++ Cuarenta y dos ++

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Esa misma noche, Mo Ran y Chu WanNing descubrieron qué había salido mal.

Ambos se habían quedado en el lugar. Mo Ran había conseguido un pequeño pastel obsequiado por el hijo de Chu Xun, Chu Lan, y luego de conseguir comida se dirigieron a buscar un lugar para dormir. El joven había juntado un poco de paja, por lo que la extendió toda en su pequeño espacio y recostó allí a Chu WanNing mientras él se acostaba en el piso a un lado suyo.

— Mira eso. Este reino ilusorio está tan bien construido que incluso puedo ver las rajas de madera del techo. 

— La tribu emplumada ha vivido mucho tiempo, así que conocen muchos trucos— dijo Chu WanNing secamente. 

— Oye, eres muy seco para ser un niño— dijo Mo Ran—. Y muy serio, si sigues así vas a terminar como Shizun… aunque Shizun me va a tener a mí. Así que seguro podrás tener a alguien cuando crezcas.

Chu WanNing sintió el deseo de convocar a TianWen, pero Mo Ran se volteó rápidamente hacia él y le tendió un pastelito.

— El hijo de Chu-gongzi me lo dio— dijo—. Y ahora yo te lo doy a tí, pruébalo.

Chu WanNing tomó el pastel comiendo un bocado y sonrió complacido.

— Es muy dulce, como los bocadillos de Lin-An.

— Bueno, estamos en Lin-An, es comprensible. 

El niño comió otro bocado, feliz, pero luego esa felicidad se desvaneció cuando se dio cuenta de que eso no estaba bien. Chu WanNing dejó el pastel a un lado y tomando un pequeño cuchillo se hizo un corte en el brazo, la sangre fluyó de la herida y lo más preocupante era que realmente sintió el dolor en su brazo.

La boca se le secó y el sabor dulce del postre se agrió.

— Espera, ¿qué haces?— preguntó Mo Ran con preocupación tomando su brazo para limpiar la herida. 

— ¿No lo ves?— preguntó a su vez Chu WanNing—. Esto es una ilusión, el pastel no debería saber a nada y la herida no debió sangrar.

— La ilusión se volvió real— dijo Mo Ran en un susurro—. Xia-shidi, te contaré otro secreto. 

Mo Ran apoyó las yemas de los dedos en la herida del niño usando magia de hielo para congelar la sangre y evitar que saliera más.

— Mi otro padre es el rey del hielo del Norte— dijo—. Te lo digo por si necesito usar magia de hielo para defendernos. No le digas a papá que te dije. 

Chu WanNing se quedó en silencio sin saber qué decir. Lo sabía, claro, desde que Mo Ran volvió al pico SiSheng tras haberle sido extraída la flor del odio, pero nunca esperó que lo dijera tan abiertamente. El silencio que se había instalado se rompió repentinamente por un grito lastimero que acabó con la quietud del lugar.

— ¡Por favor! ¡Esperen a que el gongzi vuelva!

Ambos se pusieron en pie para ver lo qué pasaba. Xiao Man estaba frente a los aldeanos de la ciudad protegiendo el cadáver de su padre, al que había traído inopinadamente. Uno de los guardias le gritó airadamente:

— ¿Quieres que nos maten a todos? Su cuerpo se levantará y nos comerá. ¡Deshazte de él!

— ¡Es mi padre! ¡No lo voy a abandonar! ¡Quiero enterrarlo adecuadamente!

— No puedo correr el riesgo de que se levante. ¡Guardias!

Mo Ran supo qué es lo que iban a hacer, y una extraña amargura recorrió su cuerpo al ver cómo el joven y el cuerpo eran llevados fuera de la vista de la gente. Recordó aquel momento en su infancia cuando salía de la secta RuFeng arrastrando el cadáver de su madre, soportando quejas y reclamos, obligado a disculparse con una sonrisa por las molestias mientras él estaba solo y desamparado, sin nadie que lo ayudara. Mo Ran no pudo evitar preguntarse qué habría sido de él si Shang QingHua no se hubiera compadecido de él, ¿habría terminado igual que este Xiao Man?

— Mo Ran.

Chu WanNing le tomó la mano, viendo su semblante abatido, y dijo:

— Todo esto ya pasó. Recuerda. 

Mo Ran asintió, con la mirada ausente, y dijo:

— Creo que debemos vigilarlo. A Xiao Man.

— Coincido— dijo Chu WanNing—. Es probable que él haga algo en venganza por lo sucedido con su padre.

Sin embargo, ninguno de ellos podría imaginarse hasta donde llegaría el alcance de este hombre por venganza.

❁❁❁❁❁

La experiencia nos dice que preparemos los pañuelos.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora