++ Setenta y seis ++

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Xu ShuangLin y NanGong Si estaban atónitos, por lo que ninguno de ellos dijo nada. Gu Mang suspiró negando con la cabeza y dijo:

— Me lo temía. Dejen que les ayude un poco. ¿Recuerdan la reunión que tuvieron días antes de la boda que se acaba de interrumpir? Justamente estaban afinando los últimos detalles de esta… cosa.

— Por supuesto— dijo Xu ShuangLin, recuperándose rápidamente—. Si el general Gu desea saber, le explicaré.

Tras decir esto, Xu ShuangLin llevó a cabo un hechizo que permitió a los presentes ver sus recuerdos. Sin embargo, para sorpresa de los presentes había una tercera persona con ellos: la maestra del palacio Huan Hua.

— ¿Cómo que el núcleo dorado de Luo BingHe no les sirve?— dijo—. ¿Entonces van a traerlos aquí para nada?

— Estimada maestra del palacio, no se altere— dijo NanGong Liu con voz suave y dulce—. Si las cosas salen mal, necesitaremos un chivo expiatorio. Usted obtendrá su justa venganza.

Xu ShuangLin estaba detrás de ellos, arrojando las armas divinas robadas por Mo Nian para la matriz. La maestra del palacio Huan Hua miró hacia la formación y dijo:

— Creí que tenían materiales humanos para esa matriz. 

— Esto servirá bien— dijo Xu ShuangLin sin una pizca de simpatía.

— Ahora que lo recuerdo, cuatro de los discípulos del anciano YuHeng servirían para esto, ¿no?

— Al igual que su discípulo, mi señora.

Xu ShuangLin ladeó la cabeza mirándolos con una sonrisa siniestra.

— Si yo estuviera dispuesto a renunciar a Ye WangXi, ¿ustedes dejarían ir a NanGong Si y a Jian Jun Qing?

— Los accidentes pasan— dijo NanGong Si.

— Claro, claro.

— Si-er decidió no volver cuando se lo pedí, ¿qué me importan su vida y su muerte?

Por su parte, la maestra del palacio dijo encogiéndose de hombros:

— Jun Qing es solo un huérfano acogido por mi palacio. A nadie le importa si no vuelve a ser visto nunca más.

La expresión de Gu Mang se volvió escalofriante y fría al escuchar esto. La escena se diluyó mostrando a un NanGong Liu más joven, con Xu ShuangLin a su lado y el cuerpo de un hombre tendido a sus pies. Al verlo hubo una serie de exclamaciones ahogadas de sorpresa alguien dijo:

— Ese es Luo FengHua.

Luo FengHua, el maestro de NanGong Liu y su hermano NanGong Xu, el que había sido líder de la secta RuFeng por dos años tras expulsar a su alumno malvado; había sido asesinado. Las personas vieron como NanGong Liu comenzaba a sufrir por una maldición y como, por consejo de Xu ShuangLin, cortaba en trozos el cuerpo de Luo FengHua, todo con tal de destinarlo al inframundo para obtener su núcleo espiritual tiempo después.

— Pero eso no es todo, ¿verdad?

Xu ShuangLin fue tomado por sorpresa cuando la suona volvió a sonar conjurando una imagen: el jardín de flores de melocotón.

— Dieciocho es la única persona original aquí— dijo Xu ShuangLin entregando unas ramas del árbol sagrado disfrazadas como el arma JianGui—. Gracias a usted no se ha dado cuenta de nada, pero es cuestión de tiempo para que lo haga. 

— Me encargaré de ella— dijo Linguang-Jun tomando las ramas—. ¿Está seguro de poder mantener el reino ilusorio?

— Por supuesto. Mientras pueda atrapar a Mo Ran y a ese pequeño shidi…

La ilusión se rompió con el grito apurado de alguien.

— ¡Fuego de tribulación!

Había un gran incendio en el bosque producido por la grieta y de inmediato la gente comenzó a correr tratando de ponerse a salvo. Mo Ran, que había presenciado todo en silencio, miró a Xu ShuangLin y preguntó:

— ¿Vas a destruir la secta RuFeng?

— Ya destruí mi casa, de todos modos— dijo Xu ShuangLin quitándose el rostro, que era una máscara de piel, dejando al descubierto una cara severamente lacerada. 

¡Xu ShuangLin en realidad era NanGong Xu!

— Pequeña Yezi, ¿no vas a venir conmigo?— dijo mirando a Ye WangXi.

La muchacha le sostuvo la mirada, pero no se movió. Lentamente dio un paso atrás mientras negaba con la cabeza.

— Pido perdón a Yifu— dijo—. Pero no puedo seguirlo más.

Xu ShuangLin soltó una aterradora carcajada y se abalanzó sobre el cadáver carcomido obteniendo su núcleo espiritual, con la misma rapidez tomó a NanGong Liu y su arma sagrada y desapareció en un santiamén. Un aura de hielo se esparció por el lugar protegiendo a los presentes del fuego y Mobei-Jun se acercó a Shang QingHua. Luo BingHe y Shen QingQiu venían a su lado, con las armas en alto.

— Esto fue una trampa— dijo Mobei-Jun—. Vamos.

— Hay que sacar a la gente de aquí — dijo Shen QingQiu.

Poco a poco el lugar se fue vaciando. Mo Ran vio a Chu WanNing alejarse hacia la grieta para cerrarla, y mirando a sus padres dijo:

— Voy con Shizun. 

— Vamos contigo— dijo Xue Meng.

Feng Shiyao y Jian Jun Qing se ofrecieron a ayudar, pero en ese momento Gu Mang se acercó a ellos y los tomó del brazo a cada uno impidiendo su avance. Ambos voltearon a verlo sorprendidos y dijeron al mismo tiempo:

— ¿Baba?

— A-Qing, YaoYao, han jugado mucho tiempo afuera— dijo Gu Mang—. Es hora de que vuelvan a casa. Mo-zongzhi, cuídese. Volveremos a vernos.

Y sin darles tiempo a responder, Gu Mang se fue llevando a los jóvenes consigo. Chu WanNing aterrizó a su lado tras sellar la grieta y negó con la cabeza.

— Aún hay muchas personas atrapadas en el incendio— dijo—. Tenemos que ayudarles. 

Con su indicación, los discípulos se alejaron de allí.

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Mini teatro random:

Mo Xi: ¿Cómo que tenemos hijos?
Gu Mang: Esto es lo que pasa cuando me dejas solo tanto tiempo, adopto niños.

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