++ Veintiséis ++

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Shang QingHua recordaba la ciudad que se encontraba al pie del pico XuYing. Era un sitio pequeño, pero rico y bullicioso donde incluso las personas comunes tenían la oportunidad de tener una buena vida así fueran simples panaderos. El señor de cumbre había pasado por allí cuando la caravana liderada por Yue QingYuan se dirigía a la secta RuFeng para encontrarse por primera vez con NanGong Liu, de modo que cuando se enteró de que su hijo iba a ir a ese lugar reunió todos sus recuerdos y le platicó a su solecito sobre esa ciudad llena de pavos reales.

Por el contrario, Mobei-Jun se limitó a escuchar y preguntó:

— ¿Por qué Chu WanNing va a llevarte allí?

— En la cima del pico XuYing se encuentra un lago— dijo Mo Ran—. Shizun va a llevarnos ahí para tener un arma sagrada, él cree que estamos listos para probar nuestro poder en el lago y obtener un arma piadosa como TianWen.

Mobei-Jun arqueó una ceja y Shang QingHua soltó una risa burlona y nerviosa. Ambos habían visto a TianWen en acción en diferentes ocasiones y estaban de acuerdo en que esa cosa era todo, menos piadosa. Además, si Shang QingHua daba crédito a las palabras de Shen QingQiu, esa rama de sauce era capaz de abrirte la cara si llegabas a cruzarte en su camino mientras azotaba algo o a alguien así que, para el venerable Avión-juju ese pedazo de árbol no podía ser piadoso. Nope.

Sin embargo, el hecho de saber que su hijo iba allí para conseguir un arma fue suficiente para que ambos se calmaran y estuvieran tranquilos, por lo que al finalizar el viaje dejaron a su hijo en el pico SiSheng antes de retirarse a la tierra helada del norte. Mo Ran no tuvo tiempo de descansar debidamente del viaje cuando al día siguiente Chu WanNing salió del pico llevando a sus cuatro discípulos consigo. Luego de días de viaje el pequeño grupo llegó a la ciudad Dai, dónde descansarían antes de viajar al pico.

Para sorpresa de los cuatro discípulos, Chu WanNing se colocó una delgada máscara de plata mientras el carruaje seguía su camino, para después colocar sombreros de bambú con cortinas largas sobre las cabezas de Ye WangXi y NanGong Si para mantenerlos ocultos.

— Estamos en las inmediaciones de la secta RuFeng— dijo Chu WanNing ante la pregunta muda de Mo Ran y Xue Meng—. Desconozco si NanGong Liu dejó de buscarlos, pero es mejor prevenir para estar seguros.

— Pero, Shizun, tú...— dijo Ye WangXi con duda.

— Yo simplemente deseo no ser molestado— replicó Chu WanNing—. Descansaremos aquí y subiremos al pico mañana.

El carruaje no se detuvo hasta llegar a una posada, donde Chu WanNing alquiló tres habitaciones: una que compartirían Mo Ran y Xue Meng, una que compartirían Ye WangXi y NanGong Si y una donde dormiría Chu WanNing. No estaba mal, pensaba Mo Ran mientras se dirigía al cuarto con Xue Meng, no estaba nada mal; a él le agrada Xue Meng. En algunas ocasiones le recordaba a Ming Fan por ser tan pavo real, pero en realidad era una buena persona y desde que se conocieron tenían algo parecido a una relación estable unida por su admiración a su Shizun y su odio al insoportable de Mo Nian, pero... no era lo que tenía en mente.

Él en realidad quería dormir con Chu WanNing.

Mo Ran se sintió avergonzado de pensar de esa manera. Recordando el consejo de Luo BingHe enterró sus pensamientos en lo más profundo de su mente y se dedicó a teorizar junto a Xue Meng qué clase de arma sagrada les tocaría tener.

— Sería genial si pudiera tener una espada— dijo Xue Meng con emoción—. Así podré atravesar a ese demonio de hielo después de darle su merecido a Shi Mei.

— Shizun dijo que hay muchas criaturas en el lago JinCheng, bestias míticas que aparecerán y pedirán una cosa— dijo Mo Ran con gesto pensativo—. ¿Qué crees que nos pidan?

Esta pregunta menguó la emoción de Xue Meng.

— Espero que no sea algo demasiado desafiante— dijo.

— ¿Temes fallar la prueba?— preguntó Mo Ran con inocente burla.

— ¡Yo no dije eso!— se exaltó Xue Meng—. ¡Puedo hacer lo que sea que pidan! Es solo... ¿y si nos piden algo completamente imposible? Como la sangre de un demonio celestial o algo así.

— Inventas disparates.

Mo Ran se sintió inquieto, recordando que por sus venas corría la sangre de demonio celestial de Mobei-Jun y no pudo evitar pensar en qué pasaría si realmente tuviera que darle algo de su sangre a alguna bestia mítica. Eso no terminaría bien para él. Pero se preocuparía por eso mañana cuando estuviera en el lago.


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¿Qué dice el público? ¿Les damos armas sagradas a los cuatro o nel?

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora