++ Ciento cinco ++

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Chu WanNing fue el primero en entrar. La plataforma estaba abierta, la luna brillaba en el cielo y en el medio de la misma se encontraba Xu ShuangLin, sentado con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, como si estuviera sumido en una profunda meditación. El lado derecho de su cuerpo estaba podrido, supurando pus, sangre y agua negra, con cinco espíritus feroces a su alrededor. Detrás de él había una gran nube de humo que giraba y se retorcía sobre sí mismo una y otra vez.

—Esto... ¿es la técnica del alma Wu? —inquirió Huang XiaoYue, sorprendido.

—¿Qué es la técnica del alma Wu? —preguntó alguien.

Mo Ran, Xue Meng y Feng Shiyao se habían acercado a Chu WanNing, quién explicó:

—La técnica del alma Wu es dedicar el alma al dios Wu, hacer un contrato con él, jurar que al momento de morir su alma sería desgarrada por el dios Wu y se convertirá en un sacrificio.

—¿Por qué alguien haría algo así? —preguntó Xue Meng con asombro.

—Porque no es lo suficientemente inteligente —respondió Chu WanNing—. Esta es una forma de aumentar el poder de una persona: ofrendó su alma a la divinidad, que le prestó su fuerza.

Repentinamente, Xu ShuangLin abrió los ojos, provocando que todos los presentes dieran un paso atrás, sonrió y dijo con indiferencia:

—Caballeros. Todavía están buscándome.

Con la misma sonrisa, recorrió el lugar con la mirada y su expresión maliciosa se congeló, siendo sustituida por una de alarma.

—¿Dónde está Ye WangXi? —preguntó—. ¿Qué le hicieron?

—¿Todavía tienes el descaro de mencionar su nombre? —increpó Xue Meng con furia—. ¿Qué cara tienes para extrañar a Ye WangXi, desalmado de carne y hueso?

—¿Extrañarla? —algo parecido al espanto cruzó el rostro deforme de Xu ShuangLin—. ¿Cómo podría extrañarla?

—¿Por qué le das tiempo? —inquirió Jiang Xi—. Hay que acabarlo ya.

Sin embargo, antes de que pudiera atacarlo, una sombra oscura le cerró el paso. Jiang Xi miró a Mo Ran con curiosidad y preguntó:

—¿Por qué el maestro Mo me detiene?

—Tengo algo que preguntarle —dijo Mo Ran con frialdad. El joven volteó hacia el mayor y preguntó sin expresión de duda—. ¿Dónde están tus cómplices?

—Dijeron que eran mis socios —dijo Xu ShuangLin con sarcasmo—. Naturalmente, ellos saben que no los delataría.

—¿Qué te hace pensar que ellos te consideran un socio?

Xu ShuangLin miró a Mo Ran con atención, sonriendo al darse cuenta del brusco cambio de personalidad.

—Curioso —dijo—. Él dijo que algo como esto pasaría. Que tarde o temprano saldrías a tomar el control, porque todo esto se te haría completamente conocido. Aunque creí que asomarías la nariz cuando las serpientes emergieron, incluso mucho antes.

"Él lo sabe", pensaron Mo Xi y Mo Ran al mismo tiempo. Ni siquiera su propio padre lo sabía, ¿cómo lo había averiguado Xu ShuangLin? Mo Ran no tenía ni idea, pero Mo Xi tenía una leve sospecha al respecto. Decidiendo que lo averiguaría después, preguntó:

—¿Por qué esforzarse tanto en esto? ¿Tan grave es lo que has perdido que intentas desesperadamente recuperarlo?

—Hagamos un repaso de historia —replicó Xu ShuangLin a manera de respuesta—. ¿Qué fue lo que el noble Xihe-Jun hizo por la Bestia del Altar? ¿Qué fue lo que el mismo general Gu hizo para limpiar su propio nombre? ¿Qué fue lo que hicieron contra el emperador de Chonghua?

—Esto no es lo mismo.

—No, no lo es. Entonces... ¿qué debí hacer yo, cuando mi hermano robó mis méritos y los hizo pasar como propios con ayuda de otros? ¿Qué esperabas que hiciera?

Mo Ran susurró algo en su interior, y Mo Xi se aferró a esa cuerda, tirando para desequilibrar a Xu ShuangLin.

—Todo esto es para recuperar a Luo FengHua —dijo—. Por eso criaste a Ye WangXi para que fuera parecida a él. No tenías forma de recuperarlo, así que intentaste emularlo a través de ella.

—¡Cállate! —gritó Xu ShuangLin acercándose al joven de negro—. No...

—Creíste conformarte con eso hasta que ellos vinieron, diciéndote cómo podrías tenerlo de vuelta... pero para eso debías sacrificar a tu hija adoptiva. Por eso la querías aquí.

De repente, el humo detrás de Xu ShuangLin se volvió de color blanco, y una figura fantasmal comenzó a emerger de ella.

—¡Formación del Alma del Cadáver!

El grito de Hua BiNan resonó en el aire, provocando una actividad frenética. Jiang Xi fue el primero que se movió con rapidez, desplegando su espada para detener la formación y fue detenido por Xu ShuangLin.

—Esto es lo que he estado esperando durante toda mi vida. ¡No te atrevas a acercarte!

Ambos se batieron a duelo, uno intentaba destruir la formación mientras el otro la defendía.

—¿Lo que quieres es que luchemos hasta la muerte? —inquirió Jiang Xi con furia—. Ya estás cubierto de heridas, ¿qué puedes hacer si te conviertes en un Demonio Cadáver?

—¿De qué estás hablando?

—Esto no es una formación de cadáveres —dijo Feng Shiyao de repente.

La figura fantasmal tomó una forma más corporéa, y Xu ShuangLin se acercó a éste trastabillando, con una emoción palpable, mientras caía de rodillas ante aquella figura.

—Shizun... —dijo con anhelo.

¡Aquella figura era Luo FengHua! El maestro de los hermanos NanGong, que durante un corto periodo de tiempo fue líder de la secta RuFeng, que había sido asesinado por NanGong Liu. ¿Cómo podía ser eso posible? Aquello, sin embargo, duró muy poco: una flecha llena de energía surcó el aire, atravesando a la figura que se mantenía viva por el núcleo espiritual fantasma que había obtenido, el cual se había roto por el impacto. Ningún esfuerzo fue suficiente: el cuerpo de Luo FengHua se desvaneció ante los ojos de Xu ShuangLin de manera irreparable.

Todos estos años, toda esta conspiración... por nada.

Luo FengHua no volvería. Y al final, Xu ShuangLin decidió sacrificar su propia vida, aún sabiendo que no volverían a reunirse. La historia sangrienta de la secta RuFeng moriría con él.

Sin embargo, este no era el final del camino.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora