Cincuenta y seis

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Los discípulos de An Ding lanzaron exclamaciones ahogadas de sorpresa cuando vieron a los visitantes acercarse en fila india. Quien iba a la cabeza era un hombre vestido de blanco, seguido por un muchacho de armadura azul, una chica de negro, un muchacho de rojo y una chica enmascarada de verde. El primero en reconocerlos fue Li Mingzhe, que corrió hacia el despacho principal de la cumbre y gritó:

— ¡Tu maestro está aquí!

Mo Ran dejó los papeles que estaba revisando y se puso de pie rápidamente corriendo detrás de Li Mingzhe, deteniéndose abruptamente frente a Chu WanNing. El impulso de abrazarlo y ageadecerle por finalmente estar ahí se apoderó de Mo Ran, pero el joven se contuvo y juntó las manos en un saludo diciendo:

— El discípulo Mo Ran saluda a Shizun.

Chu WanNing dudó un segundo, pero después extendió la mano y la puso en la cabeza de Mo Ran.

— Disculpa la tardanza— dijo—. Este maestro tenía algunas cosas que arreglar.

Resultó que luego de cerrar la grieta celestial en aquella ocasión, Chu WanNing tuvo que lidiar aún con algunos demonios que no habían podido ser vencidos por otros cultivadores, por lo que luego de deshacerse de ellos y buscar a sus discípulos tuvo que volver al pico SiSheng para que sus heridas fueran atendidas. Y después tuvo que lidiar con gente que se le ocurrió reclamar por haber acogido a un demonio como discípulo, así como se le reclamó al pico SiSheng por aceptar a un demonio de la montaña Cang Qiong. Claro que los reclamos cesaron cuando la montaña Cang Qiong metió las manos al fuego por él.

— Lo siento— dijo Mo Ran—. No quería causar problemas.
— Perro tonto— escupió Xue Meng—. ¿No pudiste decirnos a nosotros? Espera, ¿por qué no usaste ese poder para enfrentar a ese demonio que nos atacó?

El joven corrió hacia Mo Ran dándole un puñetazo amistoso en el brazo.

— Supongo que no podía decirlo— dijo Ye WangXi acercándose.
— Tomando en cuenta el caos que se hizo después es comprensible— dijo NanGong Si.

Mo Ran suspiró de alivio al ver que sus compañeros no lo rechazaban.  Chu WanNing dejó a sus discípulos convivir tranquilamente antes de decir:

— Despidánse. Deben ir a sus cumbres.
— ¿Eh?— dijo Mo Ran.
— Tengo que investigar quién está detrás de esto— dijo Chu WanNing—. Así que el gran señor hizo una petición para que la montaña Cang Qiong acepte a mis discípulos y yo vendré cada dos meses para probar sus conocimientos.

Mo Ran los miró con la boca abierta y después sonrió.

— ¡Eso es genial! Pero vengan a visitarme de vez en cuando. ¿A dónde van a ir?
— La cumbre Qing Jing— dijo NanGong Si.
— La cumbre Qian Cao— dijo Feng Shiyao.
— La cumbre Bai Zhan— dijo Xue Meng con orgullo, señalando a Ye WangXi—. Y ella viene conmigo.

Li Mingzhe se acercó a Mo Ran con un pergamino y dijo:

— Hay un pedido de la cumbre Qing Jing.
— Está bien, me hago cargo— dijo Mo Ran tomando el pergamino.
— Vamos— dijo Chu WanNing.

Mo Ran ya se había metido en su trabajo, por lo que no notó la forma en que Chu WanNing lo miraba, como si le costara tener que separarse de él, para finalmente sacudir la cabeza y alejarse. Todavía tenía que llevar a sus discípulos a sus respectivas cumbres.

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Shen QingQiu recibió a NanGong Si con los brazos abiertos, y de inmediato lo llevó con el resto de discípulos para que se familiarizara con el ambiente de la cumbre.

— No se preocupe, su discípulo estará bien— dijo Shen QingQiu, preguntándose internamente porque el sistema tenía interés en que lo entrenara para que fuera estratega.

Por su parte, Liu QingGe recibió a Xue Meng y Ye WangXi enviándolos a entrenar rápidamente con sus discípulos.

— Van a estar bien. En Bai Zhan no aceptamos debiluchos así que esto será pan comido para ellos.

Finalmente, Feng Shiyao fue recibida por Mu QingFang y la dejó a cargo de su discípulo principal para que se familizara con su entorno. Chu WanNing espero a que el sanador se desocupara y preguntó:

— ¿Cómo está?
— Aún sigue estable— dijo Mu QingFang, sabiendo que se refería a Shang QingHua—. Su estado aún no ha cambiado, pero al menos no está en estado grave así que puedo estar seguro de que va a salvarse.

Chu WanNing no dijo nada más, y Mu QingFang decidió tentar su suerte diciendo con tacto:

— Anciano YuHeng, tengo entendido que fue afectado por la savia del árbol Zhaixin Liu.
— ¿Tiene algún antídoto para eso?— preguntó Chu WanNing.
— No, pero podría crear uno— dijo Mu QingFang—. He estado trabajando en una píldora capaz de tratar heridas de gravedad y encantamientos de todo tipo, entre ellos el que le afecta a usted, pero me falta un solo ingrediente.
— ¿Cuál es?
— Fragancia de Tapir. Traté de conseguir las cinco botellas que se habían subastado en la isla LinLing pero al final alguien más las consiguió.

Chu WanNing lo miró en silencio y de su manga sacó una bolsa Qiankun, metió la mano y sacó una botella de Fragancia de Tapir.

— ¿Con esto le alcanzará?— preguntó.

Mu QingFang asintió sin decir nada, procesando el hecho de que había estado pujando en la subasta contra Chu WanNing.

— Si logra crear la medicina que me dice, le daré el resto de las botellas. Una píldora tan potente debe ser distribuida para ayudar a las personas— dijo Chu WanNing.
— Tendré unas píldoras listas para cuando regrese— dijo Mu QingFang.

Chu WanNing asintió y se fue.

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