++ Ochenta y cinco ++

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— ¿Cómo que no puedes reencarnar?

La expresión de Gu Mang oscilaba entre la tristeza y la rabia mientras Mo Xi le dirigía una mirada furiosa a Murong Lian, que se mantenía al margen de la conversión. ¡Esto no estaría pasando de no ser por él y su gran boca!

— Entiendo que no me lo hayas dicho en aquel entonces— dijo Gu Mang—. Supongo que me lo merezco por todo lo que te oculté. Pero ahora… ¿Por qué no me lo dijiste ahora?

— ¿Habría cambiado en algo?— preguntó Mo Xi en voz baja—. Además…

— ¿Además, qué? No te atrevas a decir que en mi otra vida no te recordaría, Mo Xi. ¡No te atrevas!

Ambos permanecieron en silencio aunque supieran que esa era una verdad ineludible: una vez que bebieran la sopa de Meng Po, sus recuerdos se desvanecerían para renacer en una nueva vida. Una donde Gu Mang no tendría a Mo Xi consigo. 

— Me niego.

Mo Xi y Murong Lian observaron a Gu Mang, que cerró los puños con determinación mirando al frente con desafío.

— Me niego a aceptarlo— dijo, acercándose a Mo Xi para poner un dedo sobre su pecho—. Voy a encontrar un modo de hacer que reencarnes conmigo y enlazaremos todas nuestras vidas. 

— Gu Mang…— dijo Mo Xi.

Murong Lian se acercó interviniendo por primera vez diciendo algo que los sorprendió:

— Te alegrará saber que encontré una pista que podría llevarte por ese camino.

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Mo Ran abrió los ojos mirando un techo desconocido y recordó que se había quedado a dormir con sus padres. Shang QingHua estaba a su derecha y Mobei-Jun estaba a su izquierda, ambos con un brazo rodeando al muchacho como solían hacer cuando él era más pequeño. Ahogando un bostezo, Mo Ran se acurrucó en su lugar sin ninguna vergüenza disfrutando la calidez del momento y cerró los ojos nuevamente buscando dormir un poco más.

Por desgracia para él, su mente estaba activa impidiendo su propósito.

Lo primero que hizo fue pensar en el sueño que acababa de tener y se preguntó porque Mo Xi no podía reencarnar. Eso claramente había sido resuelto porque el general Mo había reencarnado en él y le estaba ocasionando problemas de vez en cuando pero no dejaba de pensar en qué habría pasado con él que habría sido un impedimento para su reencarnación.

Lo segundo que hizo fue procesar todo lo que Shang QingHua le había dicho y se preocupó. ¿Cómo sabía papá tal cantidad de cosas? Incluso padre, que es un demonio celestial, se preocupó por él. Mo Ran no podía evitar pensar que eso terminaría por traerle problemas a largo plazo si llegaba a saberse esto, por lo que rogó interiormente que no fuera así, que no pasara nada y no tuviera que usar ese conocimiento terrible. Cuando finalmente pudo ponerse de pie, desayunó con sus padres y se fue corriendo para ponerse al día con sus deberes en el pico, ya que era su responsabilidad organizar los horarios de sus compañeros para los días en que debían quedarse al lado de su Shizun. Estaba en eso cuando Xue Meng se acercó a él diciendo:

— Tendré que intercambiarte de lugar. No te molesta, ¿verdad?

— Depende— dijo Mo Ran con una sonrisa pícara—. Si piensas fugarte para buscar a Feng Shiyao…

Xue Meng le pegó un puñetazo a Mo Ran y éste se alejó sin dejar de burlarse de él.

— Aiyo, que shixiong tan feroz tengo— dijo—. Tan feroz que se molesta cuando le mencionan a su amada.

— ¡Deja de decir estupideces!— exclamó Xue Meng—. Ojala fuera para buscar a Shiyao, pero no. Alguien vio a Mo Nian en las inmediaciones de la cresta Maigu y tengo que investigar. ¿Te suena ese nombre?

— Se supone que había una montaña y colapsó con la última apertura del Abismo Sin Fin— dijo Mo Ran—. No debería haber nada ahí. ¿Qué hará Mo Nian allí?

— Ocultarse como el perro ingrato que es — dijo Xue Meng—. ¿No es obvio? Como sea, debo ir a investigar y si puedo, lo atraparé. 

— Buena suerte con ello.

Así que Mo Ran pasó el resto del día más animado con la idea de poder estar cerca de Chu WanNing para cuidarlo. Ahora que lo pensaba, había una gran cantidad de energía en su residencia, tal vez pudiera lograr un estado de consciencia en el que pudiera encontrarse con Mo Xi frente a frente. 

Era una buena idea. En su cabeza, al menos.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora