++ Nueve ++

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Shang QingHua escribió una carta que envió al pico SiSheng, y cuando recibió la respuesta de que los esperarían, la familia se dirigió hacia allá. Tal como Yue QingYuan lo había dicho, volando en espada les tomaría tres horas llegar desde la montaña Cang Qiong. Mo Ran se asombró de la cantidad de escaleras que tenía que subir y se colgó del brazo de Mobei-Jun diciendo:

— Padre, cárgame.

— No— dijo el rey de hielo.

— ¡Por favoooooor!

— No.

Shang QingHua soltó una risa por lo bajo y le dio un golpecito en la cabeza a Mo Ran.

— Eres de la cumbre An Ding— dijo fingiendo regañarlo—. Y en la cumbre An Ding no se rehuye el trabajo duro. ¿No aprendiste nada?

— Pero papá, son muchos escalones— dijo Mo Ran fingiendo ser lastimero.

— La cumbre Bai Zhan tiene más escalones y no te quejas tanto cuando quieres ver a tu shishu.

Mo Ran hizo un puchero, sabiendo que había perdido la batalla, y los tres subieron hasta llegar a la secta propiamente dicha. Allí les esperaba el líder del pico SiSheng junto a su esposa y dos adolescentes.

— Señor de An Ding, bienvenido al pico SiSheng. Mi nombre es Xue ZhengYong. Esta es mi esposa, madame Wang, mi hijo Xue Meng y mi sobrino Mo Nian.

Madame Wang sonrió haciendo una leve reverencia, mientras los adolescentes se miraban entre sí. Shang QingHua presentó a su familia y el grupo se dirigió hacia la explanada de la secta, donde otros jóvenes estaban reunidos.

— Maestro Shang, en su carta mencionó que deseaba que su hijo fuera aceptado como discípulo— dijo Xue ZhengYong mirando de reojo a Mo Ran—. En este momento los chicos están por escoger a su maestro, él podría...

— ¿No son los maestros quienes acogen a sus discípulos?— intervino Mobei-Jun con sorpresa.

— Ah, no, en el pico SiSheng hacemos las cosas diferentes— dijo Xue ZhengYong explicando de buena gana—. Creemos que la afinidad es mejor cuando el estudiante elige cabalmente a quien le va a enseñar. Si es elegido por alguien que no le agrada no tomará en serio sus palabras.

— Papá, ¿estás bien?— inquirió Mo Ran con preocupación.

Shang QingHua tenía el ceño fruncido y se masajeaba una sien con una mano como si algo le preocupara. El señor de cumbre sonrió como si nada y dijo:

— Sí, sí, solo intentaba recordar si no olvidé nada en la montaña. No es nada grave.

La realidad era que, fiel a su costumbre de aparecer en los momentos más inoportunos, el sistema le había arrojado una notificación.

[ Se le ha asignado una nueva misión: debe asegurarse de que Mo Ran se fije en Chu WanNing. Esperamos que se esfuerce para cumplir el objetivo satisfactoriamente ]

Shang QingHua había oído hablar de Chu WanNing. Diablos, no hay una sola persona en el mundo del cultivo que no haya oído hablar de Chu WanNing, el cultivador más talentoso de la generación, con tres armas sagradas en su posesión, defensor de la justicia y blablablá. Era lo que el buen hermano Avión llamaba un magnánimo en toda la extensión de la palabra... solo que Chu WanNing era célebre por tener un terrible mal genio. ¿Por qué el sistema quería que su hijo tuviera su atención puesta en él?

Al llegar al sitio donde se llevaría a cabo la selección, Shang QingHua vio a todos los ancianos de la secta reunidos, pero no pudo ver al inmortal Beidou del cielo nocturno entre ellos. ¿Cómo iba a llevar a cabo su misión...?

Oh. Lo acaba de encontrar. ¿Qué demonios hace apartado de los demás?

— QingHua.

Shang QingHua volteó a ver a Mobei-Jun, quien a su vez señaló a Mo Ran. El joven permanecía de pie, estático, sin saber a dónde dirigirse, sin estar convencido de a quien elegir.

— A-Ran, muévete un poco por favor— musitó Shang QingHua retorciendo sus manos.

Como si lo hubiera oído, Mo Ran volteó hacia él y Shang QingHua aprovechó el breve momento de buena suerte con el que los dioses lo beneficiaron mirando a la lejanía. Mo Ran siguió su mirada y una amplia sonrisa iluminó su rostro dirigiéndose hacia allá.

— No puede ser— dijo uno de los ancianos—. ¿De verdad va hacia dónde creo que va?

Con una gran sensación de victoria, Shang QingHua vio como Mo Ran se situaba frente a Chu WanNing. El adolescente jaló suavemente de su túnica, tomando su mano cuando el mayor volteó hacia él, y le dijo:

— ¿Te gustaría ser mi maestro?

Chu WanNing lo observó fijamente, sin saber qué decir, moviendo suavemente su otra mano como si fuera a sacar una de sus armas, pero Mo Ran lo sujetó con una mirada anhelante.

— Por favor. Me gustaría que seas mi maestro.

En ese momento el sistema volvió a hacerse presente con otra notificación.

[ Se ha cumplido la misión satisfactoriamente. El usuario obtiene 500 puntos B y un plus. ¿Desea instalarlo? ]

"¿Un plus? Bueno, ¿por qué no?"

[ El plus "observador de realidades alternas" se está instalando ]

" ... "

Mierda. Si algo había aprendido el hermano Avión en sus aventuras literarias, navegando por Internet, era que cuando algo incluía el mote "realidades alternas" no podía ser precisamente bueno.

[ Plus "observador de realidades alternas" instalado correctamente. Para activarlo se necesitan 2000 puntos B. La opción también estará disponible de forma gratuita en eventos importantes ]

"¿Qué clase de eventos especiales? Sistema-dada, ¿estás ahí?"

— No.

Mo Ran había soltado a Chu WanNing, y cuando la atención de Shang QingHua se dirigió al mundo real fue en el momento justo que su hijo era rechazado. A su lado, Mobei-Jun apretó un puño con una mirada oscura y el señor de An Ding puso una mano encima de la suya para calmarlo, a pesar de que la rabia también había recorrido su ser. Este Chu WanNing... ¿Qué se cree ignorando a su hijo? Cultivador estrella o no, debería sentirse agradecido de que Mo Ran lo quiera como maestro. ¡Ni siquiera el exigente Liu QingGe lo había rechazado! ¿Con qué derecho lo hacía Chu WanNing? De no ser porque su deber como señor la cumbre de logística le impelía a mantener la cara de la montaña Cang Qiong, habría dejado que su rey arrasara con él.

— Ve por Mo Ran— dijo Mobei-Jun—. Nos vamos.

Para sorpresa de ambos, Mo Ran no se quiso ir, e incluso insistió en su decisión diciendo como si nada:

— Él será mi maestro. No quiero a nadie más. No importa cuánto deba insistir, lograré mi objetivo.

— Está bien— suspiró Shang QingHua con resignación, abrazando a su hijo—. Escríbeme todos los días, ¿bien?

— Lo prometo— dijo Mo Ran correspondiendo el abrazo.

Mobei-Jun se acercó a su hijo y el adolescente lo abrazó.

— Adiós, padre— dijo—. Cuida de papá mientras no estoy. Suele brincarse las comidas.

— ¡Mo Ran!— exclamó Shang QingHua.

Mo Ran le sacó la lengua de forma juguetona y Mobei-Jun lo abrazó palmeando suavemente su cabeza.

— Cuidaré de él— dijo—. No te metas en problemas.

— No lo haré.

Shang QingHua y Mobei-Jun se alejaron, y Mo Ran se despidió de ellos antes de irse junto a Xue ZhengYong para que se le asignara una habitación.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora