tenía la impresión de que había algo raro con ese niño. Esperaba que solo fuera una impresión suya.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora