++ Treinta ++

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"Mo WeiYu, puedo darte lo que deseas"

"Tu Shizun será solo tuyo para que lo hagas como quieras, no podrá rechazar tus avances"

"El mundo del cultivo estará a tus pies y ya no tendrás que ocultarte"

— Lo que sea que escuchen, no le hagan caso— dijo Chu WanNing—. Es la técnica de Tentación de ZhaiXin Liu, si se detienen morirán.

Mo Ran se mordió el labio inferior, ahuyentando el deseo que sentía con su dolor. Tal vez de ese modo se distraería de la molesta voz en su cabeza y pensaría en otras cosas. Sin embargo, las palabras insidiosas seguían arrastrándose en su mente, con promesas imposibles que brotaban desde el fondo de su corazón. 

— ¡Cállense!— gritó Xue Meng—. Mierda, son tan ruidosas. 

Los ríos de lava provenientes de la fragua en la que el espíritu del árbol estaba atrapado se acercaban velozmente, por más que corrieran la velocidad de aquel magma era cada vez mayor.

— Shizun, por allá— dijo Ye WangXi señalando una pendiente que subía a pocos metros de distancia.

— Sujeténse— indicó Chu WanNing tomando a Ye WangXi de la mano.

Xue Meng, que era el más cercano a ella, le tomó la otra mano y NanGong Si sujetó a Xue Meng, Mo Ran tomó a NanGong Si cerrando de ese modo la formación y Chu WanNing usó a TianWen para arrastrarlos a todos hacia aquel camino. Las ramas que volaban hacia ellos, al notar esto, se abalanzaron sobre ellos pero Mo Ran convocó a JianGui y usó su arma como escudo hasta que llegaron a tierra firme. Apenas habían podido dar un respiro de alivio cuando una enredadera se enroscó en el tobillo de NanGong Si y jaló hacia abajo, Mo Ran y Xue Meng lo sujetaron con fuerza y Ye WangXi usó su espada para cortar las ramas.

— Creo que me lastimé— dijo NanGong Si sujetando su tobillo.

Cientos de enredaderas más se abalanzaron contra ellos, pero en ese momento Qilin apareció saltando hacia ellas, rompiéndolas de un golpe. Pixiu trotó hacia ellos con el cuerpo severamente lastimado y se colocó al lado de NanGong Si.

— Sube— dijo—. Los llevaré a la salida.

— Pero…

La mirada de Xue Meng se dirigió a Qilin, que estaba enfrascado en una batalla con aquellas ramas asesinas. La bestia divina volteó hacia el joven y solo dijo:

— Estaré bien. Joven maestro, vaya y hágale honor a mi arma usándola para la justicia.

— Así lo haré— dijo Xue Meng con decisión y el grupo se fue. 

Pixiu los guió hasta la ciudad principal, hecha trizas, donde una horda de piezas de Ajedrez Zhenlong esperaba para impedirles el escape. Su única oportunidad era ir hacia arriba atravesando la superficie del lago, pero no tenían forma de llegar hasta allá. O eso creyeron hasta que Shang Yang apareció. Su pata se aferró al brazo extendido de Chu WanNing mientras cargaba en su espalda a NanGong Si, en ese momento Pixiu arremetió contra los habitantes poseídos que cebaron su atención en él. De nueva cuenta, Mo Ran, Xue Meng y Ye WangXi se sujetaron a Chu WanNing mientras ascendían. El ambiente a su alrededor comenzó a ser más caluroso al punto de volverse insoportable, Shang Yang usó parte de su energía espiritual para mantenerlos a todos apartados del calor y finalmente lograron llegar a la superficie, la bestia divina usó el resto de su poder para fragmentar el hielo y soltó a los humanos que llevaba en su pata antes de que el agua explotará, arrastrando consigo a Shang Yang en un desastre que culminó con un derrumbe. Chu WanNing y sus cuatro estudiantes terminaron en la nieve, a salvo de aquella hecatombe, en un silencio impactado mientras asimilaban lo que había sucedido.

Finalmente, luego de un tiempo, Chu WanNing se levantó sacudiendo su túnica y dijo en voz baja:

— Hay que volver. Debemos atender a NanGong Si.

"Tenemos que atenderlo a usted también", pensó Mo Ran con la mirada fija en el hombro sangriento de su maestro, pero no dijo nada y bajaron de la montaña en silencio.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora