Una nueva vida

++ Setenta y dos ++

El hombre llevaba una máscara negra a juego con su atuendo en la cual solo podían distinguirse los ojos, los cuales en ese momento se encontraban fijos en la pareja.

— Joven maestro, yo solo estoy haciendo una advertencia de buena fe y tanto usted como su padre desprecian mis palabras.

— No estoy dispuesto a prestar atención a calumnias sobre mi nuera— dijo NanGong Liu—. Ella es una respetada discípula de la montaña Cang Qiong y…

— Insisto, ¿está usted seguro?— interrumpió el hombre.

La gente comenzó a murmurar, dirigiendo miradas a la comitiva de la montaña. Yue QingYuan y Shen QingQiu mantuvieron la compostura, mientras que Luo BingHe y Mobei-Jun se preguntaron qué tenía que ver eso con ellos; el único que se mantenía atento a lo que sucedía era Shang QingHua ya que el sistema le había prometido un plot twist y tenía curiosidad de saber a dónde iba a llegar todo esto.

— Lo único que intento es evitar que una a su hijo con una mujer malvada e inmoral— dijo el hombre atrayendo las miradas hacia su persona una vez más. Sus ojos negros se clavaron en Song QiuTong como estacas y añadió—. Una mujer que se atreve a casarse estando embarazada de otro. 

Song QiuTong alzó la barbilla con altivez extendiendo los brazos, dejando ver su delgada figura.

— Como pueden ver, no  hay evidencia de sus palabras— dijo—. De ser verdad, se notaría mi estado avanzado.

— Yo no dije que el embarazo fuera avanzado— dijo el hombre—. Así que agradezco sus palabras. 

Cruzando los brazos, el intruso añadió:

— La única intención de la señorita Song al ceder a este matrimonio es el corazón del joven maestro Zhang. El corazón de un maestro refinador con raíz espiritual de metal es esencial para la cuarta técnica prohibida.

Shang QingHua, que estaba encorvado sobre la mesa, se irguió de repente al escuchar las palabras "cuarta técnica prohibida". Su mirada se dirigió a Mobei-Jun, que escuchaba tenso con los ojos clavados en aquel desconocido. Un revuelo se armó a poca distancia: Chu WanNing se había levantado de su asiento con TianWen en mano, situándose frente al sujeto. Los ojos del hombre brillaron de manera indescriptible al verlo y alzó los brazos en gesto de tregua.

— Anciano YuHeng, usted puede probar lo que quiera, pero sabrá que digo la verdad. Además, mire a la belleza. ¿No hay algo de ella que se le haga familiar? 

Chu WanNing lanzó un golpe con TianWen, el cual fue evitado por el desconocido. No estaba mientiendo, pero tampoco le apetecía sentir el descargo de esa rama dorada en su piel. Ya había tenido los golpes, marcas y latigazos de toda una vida y no quería recibir más; pero sabía que debía arreglárselas de algún modo para demostrar su punto y probar que no mentía.

Y entonces se le ocurrió algo.

— La señorita Song tiene un cinabrio en su muñeca, ¿no es cierto?— dijo—. Todo lo que tiene que hacer es mostrar ese cinabrio y linpiará su nombre… a menos, claro, que no lo tenga.

Todas las miradas se dirigieron a Song QiuTong, que se había quedado estática en su lugar. ¿Cómo pudo olvidar el estúpido cinabrio? Abrió la boca para decir algo, pero en ese instante Zhang SuiYing la tomó de la muñeca y retiró la manga que cubría su brazo, repitiendo el proceso con la otra mano. 

— Tú…— dijo.

— Ah, qué demonios— dijo Song QiuTong encogiéndose de hombros.

La mujer chasqueó los dedos y un aire frío recorrió el lugar. Mobei-Jun se puso de pie rápidamente lanzando una estela de poder espiritual que contrarrestó el ataque del viento helado para evitar que la gente se congelara. Un destello rojo pintó el cielo y nadie le prestó atención creyendo que se trataría de la caza del ciervo: la mayoría de las personas estaban ocupadas tratando de salvar sus vidas ante el inminente desastre helado que estaba por llevarse a cabo. 

Shang QingHua tuvo que admitir que este era un muy buen plot twist. Es decir, ni siquiera él se lo habría esperado. En medio del desastre se acercó a Shen QingQiu y susurró:

— ¿Esto pasa en el material original?

— No lo sé, no leí la novela completa— respondió Shen QingQiu—. Estoy tan perdido como tú.

Entonces alguien gritó, y sus palabras trajeron un escalofrío a los dos maestros. 

— ¡Es la grieta celestial! ¡El reino infernal se asoma de nuevo!

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A ver, suelten sus teorías (?)