++ Diecinueve ++

346 75 7
                                    

Luo BingHe ladeó la cabeza viendo cocinar a Mo Ran, pensativo. El joven le había escrito preguntándole si podría enseñarle a hacer comidas dulces para su Shizun, pero en cuanto le mencionó el tema el chico frunció el ceño y dijo:

— ¿Por qué me molestaría en cocinarle algo a ese demonio de vestiduras blancas? Mejor quiero aprender a hacer cosas picantes para mi Shige. ¿Puede tío Luo enseñarme? Quiero hacer algo que a Shi Mei le encante.

Lo primero que pensó el señor demonio fue que se había desencantado de su maestro para obsesionarse con ese tal Shi Mei, algo que podría ser comprensible de no ser por la discreta energía demoníaca que emanaba de su pecho y que a Luo BingHe le recordaba vagamente a la energía emitida por Xin Mo. Por su parte, Mo Ran estaba demasiado ocupado haciendo unos wontons picantes, pensando en lo mucho que impresionaría a Shi Mei cuando se los llevara. Estaba seguro de que le encantaría probarlos, y tal vez pudiera decirle más adelante que era un príncipe demonio, ¡incluso podría llevarlo a la tierra del norte! Presentaría a Shi Mei así como Mobei-Jun había presentado a Shang QingHua y todos los demonios tendrían que respetar a Shi Mei como a Shang QingHua. Tal vez, si las cosas salían bien…

Un repentino dolor de cabeza acometió a Mo Ran, que cerró los ojos con fuerza masajeando sus sienes.

— Creo que deberías descansar— dijo Luo BingHe—. Yo vigilaré la comida.
— No, no. Estoy bien— replicó Mo Ran.

La verdad era que no confiaba del todo en Luo BingHe. Se trataba del jefe de su padre, sí, pero no olvidaba las veces que lo había despreciado solo por la atención que Shen QingQiu le daba. ¡Quien quisiera estar con él! ¿Y si le hacía algo a la comida mientras él dormía para sabotearlo? No podía permitirlo, para nada. Quería hacer un bonito presente para Shi Mei y nada lo iba a arruinar, por lo que no durmió hasta que terminó la comida y bebió un poco de té con Luo BingHe.

En cuanto el joven cayó rendido, Shen QingQiu, Shang QingHua y Mobei-Jun entraron a la sala. De inmediato el demonio de hielo se acercó a su hijo revisando su pulso.

— No creo que haya sido poseído— dijo Luo BingHe—. Hay algo bloqueando su memoria y no existe ningún fantasma capaz de hacer eso.
— Hay algo raro en él, sin duda, pero no es un demonio— dijo Mobei-Jun, alejándose—. Sea lo que sea, lo está envenenando con odio. 
— ¿Qué vamos a hacer?— inquirió Shang QingHua retorciéndose las manos con nerviosismo.

Luo BingHe volteó hacia el dormido Mo Ran. Sabía que su Shizun quería protegerlo, y cuando entendió por qué decidió apoyarlo. Además, él veía a Mobei-Jun como un amigo y tenía que admitir que adoraba a Mo Ran, no podía dejar que nada lo dañara de ese modo.

— Tal vez… pueda intentar atacar lo que sea que tenga desde su paisaje onírico— sugirió—. Incluso podría tratar de retirar el bloqueo mental desde allí, y si no resulta Shizun puede usar los talismanes restauradores de memoria que desarrolló en nuestro último viaje. 
— Podría resultar— dijo Shen QingQiu.
— Entonces iremos al pico SiSheng de inmediato— dijo Shang QingHua, lo que provocó que Shen QingQiu le diera un golpe con su abanico.
— Todavía no podemos. Debe ser totalmente sorpresa para él, por si hubo un atacante externo.

Shang QingHua entendió rápidamente qué quería decir. Existía la sospecha de que había un traidor y éste se encontraba detrás de la liberación de Linguang-Jun, por lo que existía la posibilidad de que esta misma persona estuviera detrás de lo sucedido con Mo Ran. Si ese era el caso, lo mejor era que nadie sospechara nada para atraparlo in fraganti antes de que pudiera escapar.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora